Se preguntaba el otro día un ujier del Congreso de los Diputados qué se nos había perdido en Davos, sede del World Economic Forum, y qué sentido tenía el esfuerzo desplegado por el gobierno en aras de lograr que acudi

Lo que no ofrece dudas es que su dinero, el que piensa ganar a partir de ahora (porque el que ha ganado en el pasado era más español que la tortilla de patata), no tiene patria de ninguna clase