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La extraordinaria historia de un medicamento antiguo y barato que salva la vida de las víctimas de accidentes

Imagen de archivo de un accidente de tráfico

Un fármaco antiguo, utilizado por los dentistas durante décadas; muy barato (cada ampolla puede costar un euro) y que no necesita ningún requisito especial para su conservación ha supuesto toda una revolución en el tratamiento de los traumatismos derivados de siniestros. Su curiosísima historia la rescatan los intensivistas con motivo del Día Mundial para el Recuerdo de las Víctimas y Familiares de accidentes de tráfico.

Se trata del ácido tranexámico (TXA), un medicamento que desde hace años han incorporado los equipos de emergencias para atender 'in situ' los traumas graves y cuya administración evita alrededor del 20% de la mortalidad en este tipo de lesiones graves. 

"Es una genialidad", resume a Vozpópuli la doctora Mariló Rincón, intensivista del Grupo de Trabajo de Neurointensivismo y Trauma de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC). Rincón, con una larguísima experiencia en la atención a este tipo de pacientes desde la UCI de Traumatología del Hospital virgen del Rocío de Sevilla, es la "culpable" de sacar a la luz nuevamente la existencia de un tratamiento que, subraya, todavía pequeños hospitales, por ejemplo comarcales, no lo utilizan por desconocimiento.

El ácido tranexámico es un antifibrinolítico -un tipo de medicamento que ayuda a coagular la sangre- que ya se había estudiado a pequeña escala en pacientes con riesgo de sangrado en cirugía mayor. Ayuda a detener o aminorar la hemorragia, dando tiempo a que el paciente pueda ser intervenido a su llegada al hospital, explica la médico. Un porcentaje elevado de accidentados en carretera mueren en las primeras horas por hemorragia o por complicaciones derivadas de la falta de sangre en órganos vitales. La administración temprana de este fármaco es vital para salvar a esa persona. 

Detener la hemorragia con cirugía

La doctora Rincón rescata la "bonita historia" de este medicamento. "Se conoce desde hace muchos años, 30 o 40; se ha utilizado siempre por los dentistas, por ejemplo cuando se extrae una pieza dental y sangra se pone de forma local en la boca y se sigue utilizando en la menstruación, cuando es abundante. Pero, más allá de reducir el sangrado en patologías leves, no se había dado el salto a pacientes graves politraumizados. Hay que recordar que un alto porcentaje de muertes traumáticas se deben al sangrado", relata la intensivista.

El Virgen del Rocío es uno de los hospitales que han participado en el estudio multicéntrico CRASH, publicado recientemente por la prestigiosa revista Critical Care. Un estudio, detalla la doctora Rincón, que ha intervenido en el mismo, liderado desde hace años por el prestigioso investigador británico Ian Roberts, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, que fue quien puso a los médicos tras la pista de este fármaco. 

Hasta entonces, continúa la intensivista, lo único y más efectivo era detener la hemorragia mediante cirugía, pero desde que se produce el accidente hasta que el paciente puede ser operado pasa "un tiempo más o menos largo en el que los efectos de esa hemorragia pueden llevar al fallecimiento o a complicaciones graves posteriores".

Los estudios se centran en la administración de ese fármaco que disminuye la hemorragia inhibiendo la destrucción del coágulo de sangre y que es más eficaz cuanto antes se administre tras la lesión traumática. Cada 15 minutos de retraso en el tratamiento se reduce un 10% su capacidad de salvar vidas, apuntan desde la SEMICYUC.

Un descubrimiento extraordinario

Hace una década, la prestigiosa revista Lancet ya se hacía eco de una investigación mundial en la que el Virgen del Rocío, a través de la Unidad de Gestión de Cuidados Críticos y Urgencias, llevaba el peso de la representación española por su experiencia en la asistencia a pacientes traumatizados graves. Cuatro años de investigación permitían a los investigadores concluir que la administración urgente de ácido tranexámico (ATX), reducía la mortalidad y las complicaciones de los traumatismos en relación con grandes sangrados.

Para los investigadores, el uso del fármaco supuso uno de los avances más importantes en el tratamiento de los traumatizados de los últimos años. 

