En el año 2010 publiqué un artículo para un diario ya extinto titulado “La tormenta financiera perfecta”. Trece años después parece que se conjuran de nuevo los elementos; sólo que esta vez la virulencia de la tormenta amenaza con resultar

No se puede luchar contra la inflación inyectando liquidez en el sistema y, por lo que parece, no se puede devolver la confianza en el sistema financiero sin que los bancos centrales demuestren que están ahí para salvar a los depositantes