Quantcast

Política

Sánchez protege a Iglesias ante las presiones de los empresarios para apartarle

El vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias (i), junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d)

Fuego cruzado, dentro y fuera del Gobierno. Pablo Iglesias gana peso en el Ejecutivo, pero sigue mirando de reojo. Busca la conciliación con el sector de la gran empresa, últimamente muy crítico hacia él, y quiere el respaldo de Pedro Sánchez. El presidente socialista, cada día más alejado del PSOE, ha recibido a lo largo de la semana pasada llamadas de directivos importantes que le presionaron para reabrir la economía y que le ofrecían apoyo si se alejaba de Iglesias.

Las fuentes gubernamentales evitan detallar el nombre de estos empresarios, pero aseguran que hubo varias llamadas provenientes de dueños de sociedades de la industria pesada y la construcción. En los círculos de Podemos circulan nombres como el de Florentino Pérez, dueño de empresas como ACS, aunque no es un secreto que importantes sectores de la CEOE se han alineado en los últimos tiempos en la reactivación económica y en señalar a Iglesias como un político de poco fiar.

Sánchez decidió escuchar a estos sectores empresariales en cuanto a la reapertura de la economía. El Gobierno era consciente de que la llamada hibernación obligaba a los empresarios a cubrir los costes de los trabajadores que se quedaban en casa. Y ellos no estaban dispuestos a ir más allá.

Aunque Sánchez decidió reabrir la economía, frenó las aspiraciones de quienes querían acompañar esa vuelta al trabajo con un giro político en la coalición. La oferta de los empresarios era aprovechar los llamados pactos de la Moncloa para un acercamiento al PP y Ciudadanos, que excluyera a Iglesias y Podemos del Ejecutivo.

Respaldo a la legitimidad de Podemos

Según las fuentes consultadas, ese intento pinchó en hueso. “Unidas Podemos es un partido democrático”, fue, según las fuentes consultadas, la respuesta de Sánchez a sus interlocutores. Acto seguido, el presidente del Gobierno trasladó a Iglesias su compromiso con la coalición rojo-morada, para alejar cuanto antes dudas y tensiones.

Aun así, en el frente socialista dan credibilidad a una posible remodelación del Ejecutivo en los próximos meses. Podemos descarta esa opción, pero sobre la mesa empiezan a aparecer los nombres de ministros que Iván Redondo, el estratega de Sánchez, podría señalar para fijar un “cortafuego” ante la opinión pública. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, se encuentra en esas quinielas, y quedará por ver si alguien pagará el desplome del empleo.

En definitiva, el Ejecutivo mantiene su rumbo. Es cierto que existen tensiones e incluso varios ministros han pedido a Sánchez que reequilibre la balanza interna, quitando proyección y poderes a Iglesias. Desde su gabinete, aseguran los críticos, se está “filtrando” a la prensa que Podemos es el autor de medidas sociales elaboradas y puestas en marcha por los departamentos del PSOE. Una verdadera pugna de propaganda, pero que difícilmente romperá la coalición.

El Gobierno "resistirá"

“En el corto y medio plazo, el Gobierno resistirá”, afirman desde el PSOE. La gran incógnita será hasta qué punto puede afectar a la economía la permanencia de la coalición. Sánchez confía en que el Banco Central Europeo, después de 2008, sea más reactivo y adquiera la deuda española para evitar el default. Pero la pérdida de empleo y las quiebras previsibles de muchas pequeñas empresas le obligarán a asumir ciertos costes políticos.

Es Sánchez, de hecho, quien sigue teniendo las manos en el volante. Aunque Iglesias mantiene una relación especial con Redondo, las decisiones clave pasan por la mesa del presidente. El llamado botón nuclear lo tiene él, y según explican personas de su círculo, el desgaste electoral puede afectar al Gobierno e incluso al PSOE, aunque su figura de momento “aguanta”.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.