Haber crecido en la Cañada Real de Madrid y sacar adelante los estudios superiores es un reto. A todos los contratiempos culturales, económicos y sociales que se pueden venir a la cabeza, se sumaba hasta hace unos años la falta de conexión con transporte público con la ciudad de Madrid. Este hecho significaba que, una vez que los jóvenes terminaban la enseñanza obligatoria a los 16 años, dejaban de poder acceder a las rutas escolares y, con ello, la única forma de seguir estudiando era recorrer los tres kilómetros de ida -y tres de vuelta- de descampado y desniveles de terreno que comunicaban el sector 6 de la Cañada con la estación de metro más cercana.
Gracias al apoyo de Fundación Mutua Madrileña, hace cinco cursos se puso en marcha una ruta de autobús para que estos chicos, residentes en la Cañada Real y de más de 16 años, pudieran seguir estudiando. El autobús, que responde a una reivindicación histórica de los jóvenes de la zona, lo gestiona y organiza la asociación El Fanal, volcada en esa parte de Madrid, y fue posible a través de un acuerdo con el Comisionado para la Cañada Real de la Comunidad de Madrid.
Hace cinco cursos se puso en marcha una ruta de autobús para que estos chicos, residentes en la Cañada Real y de más de 16 años, pudieran seguir estudiando
Los usuarios del autobús son chicos y chicas residentes en la Cañada Real que han acabado la ESO y que quieren hacer Bachillerato o una FP. “Los primeros alumnos que empezaron a utilizar el bus ya se han graduado y vemos que hay muchos que empezaron con un grado medio y que han seguido estudiando el superior”, señala Rocío Díaz, codirectora de la asociación El Fanal.
El autobús facilita que estos jóvenes puedan acceder a sus clases y seguir estudiando.
Cada vez más usuarios
Han sido cinco años que no han estado exentos de contratiempos para estudiar: desde el covid y el consiguiente cierre de las aulas por el confinamiento, a los cortes de suministro eléctrico en la zona; pese a ello, “el autobús ha supuesto un antes y un después en la juventud de Cañada Real. Ha sido un punto de inflexión para las perspectivas de futuro de estos jóvenes”, destaca Díaz.
Al hacer balance de estos años, lo primero que llama la atención a Rocío Díaz es que ahora hay más usuarios del autobús que al principio, lo que significa “que cada vez hay más jóvenes en Cañada Real que quieren seguir estudiando, y eso es gracias a que este transporte les facilita el poder llegar a sus centros de
La cifra de usuarios continúa al alza a pesar de que en los últimos tiempos está habiendo realojos en la Cañada Real: “El número de alumnos usuarios del autobús se mantiene pese a que algunos jóvenes han sido realojados en otras zonas con sus familias, lo que también interpretamos como que hay más gente que estudia”, añade la codirectora de El Fanal.
El autobús ha supuesto un antes y un después en la juventud de Cañada Real y un punto de inflexión para las perspectivas de futuro de estos jóvenes. Rocío Díaz (Asociación El Fanal)
Seguir estudiando es para estos chicos una forma de integración: “Ahora está habiendo realojos en la Cañada y el seguir estudiando ha sido un aspecto fundamental para facilitarles la integración en sus nuevos barrios. Tienen una actividad diaria, un sitio donde ir, unas obligaciones que ir cumpliendo y están acostumbrados a relacionarse en clase con gente de fuera de ese entorno”.
Otro impacto del autobús es que, en este tiempo, “hemos observado que la elección de los estudios ha evolucionado y los jóvenes ya no se limitan a la cercanía de los centros de estudios a la hora de elegirlos”. Ahora, los jóvenes son más libres de apostar por la vocación y el futuro que desean y moverse por todo Madrid para ello.
Aunque el autobús ha abierto una puerta al futuro de estos chicos, Rocío comenta que aun quedan retos por delante como la integración a la vida laboral: “La urgencia por trabajar y el estigma con el que han crecido, que les hace normalizar su creencia de carencia de derechos o de menor valía personal, les sigue condicionando”, lamenta.
Una línea hacia el futuro
El autobús que financia la Fundación Mutua Madrileña y gestiona la asociación El Fanal recorre de lunes a viernes distintos puntos de la Cañada Real y acerca a los estudiantes a la estación de “Sierra de Guadalupe”, que conecta con metro de Madrid, Cercanías y EMT.
Con esta iniciativa, que busca evitar el abandono en Bachillerato y Formación Profesional de muchos jóvenes de la zona, los chicos y chicas pueden llegar al transporte público para asistir a sus clases, un logro que llegó precedido de mucho tiempo de protestas. La comunicación y el acceso a los centros educativos son unas de las reivindicaciones históricas de familias y asociaciones en Cañada Real.
Con esta iniciativa los chicos y chicas de la zona pueden llegar al transporte público para asistir a sus clases
Rocío Díaz explica que fue un grupo de jóvenes afectados por esta situación el que empezó a movilizarse para pedir a las autoridades que resolvieran el problema. Los estudiantes, dice Díaz, escribieron a un periódico, organizaron una carrera y distribuyeron carteles. Finalmente, la Fundación Mutua Madrileña recogió su demanda e hizo realidad el transporte con la mediación de la Comunidad de Madrid.
“Imagínate recorrer tres kilómetros a pie para dos horas de clase si tienes turno partido; o ir a la biblioteca para seguir las clases online…No lo hubiesen hecho. Este autobús ha facilitado todo”, explica Díaz, que también conoce bien las dificultades de los vecinos de la Cañada tras años trabajando allí.
iglesias
06/02/2025 16:38
La urgencia por trabajar y el estigma con el que han crecido, que les hace normalizar su creencia de carencia de derechos o de menor valía personal, les sigue condicionando”, lamenta. Pues hay es donde hay que trabajar, en que entiendan que el resto de jovenes de toda España se enfrenta a las mismas circustancias que ellos, la competencia por la falta de ofertas laborales que son para todos desgraciadamente