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Política

¿Está tocada Cifuentes? Rajoy le muestra su apoyo entre el estrépito del "fuego amigo"

Cristina Cifuentes y Mariano Rajoy, juntos en una imagen de archivo.

¿Ha dejado 'tocada' a la presidenta madrileña el informe de la Guardia Civil? En el PP se preguntan por los efectos que tendrá en el futuro el terremoto que apenas duró unas horas. Las réplicas, sin embargo, no cesaban el día después. El 'fuego amigo' no amaina y las apuestas se suceden. Cristina Cifuentes ha aparecido siempre en las quinielas del 'postmarianismo'. "Veremos cómo se asimila todo esto", señalan fuentes de la formación conservadora. 

"Absolutamente", respondió Mariano Rajoy en los pasillos del Congreso al ser preguntado sobre si apoya a la presidenta de Madrid. El jefe del Gobierno le telefoneó la misma tarde del martes, después de que estallara el informe de la UCO, con implicaciones directas y hasta señalamientos de presuntos delitos. También Cifuentes recibió la llamada de la secretaria general del PP, Dolores Cospedal, compañera y amiga. La cúpula está con ella, comentaban en su equipo. 

La reacción de Moncloa

No muchas voces más salieron en esas horas en defensa de la presidenta madrileña. Pablo Casado y Rafael Hernando fueron las contadas excepciones. Llegaron llamadas y adhesiones a su despacho. En privado. Pocos dieron el paso de salir en su defensa en público. El silencio de Moncloa y de miembros del Gobierno llamó la atención. Por las terminales del partido, se alternaban las críticas y los apoyos. "Cada palo está aguantando su vela. Catalá, Zoido, Maza... bastante tienen con lo suyo...", explicaban.

Su primera intervención, tras el mensaje tranquilizador del juez Velasco, también despertó algunos recelos. Hacerle frente de forma tan frontal al informe de la Guardia Civil se consideró inadecuado. Tanto que la propia presidenta modificó su actitud unas horas después, y se deshizo en elogios hacia los Cuerpos y Fuerzas. Al cabo, ella fue delegada del Gobierno. "Su jefa", como declaró en los medios. 

El silencio de Moncloa y de miembros del Gobierno llamó la atención. "Cada palo está aguantando su vela. Catalá, Zoido, Maza... bastante tienen con lo suyo...", explicaban

Horas después del cimbronazo, el rescoldo de la polémica sigue vivo. Pocos dudan en su partido de su honradez. Le discuten su ambición. "Ha puesto tan alto el listón de la ética que se ha quemado", comentaban. Cifuentes fue la única dirigente del PP que tuvo la osadía de abordar el asunto de la corrupción en el Congreso Nacional del PP del pasado febrero. Rompió el silencio, destrozó el tabú. Se quedó sola. 

Esta actitud, para algunos, se ha vuelto en su contra. "A lo mejor hay gente que se alegra", declara la presidenta. Albert Rivera, por ejemplo, quien afirmó que "quien está en el lodo no puede sacarnos del lodo". Durísimo se mostró el líder de Ciudadanos, quizás para compensar su negativa a sumarse a la moción de censura que impulsa Podemos en la Asamblea madrileña. "Algunos pretenden impulsar un juicio paralelo, se apuntan al difama que algo queda. Me están echando encima lo que me están echando. No voy a entrar en ello", explicaba Cifuentes, quien centraba el eje de los ataques en el partido de Pablo Iglesias, que llegó a compararla con Esperanza Aguirre. 

Todo quedará en una anécdota dañina y molesta, apuntan en fuentes de la dirección del partido. "Salvo que surja alguna cosa más". Imposible de prever en un PP madrileño sumergido en la ciénaga de la Gürtel, la Púnica, Lezo. Demasiados frentes abiertos, muchos riesgos para quien ha sido un cuadro destacado de la formación, según apuntan algunas versiones. "Quienes la estaban esperando, ya tienen su ración de carnaza", señalan. 

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