Quantcast

Política

Así es la vida de los médicos de la España despoblada: "La gente se muere por falta de medios"

Bata de un médico

El fonendo de Juan Carlos Romero ausculta a unos 450 pacientes repartidos en tres pequeños pueblos de Teruel. Nació en Cáceres y tras siete años ejerciendo la profesión en Extremadura se desplazó al Centro de Salud de Alcorisa. "Me recibieron con los brazos abiertos", recuerda. Es uno de cada vez menos médicos que resisten en la España despoblada.

Es el noveno año consecutivo que la provincia de Teruel registra descensos de población. Ha perdido 11.750 personas en la última década, según el INE. Aunque la capital ha pasado de 35.484 a 35.691 habitantes, los municipios se llevan la peor parte. "La gente se muere por falta de medios", advierte.

Reside en Zaragoza y todos los días circula 240 kilómetros para ir a trabajar y volver. A estos hay que sumar los que recorre para ir de un consultorio a otro entre La Mata de los Olmos, Berge y Los Olmos. "Una vez se me pinchó una rueda cuando iba a un aviso y tuve que ingeniármelas para poder llegar a tiempo; otras veces no tengo cobertura y es fácil que se caiga la red y no podamos actualizar los historiales clínicos", denuncia.

Una vez se me pinchó una rueda cuando iba a un aviso y tuve que ingeniármelas para poder llegar a tiempo y a veces no tengo cobertura"

"No es posible tener un hospital en cada pueblo de España", reconoce. Por ello, Romero cree que la Sanidad tenderá a centralizar todo. "Si el Gobierno no invierte en carreteras ni otras necesidades básicas de determinadas zonas, se terminarán potenciando núcleos de población y estas quedarán despobladas", considera.

Pese a todo, el médico cacereño asegura ser "un enamorado del mundo rural". "Tengo más tiempo para atender, hago muchos avisos a domicilio y el trato es más familiar. Me compensa", reconoce. Además, dice que los pacientes de pueblo no recurren al 'Doctor Google' y el médico sigue teniendo autoridad. "Muchos están solos y a veces hacemos de psicólogos e, incluso, de sus familiares", dice.

Una médico para cuatro pueblos

Con el coincide la doctora Pilar Borraz. "Los cinco minutos por paciente no existen en el mundo rural", comenta. Es médico de familia y trabaja en el Centro de Salud de Mas de las Matas, catalogado de "difícil cobertura" y también ubicado en Teruel. En su caso, lleva cuatro pueblos que suman cerca de 700 pacientes.

Su padre también era médico rural y circuló por siete localidades de la provincia hasta que dejó de ser interino. "Me bautizaron el Alcorisa, a mi hermano en Villarquemado y comulgué en Estercuel. A mí no me tienen que enseñar qué es Teruel porque a mitad de curso, cambiaba de pueblo", recuerda.

"Los pacientes de los pueblos, yo incluida, también somos gente de primera y tenemos los mismos derechos que la gente de ciudad. La administración se debería preocupar más por nosotros y facilitarnos acceso al servicio sanitario tan rápido como lo hace en las ciudades", reclama.

La médico de familia Pilar Borraz, en un centro de salud de la provincia de Teruel.

Sus semanas se dividen entre Aguaviva, La Ginebrosa, Las Parras de Castellote y Jaganta. "Si estoy pasando consulta en un sitio y me llaman de un aviso de otro, tengo que coger mi coche y acudir. Soy la médico de los cuatro pueblos. El problema es que hay algunos caminos con hasta 110 curvas durante 10 kilómetros y no se puede conducir rápido", apunta.

Según Borraz, cuando uno de sus pacientes le llama "es porque realmente tiene una urgencia". Otro de los problemas que encuentran los médicos de esta zona es la dificultad para encontrar sustitutos. "Casi no hay. Aún tengo vacaciones pendientes del año pasado", explica.

Pese a los obstáculos, esta médico turolense no cambia a sus pacientes "por nada". Le dejan flores en el parabrisas, le hacen dibujos, le llevan productos de la huerta y le traen recuerdos cuando salen de viaje. Le gusta la vida de pueblo. Y a los pueblos les gusta la vida que les da Pilar.

"Cuando me toca ir a pasar consulta a un pueblo vienen a verme para ver cómo estoy o contarme cosas. Una señora venía todas las semanas y una vez no lo hizo. La llamé preocupada y, paradojas de la vida, me dijo que no había venido porque estaba resfriada", cuenta. "Yo en la vida aspiro a ser feliz y creo que, pese a todos los problemas que tenemos, lo soy", celebra.

Coger llamadas y hacer justificantes

El latido de la despoblación también se escucha en Palencia, Guadalajara, Segovia, Zamora, Jaén, Soria, Extremadura... E incluso en algunas zonas de comunidades como Madrid, Cataluña y Valencia.

En Fontanars dels Alforins, un pueblo de 1.000 habitantes ubicado al sur de esta última, fue a parar en 1998 Rafael Micó. "Hice el MIR, me busqué la vida haciendo sustituciones y acabé donde nadie quería ir", recuerda. Allí se ha quedado durante 20 años. Aunque su balance es "positivo", reconoce que alguna temporada ha necesitado "desconectar"

Es el único profesional del centro de salud del pueblo junto a una enfermera. "Aquí tienes que hacer de todo. Lo que te corresponde y lo que no. Desde hacer justificantes, hasta coger llamadas, pasando por hacer de recepcionista o limpiar un vómito", detalla.

Me tuve que comprar un 4x4 de segunda mano para poder atender a los pacientes cuando están trabajando en el campo y les pasa algo"

"No hay personal no sanitario. Movemos a los pacientes de un sitio para otro en silla de ruedas y cualquier incidencia que haya en el centro la tienes que solucionar. Me tuve que comprar un todo terreno de segunda mano para poder atender a los pacientes cuando están trabajando en el campo y les pasa algo", explica.

Además, denuncia que la administración no trata demasiado bien a los pueblos cuando reclaman más recursos. "Pido que me manden material para tener mas autonomía profesional porque estoy solo, pero les cuesta mucho hacerlo", afirma.

Sin embargo, al igual que el resto de entrevistados, este otro médico de familia y comunitaria asegura que está contento con sus mil pacientes. A algunos les ha visto crecer desde que eran bebés. A muchos otros, morir. "No solo ejercemos de médicos porque conocemos perfectamente a las familias y les acompañamos en el duelo. Cuando acaba el año suelo ir al cementerio. Repaso los nombres y también lloro sus pérdidas", concluye. La España vacía llena a sus médicos.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.