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Una fundación española impulsa cuatro proyectos para mejorar el tratamiento de la covid

Investigadores del estudio de la doctora Cristina Eguizábal.

La pandemia del coronavirus puso en jaque a comienzos de este año nuestro sistema sanitario, lo que abocó a las autoridades políticas españolas -y de buena parte del mundo- a decretar el confinamiento de la población para reducir la transmisión del virus, lo que supuso una frenada en seco de la actividad a niveles inéditos. A partir de ese momento, la ciencia comenzó a investigar contracorriente para encontrar tratamientos efectivos con los que combatir la covid-19 en los hospitales, con el propósito de reducir la presión asistencial y evitar otro colapso sanitario.

La Fundación Mutua Madrileña es partícipe de estos objetivos y ha financiado hasta el momento cuatro proyectos orientados a conocer mejor el virus que ha puesto en vilo al planeta y a estudiar cómo tratarlo. Se trata de investigaciones clínicas en diversos hospitales españoles donde Mutua Madrileña ha destinado unos 300.000 euros, y que se suman a los dos millones que invierte cada año en apoyar la investigación médica a través de la convocatoria anual de Ayudas a la Investigación en Salud.

No en vano, la próxima convocatoria para estas ayudas, que se anunciará a principios de 2021, incluirá una categoría específica para seguir apoyando proyectos relacionados con el SARS-Cov-2.

Tres de los proyectos apoyados por Mutua Madrileña se han financiado a través de una Convocatoria Extraordinaria de Ayudas a la Investigación en Salud dotada con 200.000 euros y lanzada en abril de 2020, en plena primera ola del virus, mientras que el cuarto proyecto se ha cofinanciado con 70.000 euros a través del Foro de Empresas de Madrid.

Estos cuatro proyectos, de gran importancia para avanzar hacia un mayor conocimiento de la enfermedad, dan una idea del rol excepcional que juegan la ciencia y la medicina para mitigar los efectos de la pandemia.

Uso de células de pacientes curados

El primer proyecto explora la posibilidad de utilizar las células inmunes de personas que han superado la enfermedad en pacientes infectados graves. El planteamiento del que parten los investigadores del estudio es el siguiente: si estas células aplacaron al virus en el primer paciente, pueden volver a hacerlo en el enfermo que las reciba.

En concreto, en el estudio se probará cómo actúan en el cuerpo del enfermo los linfocitos NK, que son la artillería de nuestro sistema inmune frente a las células infectadas por el virus y también frente a células tumorales. En este sentido, cabe destacar que los autores del estudio ya investigaban antes de la pandemia el papel terapéutico de algunos tipos de células inmunes en el cáncer, lo que les dio la idea de trasladar esta línea de investigación a pacientes con SARS-CoV-2.

Equipo de la doctora Cristina Eguizábal.

El equipo encargado de la investigación ha recogido ya más de 200 muestras de donantes que han superado la infección, y se encuentra ahora terminando de seleccionar las mejores para caracterizar el producto celular resultante que infundir a los enfermos, según relata a Vozpópuli Cristina Eguizábal, coordinadora del estudio.

A partir de ahí, la segunda parte del estudio será elegir a los candidatos idóneos para realizar el ensayo. “Calculo que los ensayos con pacientes infectados podrán empezar a principios del año que viene”, confirma la doctora Eguizábal, que ha puesto en valor la "buena marcha" del proyecto.

Eguizábal pertenece al Grupo de Investigación de terapia celular, células madre y tejidos del instituto Biocruces de Vizcaya, en el País Vasco, y cuenta con la ayuda para este estudio del Centro Vasco de Transfusiones y Tejidos Humanos, el Centro de Transfusión de la Comunidad Valenciana, el Hospital Clínico de Valencia-INCLIVA, el Centro de Transfusiones de la Comunidad de Madrid y el Hospital Universitario La Paz de Madrid.

El producto celular resultante será almacenado en un banco estatal de terapia celular adoptiva de linfocitos NK, disponible para cualquier hospital que lo demande.

