Hay presuntos asesinos que no dejan pista a los investigadores y otros que se lo ponen algo más fácil. Este es el caso de David Knezevich, el presunto asesino de su expareja Ana María Henao, desaparecida en Madrid desde la noche del 2 de febrero de 2024. La Policía Nacional y el FBI se esmeran ahora en encontrar su cadáver en algún punto de Europa donde pudo ocultarlo el acusado del crimen, que será juzgado en Estados Unidos el próximo mes de junio.
Pese a que no se ha hallado el cuerpo de la empresaria, el FBI tiene muy atada la investigación gracias a las pistas que fue dejando Knezevich en su viaje de ida y vuelta entre Belgrado (Serbia) y Madrid, ciudad a la que se había mudado Ana María durante su divorcio con el serbio. Una de ellas, quizás la principal, es la geologalización del teléfono móvil del sospechoso, que dio señal a las 23:16 horas en el piso de la víctima y a las 00:16 horas, una hora después, en la carretera de circunvalación M-30 para abandonar la capital, según un nuevo informe del FBI al que ha tenido acceso Vozpópuli.
El documento de los investigadores, aportado a la Corte de Florida, incluye también una imagen captada minutos después por una cámara de tráfico en el peaje de entrada a la R-2, al norte de Madrid. La fotografía muestra el coche que alquiló en Serbia para ejecutar su maléfico plan. Los agentes, gracias a la triangulación de las antenas móviles y las cámaras de tráfico, han podido trazar buena parte del recorrido que realizó Knezevich, al menos hasta Francia, donde continuaban dando señal tanto su móvil como el teléfono de la víctima. Con ese terminal envió varios mensajes a dos amigas de Ana María haciéndose pasar por ella para tratar de evitar las sospechas por su desaparición.
El FBI cree que en el vehículo de cristales tintados portaba el cadáver de su expareja, a la que habría asesinado entre las 21:50 horas y las 23:16 horas en el piso del barrio madrileño de Salamanca al que se había mudado. En otra de las pruebas que dejó Knezevich por el camino, las cámaras de seguridad de la finca le captaron saliendo del portal con una maleta de grandes dimensiones donde podría haber transportado el cuerpo, un hecho que los investigadores consideran verosímil dado que Ana María apenas medía 1,50 metros de altura. La Policía Nacional y el FBI rastrean ahora hasta seis países en busca de los restos mortales de la desaparecida, a cuya familia representa el abogado de SOS Desaparecidos Juan Manuel Medina.
El día de los hechos, Knezevich, según las pruebas recabadas por los investigadores, compró un casco de moto y varios botes de pintura, elementos que utilizó en vano para tratar de evitar su identificación. El casco lo usó para ocultar su rostro al entrar en el edificio donde vivía Ana María y la pintura, para inhabilitar las cámaras de seguridad de la finca.
Señal del móvil en Francia
La Policía Científica no encontró restos biológicos de la víctima en su piso de la calle Francisco Silvela. Esto lleva a pensar a los investigadores que la víctima pudo morir estrangulada o por otro mecanismo de asfixia. Sea como fuere, quien secuestró a Ana María llevó consigo su teléfono móvil, un dispositivo que el FBI localizó junto a Knezevich en Francia durante su trayecto de regreso a Serbia.
Knezevich permanece en prisión provisional desde que fuera detenido en el aeropuerto de Miami el pasado mes de junio. Cuando restan apenas cuatro meses para la celebración del juicio, el FBI investiga al hermano y la madre del principal sospechoso como presuntos cómplices del crimen al considerar que ocultaron pruebas claves para el caso, como por ejemplo el ordenador portátil del acusado.
jrhbasan
13/02/2025 16:44
Porqué los "malos" nunca asesinan a ningún "malo"?.