Sociedad

Las aulas, cinco años después del confinamiento: más tablets, menos respeto a los profesores y aprobados regalados

Un grupo de profesores explican a Vozpópuli las situación de las clases de las generaciones actuales de niños y adolescentes

  • Imagen de archivo de un aula. -

Un minuto para las dos y media de la tarde. Los alumnos de Mario llevan desde hace 54 minutos mirando las musarañas. “Ya no hay nada que hacer con ellos”, piensa este profesor de secundaria de 28 años que los ve desde su mesa junto a una pizarra “que lleva ahí desde que iba al instituto” y un panel digital “que los profesores más mayores del centro no saben ni cómo se utiliza”. Es la realidad que se respira en las clases de España en la última hora del día, antes de que los niños y adolescentes sean libres hasta la mañana siguiente, en la que el despertador volverá a sonar en torno a las 7 y media de la mañana.

“No es que no estudien, es que ya no les hace falta aprender tanto como hace una década, y con el cinco a la mayoría de mis alumnos les basta para que sus padres los dejen en paz en casa”, cuenta este profesor a Marta y Sara delante de un redactor de Vozpópuli. Reunimos a los tres docentes pocos minutos después de acabar las clases en la grada del patio para que nos cuenten cómo son sus alumnos a día de hoy. “Los padres que tienen hijos de esta edad no se van a sorprender cuando lo lean”, asegura Marta. “Pero los que no los tengan, sí”, añade Sara entre sonrisas de complicidad.

Una falsa modernidad tecnológica

Están a punto de cumplirse cinco años desde que nos encerraron a todos en casa por la COVID-19 y la tecnología fue el único método de comunicación. También en lo que a la educación se refiere. En aquella época se hicieron “experimentos” de todo tipo, desde videoconferencias para toda la clase hasta ejercicios que se entregaban directamente por ordenador a los profesores. Pero, lo cierto, es que pocos de esos cambios llegaron para quedarse.

“Lo fundamental en realidad es aprender a utilizar un ordenador, un procesador de textos y cosas útiles, como presentaciones”, asegura Sara, que nunca ha dado una clase por internet, ni siquiera cuando fue alumna. “Tienen que ser cosas que les sirvan para su vida en el futuro, como aprender mecanografía, porque no se puede ir por ahí a estas alturas escribiendo con dos deditos”, una práctica que vuelve a ser habitual para una generación que está más acostumbrada a escribir con el móvil que en un teclado de escritorio.

Por su parte, Marta recuerda “que el confinamiento nos ayudó a invertir en otras cosas, por ejemplo, como tema de las tablets, pero hay colegios concertados que no tienen tablets para todos los alumnos, y públicos donde sí las hay pero a lo mejor ha reservado una un compañero o a los profesores no les da tiempo de estar ayudando a los 25 alumnos”, asegura.

“Hay diferentes programas de digitalización, pero no es habitual utilizarlos todos los días”, afirma Sara. “Hay centros que sí, que solo trabajan con tablet o iPad y sus libros son digitales, pero no es lo común”.

Es más fácil aprobar

"Piensa que al final ellos están sobreestimulados todo el rato y me he acostumbrado a una pantalla. En el momento en el que se enfrentan a un libro, la atención desaparece, el interés también", dice casi a modo de excusa una de las profesoras, justificando una mayor dificultad de las generaciones jóvenes para ponerse a estudiar de forma eficiente. “Yo creo que los exámenes han cambiado mucho últimamente”, reconoce Marta a sus compañeros como contestación. “Se ha perdido contenido en las clases por culpa del currículo bilingüe. Se dan más horas en inglés, pero se enseñan menos cosas”, añade.

Es como desvestir a un santo para vestir a otro, en el que sale perdiendo es el número de conceptos impartidos. “Los exámenes, por tanto, tienden a ser más fáciles porque lo que se busca es potenciar el idioma, pero se pierde contenido por el camino. Para mí, los exámenes que están haciendo los niños en Primaria ahora son más fáciles de los que hacían en el tiempo pasado”, sentencia Marta. "Ahora, olvídate de mandar muchos deberes porque se te van a echar encima".

"Sí que es cierto que ahora se aprende de otra forma más distinta, más dinámica, con nuevas tecnologías aunque siga habiendo teoría. Al final nos ajustamos a un libro y a una legislación que hay que cumplir", asegura esta profesora de Infantil y Primaria

“El mobiliario está igual que en mi época de estudiante”, asegura Marta. Ella tiene experiencia tanto en la escuela concertada como en la pública, donde trabaja actualmente: “Las clases están prácticamente igual que estaban, con las mismas sillas ruidosas, las mesas con muescas de los alumnos de los cursos anteriores y unas pizarras en las que han escrito profesores de las últimas dos décadas”, dice a Vozpópuli. "Y el suelo de la pista de fútbol, rojo, también igual que estaba cuando éramos niños", le interrumpe Mario en un tono casi nostálgico.

Mario, Marta y Sara, son tres jóvenes profesores de la Comunidad de Madrid se reúnen con Vozpópuli después de un largo día de clases sentados en la grada de la pista de fútbol sala —y tantos otros juegos— que hay en el patio de un colegio público a las afueras de la ciudad. “La pista roja", insiste el profesor, "más allá de alguna tablet que aún funciona como el primer día, es que está todo igual que hace diez o quince años. Pero los niños han cambiado mucho”. Sus compañeras asienten.

"Creo que las clases no han cambiado tanto de mobiliario, las sillas siguen sonando muchísimo, a veces la pizarra no te pinta bien ya por el desgaste", añade Marta. "Lo único que creo que ha cambiado es que ahora los profesores contamos con pizarra o panel digital, que está fenomenal, y que a veces podemos hacer el uso de las tablets en el aula".

El respeto, en casa

Sara asegura que el respero al profesor "sí que se ha perdido", algo que se acentúa sobre todo por la actitud de las familias hacia la figura del docente. "Exigen ciertas cosas que no deberían y se meten en tu trabajo. Cuestionan tus acciones, tus métodos, incluso los del colegio".

"Se ha perdido muchísimo", coincide su compañera, "y me da mucha pena", asegura. Como los profesores dicen en más de una ocasión "la Educación tienen que recibirla en casa, por en el colegio nos dedicamos a la enseñanza". Es la frase que dice Marta, que quiere matizar que en la escuela eso es muy complicado "porque tú al no puedes educar a 25 niños a la vez".

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