El lumbago le tiene fastidiado. No lo achaca al frío, sino a una mala postura. Luis Aragonés tiene ya 75 años, gastados en su mayoría en el fútbol profesional. Hasta hoy. Lleva casi cuatro esperando un nuevo puesto de trabajo, sonando de vez en cuando para dirigir a un equipo, descartando ofertas que no le convencen. Pero ya se para. Aprovecha la entrevista con 'VozPópuli' para oficializar que su carrera se terminó. Deja atrás un currículum mayúsculo en títulos y en simbología. Es el padre de La Roja y, pendiente de que el Cholo le supere, el dios del Atlético.