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Política

Villarejo pidió datos para un negocio con rumanos para el jefe que le readmitió en la Policía

Datos reservados de hasta 70.000 personas, un exprimer ministro rumano, Villarejo y su exjefe Agustín Linares. Estos son los ingredientes en una de las muchas tramas que incluye la investigación en torno al polémico comisario. En conversaciones a las que ha tenido acceso ‘Vozpópuli’ se escucha cómo Villarejo pide la base de datos de todos los rumanos residentes en España. Según dice, es para Linares, el responsable de la Policía que le readmitió en el Cuerpo en 1993 tras diez años de excedencia. El mismo que le introdujo en los primeros despachos del poder de los que ya nunca saldría hasta su arresto hace un año.

Igual que en otras ocasiones, los datos no eran para ninguna investigación policial ordenada por un juez, sino para asuntos privados. En concreto, se trataba de un negocio de construcción en Rumanía en el que se había embarcado un empresario amigo de Linares. Quería vender casas a rumanos residentes en España a precios de mercado de allí, una operación que a Villarejo le parecía “muy interesante”.

Por ello, le pidió la base de datos confidenciales a Enrique García Castaño, ‘el Gordo’, también investigado, quien se comprometió a conseguirla. Era octubre de 2005 y se daba la circunstancia de que el departamento de Extranjería que custodiaba esa información policial -según ‘el Gordo’- era el inminente destino de otro miembro del clan, Carlos Salamanca, detenido el día que la Unidad de Asuntos Internos y la Fiscalía explotaron la llamada ‘operación Tándem’ en noviembre del año pasado.

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'Vozpópuli' se ha puesto en contacto con Linares, jubilado desde hace años. Reconoce que es él de quien hablan en estas conversaciones, pero niega haber tratado nunca con Villarejo este asunto. Eso a pesar de que en las grabaciones se comentan aspectos de la vida privada de Linares que él mismo ha reconocido como ciertos. Uno de ellos es que iba a Rumanía porque allí trabajaba su mujer. También reconoce que tuvo relación con un empresario español que se embarcó en un proyecto de construcción.  

Fruto del trabajo de su esposa, comisionada para preparar el acceso de Rumanía en la Unión Europea (UE), labró amistad con el ex primer ministro local Petre Roman, quien les advirtió de la necesidad de obra que había en su país. El propio Villarejo le dice a García Castaño en una de las conversaciones que ese contacto le ha facilitado a él alguna gestión. Linares, que niega haberse lucrado con esto, cuenta a 'Vozpópuli' que al menos en una ocasión Villarejo viajó a Rumanía para explorar oportunidades de negocio.

Vozpópuli se ha puesto en contacto con Linares, jubilado desde hace años. Reconoce que es él de quien hablan en estas conversaciones

'El Gordo' y Villarejo hablaron de este encargo al menos dos veces más, según las conversaciones detectadas por los investigadores. En una de ellas, el comisario García Castaño le habla de la dificultad de volcar los datos de todos los ciudadanos rumanos residentes en España, que alcanza la cifra de unos 70.000. Por ello, propone ir sacándolos de mil en mil. "Oye, hijoputa, son miles; poquito a poco te voy sacando. Dile que son miles. Además, él sabe perfectamente cómo funciona la informática de Extranjería porque él ha sido el jefe", le dice 'el Gordo'.   

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El nombre de Linares reapareció hace unas semanas cuando el diario 'El Mundo' publicó que él y otros exresponsables del Cuerpo habían remitido una carta al juez de la Audiencia Nacional que investiga a Villarejo y el resto del clan. En la misiva defendían la inocencia de su exsubordinado y la legalidad de las operaciones que desempeñó para la Policía. La relación de Linares, subdirector general operativo de la Policía entre 1987 y 1994 y Villarejo se remonta al menos a la década de los noventa, según consta en la documentación elaborada por el propio cabecilla de la 'operación Tándem' y que publicó este periódico.

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