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Las familias deben firmar consentimientos informados para vacunar a los mayores no capacitados

Imagen de una abuela con su nieta

España vive el hito de comenzar a vacunar contra la covid-19, la única esperanza para acabar con la pandemia. Las residencias han solicitado consentimientos informados a las familias o tutores en aquellos casos donde la persona tiene su capacidad limitada para dar su consentimiento verbal, el único requisito que se solicita. Además, piden al personal de los geriátricos que comuniquen su intención de inmunizarse. Algo que se da por hecho. Por si acaso, algunas empresas del sector privado, como la compañía DomusVi -con más de 25.800 plazas disponibles en 202 centros residenciales- ruegan "encarecidamente" que aquellos más vinculados al usuario "accedan a la vacuna con el fin evitar un mal para los mayores".

La vacunación en España no es obligatoria. Pero, en el proceso que se inicia este 27 de diciembre y, como se sabe, arranca entre residentes y personal sanitario y sociosanitario de residencias de mayores y de atención a grandes dependientes, el Ministerio de Sanidad ha establecido unas condiciones generales en su 'Estrategia de vacunación frente a covid-19 en España'. Así, según el documento, "en la vacunación es necesario el consentimiento informado, habiendo consenso de que sea verbal, excepto en determinadas circunstancias en que se realice por escrito". Cita, como ejemplo, las campañas en el ámbito escolar. 

En la misma estrategia se indica que "con carácter general, esta recomendación de autorización verbal es aplicable a la situación de vacunación frente a covid-19. En la particularidad de la vacunación de personas que tengan limitada la capacidad para tomar decisiones es conveniente la información y autorización por escrito por parte del representante legal o personas vinculadas a él o ella por razones familiares o de hecho".

En los casos de personas con discapacidad cognitiva o psicosocial pero con un grado de discapacidad que no les impide tomar una decisión se informará mediante "los formatos adecuados y contando con los apoyos necesarios para que la persona pueda tomar una decisión libre, en condiciones análogas a las demás", puntualiza Sanidad.  Las personas que rehúsen vacunarse, como desveló Vozpópuli, se incorporarán a un registro nacional, idéntico para todo el país. 

Las familias firman los consentimientos

En este contexto, según explican a Vozpópuli desde distintas residencias, en estos días se han enviando esos consentimientos a las familias y tutores legales para poder vacunar a quien no puede expresar su voluntad de inmunizarse. Sobre la predisposición de los mayores a vacunarse, el consejero de Sanidad de Extremadura, José María Vergeles, daba este martes una estimación: en su comunidad el 70% de los usuarios y trabajadores de los geriátricos, han manifestado ya su deseo de hacerlo. Vergeles apuntaba a datos provisionales precisamente porque aún se esperaban los consentimientos informados por escrito de algunas familias. 

En esta primera fase se vacunará a mayores, grandes dependientes y a quienes les cuidan. En ese sentido, también se está solicitando al personal de los centros que se comunique su disposición a inmunizarse. "No creo que haya ningún trabajador que vaya a decir que no. Entiendo que tienen que pedirlo, porque no te pueden obligar. Pero teniendo en cuenta lo mal que lo pasan y el trabajo que tienen, ellos que están en primera línea, no creo que eso sea motivo de duda alguna", señalan desde CCOO en Galicia. 

Directrices éticas en DomusVi

En cualquier caso, grandes grupos sociosanitarios del sector privado, como DomusVi, que cuenta con 23.000 trabajadores en sus centros, han hecho públicas una serie de "directrices éticas" para regular la administración de la vacuna en los tanto en las residencias, como en los centros de día, así como en los centros de atención a la salud mental y la discapacidad que forman parte de la compañía y, por extensión, en el ámbito domiciliario y de actividades complementarias.

Y muestran abiertamente su preocupación porque algún trabajador rechace vacunarse. En caso de no hacerlo, señalan, "el profesional se expone él y su entorno, los usuarios, los familiares y los otros profesionales, a una situación de riesgo completamente innecesaria". Esa negativa, apuntan, "puede suscitar en los usuarios y familiares cautelas o suspicacias innecesarias

Los geriatras llaman a la tranquilidad

Por otro lado, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEEG) ha llamado a la tranquilidad a los mayores. La sociedad señala que ha podido analizar las evidencias científicas generadas sobre las vacunas y "puede considerarse que son seguras" en los ancianos.

La SEEG, que se queja de que los mayores están poco representados en los ensayos clínicos, advierte, eso sí, que pueden producir "síntomas leves o moderados" -que no requieren intervención médica o tratamiento, aclaran- como dolor local, febrícula, dolor articular o muscular, cansancio, cefalea, malestar o náuseas. Síntomas que parecen ser menos frecuentes en mayores de 55 años, añaden. 

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