Papel de los anticuerpos

Una de las preguntas que sobrevuela en el campo de la investigación es si hay personas que han desarrollado inmunidad cruzada frente al coronavirus, por haber padecido con anterioridad una infección similar. Averiguar esto es uno de los objetivos de este proyecto, dirigido por el doctor José María Aguado, jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid.

Equipo del doctor José María Aguado.

En líneas generales, el equipo del doctor Aguado explora en este estudio cómo responden los distintos tipos de anticuerpos (inmunoglobulinas -IgG e IgM-, anticuerpos neutralizantes y anticuerpos que median la respuesta citotóxica) en los diversos perfiles de pacientes: hospitalizados leves, ingresados con complicaciones, en UCI y fallecidos por la enfermedad.

El propósito del estudio es tratar de predecir la evolución del coronavirus en el cuerpo del paciente, e incluso poder llegar a diseñar una estrategia de prevención frente a él.

Un fármaco contra el colesterol, ¿protector frente al virus?

Otra de las incógnitas aún sin resolver es por qué algunos pacientes infectados con coronavirus presentan una sintomatología leve, y otros acaban ingresados en la UCI. Al margen del criterio de la edad, entre otros factores, un grupo de investigadores trata de dilucidar si las estantinas, un fármaco para el colesterol consumido por entre un 20 y un 40% de la población adulta, influye en la evolución del coronavirus en el paciente, porque aporte algún tipo de efecto protector frente a la enfermedad.

En este sentido, un equipo dirigido por la cardióloga Marisa Crespo-Leiro, del Instituto de Investigación Sanitaria de La Coruña, analiza cómo influye este fármaco en la afectación cardiovascular y en la respuesta inmunológica e inflamatoria de pacientes que han contraído la infección.

Equipo de la doctora Marisa Crespo.

Hasta el momento, han detectado que un 35% de los pacientes ingresados en este centro gallego tomaba estatinas, y van a realizar un seguimiento de seis meses para comprobar si ha influido positivamente -y de qué manera y por qué- en la evolución del enfermo.

No es baladí subrayar, en este punto, que el sistema cardiovascular resulta particularmente afectado en los enfermos de covid-19, lo que incrementa el riesgo de mortalidad. Por eso, si se comprueba su efecto protector, el tratamiento con estatinas podría tener una aplicación inmediata y relevante, dado que son fármacos baratos, de amplio uso y seguros.

Anticipar los efectos de la covid

El último de los estudios financiados por la Fundación Mutua Madrileña se centra, por un lado, en investigar los denominados marcadores, que permiten anticipar la evolución de la enfermedad de la covid-19 en un paciente que ingresa en el hospital. Estos marcadores pueden detectarse a través de un análisis de sangre y permiten a los profesionales sanitarios clasificar al paciente según su pronóstico y encontrar el fármaco adecuado para frenar el impacto de la enfermedad en su organismo.

Según ha advertido el equipo encargado del proyecto, liderado por el doctor Eduardo López-Collazo, del Instituto de Investigación Sanitaria La Paz de Madrid, estos marcadores se muestran de forma similar que en los procesos de sepsis bacteriana y cáncer, ya que el proceso inmunológico que padecen los enfermos de coronavirus es similar al de estas otras patologías.

Ocurre, en resumen, que los pacientes no activan el sistema adaptativo debido a la presencia de los llamados inmunocheckpoints (puntos de control inmunitario). Y aquí estriba la segunda parte del proyecto, ya que los investigadores pretenden probar unos fármacos innovadores dirigidos precisamente a estos inmunocheckpoints: los inhibidores del punto de control inmunitario.

Los dos fármacos en el mercado actualmente -anti PD1 y anti-PDL1- no funcionan con la covid-19. Existe, no obstante, otra familia de estos fármacos en desarrollo, aún por comercializar, que podrían funcionar. En este sentido, los expertos del proyecto tratarán de probarlos para evitar la mala evolución de algunos enfermos, pero antes necesitan las autorizaciones pertinentes.

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