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Política

El acuerdo con Bildu irrita a Yolanda Díaz y la aleja del bloque de ministros de Podemos

La ministra de Trabajo Yolanda Díaz en el Congreso

El acuerdo firmado bajo gran secreto entre el PSOE, Podemos y Bildu para blindar la abstención de los vascos en la votación del estado de alarma ha generado tensiones ministeriales tanto en el PSOE como en Unidas Podemos. Sobre todo con la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quien se ha quejado internamente por una maniobra que ha dinamitado el pacto social. “Se ha enfadado bastante”, aseguran en Podemos y fuentes sindicales, que temen que ahora la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, reticente a ampliar el debate sobre la reforma laboral, gane peso en los equilibrios de Gobierno. 

Díaz trabajaba en el acercamiento de la patronal y los sindicatos para abordar la crisis social del coronavirus. Pero el acuerdo con Bildu impulsado por Pablo Iglesias para alejar a Ciudadanos de la ecuación de Gobierno lo ha complicado todo. Sin embargo, tras trascender el acuerdo, la CEOE decidió romper el pacto social y de momento ha congelado las relaciones con el propio Pedro Sánchez, sobre cuyos movimientos desconfían.  

Fuentes gubernamentales y sindicales confirman que la firma del acuerdo que incluía la derogación “íntegra” de la reforma laboral de 2012 fue un jarro de agua fría para Díaz. Ella, como Nadia Calviño, desconocía el acuerdo y tuvo que lidiar con las quejas tanto de la patronal como de los sindicatos, con los que además acababa de reunirse.

Enfado en los sindicatos

En Podemos consideran que la actuación de Echenique, el verdadero demiurgo del acuerdo con Bildu, tiene un doble sentido. Por un lado, reivindicar la “vocación izquierdista” del Ejecutivo y “reventar” el pacto de Sánchez con Ciudadanos. Por el otro, lanzar una advertencia al PNV en el contexto preelectoral. En las elecciones vascas del próximo 12 de julio las previsiones electorales para Podemos son nefastas y esa maniobra puede representar un balón de oxígeno para Bildu.

A nivel sindical reconocen el “escándalo” del acuerdo firmado el pasado miércoles. Las centrales sindicales UGT y CCOO tienen celos de una medida que llevan peleando desde hace años y sobre la que no están dispuestos a ceder la medalla a Bildu. Además, creen que no es el momento para plantear cambios radicales con los más de tres millones de ERTEs en juego. Mientras que en el caso de la ministra Díaz, fuentes de Podemos sostienen que “hizo un bueno trabajo” para lograr un consenso con la patronal, y ahora ese embrollo amenaza con “torpedearlo todo”.

Imagen del día en que patronal y sindicatos firmaron junto al Gobierno la subida del Salario Mínimo

Díaz se considera una figura muy cercana al núcleo de Iglesias, aunque no tiene el respaldo directo de todos los sectores de Podemos, puesto que algunos manifiestan sus dudas ante el protagonismo que ha ido ganando. Su relación con Iglesias se sigue considerando blindada. Aun así, el secretario general ha patrocinado el miércoles un movimiento que no le ha gustado a la ministra de Trabajo. 

Derogación a la carta

La ministra de Trabajo admitió hace tiempo la imposibilidad de derogar integralmente la reforma laboral de Mariano Rajoy. Siendo un compendio de leyes, su planteamiento pasaba por retoques a los puntos considerados “más lesivos”. El acuerdo de legislatura firmado entre Podemos y el PSOE hablaba de derogación, pero podía dar lugar a malentendidos.

El propio Iglesias, de hecho, evitó hace exactamente un año poner como línea roja de un pacto con el PSOE la derogación de la reforma laboral: “Hay que avanzar en la dirección de derogar por lo menos la reforma laboral del PP y apostar por una legislación laboral que proteja más a los trabajadores. Pero será algo que tendremos que negociar con el Gobierno con la fuerza que tenemos”, decía en eldiario.es. Sin embargo, el pasado jueves en Catalunya Radio defendió la literalidad del acuerdo con Bildu, que hablaba de derogación “íntegra” de la reforma. Lo hizo incluso con más énfasis que el propio Bildu, tras la rectificación del PSOE.

Desde Podemos consideran que la estrategia de Iglesias es ahora intentar romper todos los puentes del acercamiento de Ciudadanos a Sánchez, para que el Gobierno vuelva a la mayoría del bloque de la investidura. Es por ello que en opinión de varias áreas ministeriales del PSOE, el acuerdo firmado en el Congreso por Lastra ha sonado como una “trampa” en la que ha caído la portavoz y su número dos, Rafael Simancas.

Rafael Simancas (PSOE)

Calviño gana poder

El problema para las fuentes consultadas es que tan solo planificar la derogación íntegra de la reforma laboral es inviable no solo para las relaciones con los agentes sociales, sino también a nivel “jurídico”. Los ERTE dependen de la reforma de Rajoy, y retocarla ahora significaría dejar sin retribución parcial a millones de trabajadores.

Desde el ministerio de Calviño, que trabajó para que Sánchez reculara y rectificara la primera parte del acuerdo firmado con Bildu, creen que el país está ahora en “otra pantalla”: “Ha habido un ajuste de empleo muy relevante y hoy necesita recuperarlo”. En el Ministerio de Economía, en realidad, esperan que no se toque casi nada de la reforma laboral de Rajoy, mientras que Díaz tiene un enfoque más activo en ese ámbito.

El problema, comentan en el entorno de Podemos, es que ahora la vicepresidenta económica Calviño ha ganado peso en los equilibrios ministeriales y el portazo de los empresarios puede dificultar el trabajo de negociación. “No está contento nadie, ni los ministros, ni la patronal ni los sindicatos”, remarcan fuentes gubernamentales. En el entorno de Calviño remarcan: "La vicepresidenta se está haciendo valer, ella lleva el timón de la economía en esta situación de dificultad".  

En la tarde del pasado jueves Calviño mantuvo un encuentro telemático con los empresarios catalanes. En esa reunión habló de la reforma laboral y dijo que “sería absurdo y contraproducente abrir un debate de esta naturaleza y generar la más mínima inseguridad jurídica en este momento”. Para la vicepresidente la prioridad del Gobierno debe ser “recuperar la actividad económica, las empresas y los trabajadores” y remarcó el “diálogo con los agentes sociales” como eje del Ejecutivo.

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