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Política

Un testigo incómodo para condenar a Jordi Sànchez y salvar a Joaquim Forn

Jordi Sànchez, en el banquillo con su lazo amarillo.

El abogado del exconseller Joaquim Forn solicitó para este lunes la declaración del responsable de los antidisturbios de los Mossos d'Esquadra al frente del despliegue del 20-S durante el cerco a la Consejería de Economía en Barcelona. Cuando un abogado cita a un testigo busca refrendar su estrategia, que en este caso pasa por demostrar que la policía autonómica no seguía órdenes políticas. En ese sentido, el testimonio cumplió el objetivo deseado, pero en el camino quedaron algunos pelos en la gatera, especialmente del exlíder de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) Jordi Sànchez.

Lo que dijo el intendente de los Mossos es que, cuando llegó al escenario de los hechos, ya se dio cuenta de que no sería capaz de llegar a la Consejería "ni con el séptimo de caballería”. Estaba ya el pasillo formado por voluntarios de la ANC que Sànchez alegó en su día como garantía de seguridad para evacuar a la letrada del juzgado, encerrada junto a los guardias civiles que realizaban el registro a las órdenes del juez del 1-O. Pero el testigo aclaró este lunes que aquello no era seguro, como ya avanzó la propia letrada, que se negó a salir por ahí.

El intendente de los Mossos descartó también que la concentración de decenas de miles de personas ante el edificio fuese una concentración festiva. Relató escenarios de violencia con varios lanzamientos de objetos incluidos. En un momento concreto él y sus agentes quedaron atrapados entre la masa y no usaron sus defensas antidisturbios solo por miedo a provocar una avalancha, aunque la situación justificaba ya el uso de la fuerza, según dijo. Desde el banquillo de los acusados, Sànchez escuchaba sus palabras con semblante serio, prestando atención.

Actitud "altiva" y "prepotente"

Tanto Jordi Sànchez, ahora diputado en el Congreso por Junts Per Catalunya, como el líder de Òmnium, Jordi Cuixart, tratan de demostrar el carácter pacífico de la concentración de aquel día, convocada por ellos. A la hora de explicar el destrozo de los coches de la Guardia Civil aparcados en la puerta culpan a los periodistas al ser los primeros en subirse. El diputado de ERC Gabriel Rufián dijo como testigo hace semanas que él pudo ir a merendar y el exvicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras destacó que la gente cantaba canciones religiosas.

Mucho menos idílico fue el ambiente que dibujó el intendente de los Mossos, quien describió la actitud de Sánchez como “altiva” y “prepotente”. “Largaos de aquí”, le espetó el activista independentista. Según dijo el mosso, no le facilitó en nada su labor hasta que después experimentó un cambio radical y ya sí se ofreció a colaborar y calmar a la masa. No explicó a qué se debió ese cambio, pero detalló que en el enfrentamiento previo Sànchez llegó a coger su móvil y le amenazó diciendo que iba a llamar al entonces presidente, Carles Puigdemont, para que sus agentes se fuesen de allí.

"Me dijo que iba a llamar al presidente, al conseller y que me iba a largar", relató el testigo. No citó expresamente a Forn, pero es el conseller del que dependían los Mossos. Según declaró el propio Sánchez, horas antes ya había mantenido contacto telefónico con Forn, quien le pidió que sus voluntarios de la ANC hiciesen el cordón entre la multitud. El mosso recuerda que escuchó a Sànchez decirle a su interlocutor que “Trapero (jefe de los Mossos) está loco, ha perdido la chaveta, saca a la BRIMO (los antidisturbios) de aquí".

"Puede llamar al Papa de Roma"

Acto seguido se giró y se dirigió de nuevo al mando policial. “Me dice que en breve recibirá Trapero una llamada y nos iremos. Mi respuesta es que puede llamar al papa de Roma, que si no me da la orden mi superior, yo llego a la Conselleria", añadió el testigo. En el turno de preguntas del abogado Jordi Pina, representante del propio Sànchez, trató de cortar una respuesta del mosso en el momento en el que estaba relatando cómo el líder de la ANC “daba por hecho” que le podían ordenar retirar a sus agentes. El presidente del tribunal, el juez Manuel Marchena, evitó la interrupción del letrado e instó a seguir al testigo como un árbitro que deja seguir la jugada.

Sànchez está sentado en el banquillo de los acusados por un presunto delito de rebelión por el que la Fiscalía pide para él hasta 17 años de cárcel. Según el auto de procesamiento, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart como líderes de la ANC y Ómnium asumieron el plan de la Generalitat de usar las movilizaciones callejeras como herramienta de presión al Estado en el objetivo de lograr la independencia.  Así hasta acabar “asumiendo la violencia”.

En un gesto muy poco habitual, el fiscal Javier Zaragoza ni siquiera quiso hacer más preguntas y prefirió dejar ahí el relato. Las defensas contaron, no obstante, con un aliado inesperado en el abogado de Vox, quien preguntó al mosso si había visto a la masa tratar de entrar en el edificio tal y como relataron antes otros testigos de este juicio. En este caso, la respuesta del intendente fue que no lo vio. Sobre la bocina, el letrado de la acusación popular le regaló el gol de honra a los abogados defensores.

En este caso, el testimonio del mosso no lo había solicitado la Fiscalía, ni era un alto mando del Ministerio del Interior o el coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de Los Cobos, quien antes de acudir al juicio ya había desplegado su versión contra los acusados en la instrucción. En este caso, se trataba de un testimonio inédito y arriesgado por imprevisible correspondiente al cuerpo policial al que la Fiscalía incluye en el plan para la rebelión.

Diferentes estrategias

Al menos el testigo de este lunes dio apariencia de no haber escatimado esfuerzos aquel día en sacar del edificio a la letrada del Juzgado y a sus compañeros de la Guardia Civil. Eso beneficia a Forn en su pretendido plan de mostrarse como un conseller de Interior que no se entrometía en la labor de sus agentes. Uno de los testigos anteriores, un comisario de los Mossos que en el pasado fue inspector jefe de la Policía Nacional, declaró que nunca recibieron instrucciones políticas y que Trapero no las hubiese aceptado. Poco a poco el abogado de Forn se va apuntando tantos en su estrategia.

Pero tampoco salió del todo indemne el exconseller de Interior cuando -según el testigo- Sànchez también amenazó con llamarle a él para echar a los Mossos. Con todo, el testimonio de este intendente supone una nueva ruptura en la unidad de acción de la defensa de los acusados ya que en su intento de salvar a su cliente, el abogado de Forn ha puesto en la diana de momento a Jordi Sànchez con la versión de este intendente.

Se notaba que el abogado de Sànchez trataba después de buscar contradicciones en los testigos posteriores, entre ellos algún mosso también presente en el 20-S. El abogado de Forn es Javier Melero, quien en una de las primeras sesiones pidió a sus compañeros ceñir el debate de este juicio al Código Penal y no entrar en acusaciones políticas al tribunal.

Todo esto en un día en el que las quinielas previas otorgaban todo el protagonismo de la jornada al exalcalde de Barcelona Xavier Trias. Compareció minutos después de que los juzgados de Madrid confirmasen que autorizan la candidatura de Carles Puigdemont a las elecciones europeas así como la de los dos consejeros también huidos y ya no tendrá que sustituir a nadie. Trias regresó al relato idílico de lo sucedido el 20-S, alabó la actitud pacífica de los concentrados en el marco de una reivindicación nacional. Tan sólo calificó como “una barbaridad” que los guardias civiles se dejasen las armas en los coches. Pero para cuando declaró el exalcalde, las quinielas de la jornada ya habían saltado por los aires.

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