A lo largo de cuatro años, la investigación clínica había evaluado a más de 20.000 pacientes adultos en 274 hospitales de 40 países. La mortalidad general de los pacientes estudiados se redujo con el tratamiento propuesto por los investigadores del 16% al 14,5%, mientras que la relacionada directamente con hemorragias bajó de 5,7% al 4,9%. Para los investigadores, supuso uno de los avances más importantes en el tratamiento de los traumatizados de los últimos años. 

El motivo para, con motivo del día dedicado a las víctimas de accidentes de tráfico, rescatar cómo surgió este descubrimiento, explica Mariló Rincón, es que pese a su potencialidad, todavía sigue sin ser conocido por todos los médicos. "Es importante recordarlo. Un medicamento tan sencillo, sin complicaciones ni efectos secundarios importantes y que reduzca la mortalidad de esa manera, es una genialidad", comenta a este digital.

Un fármaco antiguo y muy barato

A  raíz de esa experiencia con el medicamento en patologías más leves, Ian Roberts se planteó la hipótesis de si utilizar ese mismo tratamiento en pacientes más graves podría tener sentido. Así, pusieron en marcha el mencionado estudio multicéntrico al que su hospital se sumó porque, cuenta la doctora Rincón, la idea expuesta por el investigador británico "les entusiasmó". 

En su UCI, continúa, asisten cada año a decenas de víctimas de accidentes - de tráfico, pero también de trabajo o domésticos, detalla- con severos politraumatismos "que se morían desangrados porque no llegaban a tiempo al quirófano". Admite que la época del confinamiento por la primera ola de la pandemia del coronavirus supuso un frenazo absolutamente inusual en su servicio. Nadie conducía, nadie se movía. Ahora, la situación es radicalmente distinta. Hay desplazamientos en carretera y el servicio vuelve a llenarse a diario de pacientes con graves traumas a causa de los accidentes.

Desde que sucede un accidente hasta que los equipos de emergencia extrahospitalaria llegan al hospital, transcurre un tiempo que es vital. "Son pacientes que se desangran", recuerda la médico. La administración temprana del fármaco puede evitar más de 100.000 muertes prematuras cada año en todo el mundo.

Cada ampolla, un euro

Sus ventajas, incide la doctora Rincón, que "es muy barato" -cada ampolla puede rondar el euro- y se puede llevar en cualquier ambulancia ya que son los técnicos de emergencia los que ponen el primer gramo del tratamiento en el mismo lugar del accidente. "Luego nosotros en la UCI ya ponemos el segundo gramo en una perfusión continua en ocho horas", detalla la intensivista. 

Además, el ácido tranexámico, puntualiza, no necesita ningún requisito especial de conservación o almacenamiento. Puede estar, detalla la médico, entre los fármacos usuales de los servicios de emergencias y "es igualmente eficaz inyectado por vía intramuscular como por vía endovenosa". La ventaja, abunda, es "que se puede administrar al paciente inmediatamente cuando se llega al lugar del accidente, sin tener que demorarse a la canalización de una vía venosa".

Detener la hemorragia con cirugía

El accidentado es uno de los perfiles más habituales en las unidades de críticos que lideran la asistencia hospitalaria inicial de las víctimas en carretera La intensivista recuerda que un alto porcentaje de quienes sufren un accidente de tráfico presentan lesiones muy graves -que requieren su ingreso inmediato en las UCI- en un único órgano, como el cráneo, la columna vertebral o el tórax; hasta la lesión multiorgánica o politraumatismo, que es lo más frecuente. "En España es habitual el traumatismo craneoencefálico junto a lesiones en tórax o abdomen", matiza.

Esta misma semana el Consejo de Ministros aprobaba un paquete de reformas legales que modifican la legislación en materia de tráfico y circulación. El objetivo de estos cambios legislativos es establecer un nuevo modelo de seguridad vial en línea con la política de la Unión Europea y las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud para reducir, en los próximos diez años, un 50 % el número de fallecidos y heridos graves en accidentes de tráfico. En España, durante 2019, se produjo el mínimo histórico de muertes en carretera, con 1.098 fallecidos

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