Para acabar con la libertad no hacen falta grandes dictadores ni convulsiones políticas: basta con el avance del conformismo y la sumisión. Este domingo asistiremos a otro paso de este penoso proceso en el País Vasco, pero dejémoslo par

Que un mentiroso mienta, que un estafador estafe, que un tramposo haga trampas o que un delincuente veterano sienta inclinación por delinquir, es lo normal. Lo que ya resulta una anomalía dentro de una sociedad jactanciosa empieza cuando