Morder y desgarrar era la técnica de los terópodos como el T. rex para devorar a sus presas. Sin embargo, no todos atacaban a las mismas: algunos se atrevían con las más grandes y luchadoras, mientras que otros se conformaban con las más pequeñas o blandas.

 Paleontólogos chinos descubren un pequeño dinosaurio con estructuras óseas similares a las de murciélagos y ardillas voladoras. El hallazgo apunta a que los antepasados de los pájaros ensayaron algunas soluciones distintas antes de desarrollar las alas con plumas.