El uso de las denominadas 'drogas inteligentes' se ha extendido en los últimos años entre trabajadores de profesiones altamente competitivas. Se trata de unos neuroestimulantes sobre los que, aunque al parecer no generan dependencia, aún no hay estudios que arrojen datos sobre las consecuencias de su uso continuado a medio o largo plazo.

"Polvo de ángel", "spice", "miau-miau" o simplemente sales de baño. Son sólo algunas de las comercializadas como "drogas emergentes". En 2012 se notificaron 73 sustancias de este tipo en Europa. No son ilegales pero la escasez de información científica las convierte en un desafío sin precedentes para la salud pública.