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Política

Sánchez sentencia a Delgado por el caso Villarejo y busca un sustituto para Justicia

Dolores Delgado.

Dolores Delgado tiene las semanas contadas como ministra de Justicia. Exactamente, el tiempo que dure el Gobierno en funciones porque Pedro Sánchez tiene decidido que no contará con ella en el próximo Ejecutivo, según desvelaron fuentes gubernamentales a Vozpópuli.

El hecho de que su nombre aparezca en las investigaciones policiales del caso Villarejo, tras levantarse el secreto de la pieza separada Pit, ha encendido todas las alarmas en la Moncloa, donde se critica su "inexistente" gestión desde que fue colocada al frente de Justicia y el hecho de que no se la conozcan reformas ni proyectos de calado en su departamento.

Una persona cercana a Sánchez resumió a este periódico el sentir general que hay en Presidencia de Gobierno a la hora de vaticinar el futuro de Delgado: "No le vemos ninguna posibilidad de seguir. Está carbonizada". 

¿Nuevos audios?

Las pesquisas que dirige el juez Manuel García Castellón preocupan mucho en la Moncloa porque existe el temor de que aparezcan nuevos audios entre Villarejo y la ministra cuando esta última era fiscal de la Audiencia Nacional. Las anotaciones del policía encubierto en su agenda incluyen encuentros con Delgado y Baltasar Garzón en 2017 que ella niega que se llegaran a producir. Pero el año pasado dijo lo mismo cuando se la implicó por primera vez con el agente y luego tuvo que retractarse.

Aquel escándalo, que desembocó en el récord de ser la primera ministra de la democracia en ser reprobada tres veces en el Parlamento -dos en el Congreso y una en el Senado-, empezó a mediados de septiembre tras una información de El Confidencial que la implicaba en el intento de evitar la extradición del empresario Ángel Pérez-Maura a Guatemala. En aquel momento se supo que Villarejo tenía el encargo de frustrar dicha extradición.

La ministra respondió con un comunicado en el que dijo que no había tenido ninguna relación profesional con el comisario ya en prisión preventiva. A los pocos días, Moncloa.com publicó el primero de los audios de la comida de octubre de 2009 en el restaurante Rianxo que ella mantuvo con Baltasar Garzón, Villarejo y otros mandos policiales. Era la prueba indubitada de la cercanía que tenía la ministra con el anfitrión de la comida, el propio Villarejo ya que el Gobierno socialista de entonces le acababa de condecorar.

Durante las más de tres horas y media del ágape, todos ellos mantuvieron conversaciones de lo más distendido y abordaron temas que afectaban a mandos policiales y varios jueces, en los que hubo comentarios despectivos hacia Fernando Grande-Marlaska, acusaciones de que compañeros de la judicatura habían estado con menores en un viaje de trabajo a Cartagena de Indias (Colombia) y hasta confesiones del propio Villarejo de que en los noventa había montado una red de prostitución para sonsacar "información vaginal" a los políticos de aquel entonces.

En Moncloa se preguntan si hay un nuevo audio de 2017 que esté en el sumario del caso ‘Pit’, un hecho que tendría consecuencias demoledoras para Delgado

Delgado reaccionó a los audios con una serie de comunicados a lo largo de aquella semana en la que, al final, admitió haberse reunido en tres ocasiones con el comisario Villarejo. “A lo largo de los 25 años en que Dolores Delgado ha trabajado en la fiscalía de la Audiencia Nacional tiene recuerdo de haber coincidido con el comisario José Villarejo en tres ocasiones junto a otros mandos policiales y cargos judiciales y fiscales”, explicó el Ministerio de Justicia con sorprendente precisión.

El último de estos encuentros pudo producirse en 2017, tal y como indican ahora los apuntes que dejó el agente hoy en prisión y que ayer publicó Vozpópuli, y en el entorno de la ministra se teme que haya podido ser grabada de forma subrepticia por Villarejo en alguna otra ocasión.

En Moncloa se preguntan si los investigadores han tenido acceso a dicha conversación y lo han trasladado al sumario del caso Pit, un hecho que tendría consecuencias demoledoras para Delgado. La duda corroe por dentro a Sánchez y su círculo más cercano, que no quieren verse expuestos a un nuevo escándalo.

Si en septiembre no fue cesada fue porque el Ejecutivo ya cargaba sobre sus hombros con dos dimisiones exprés -las de Maxim Huerta y Carmen Montón- y una tercera hubiera sido insostenible. Pero ahora el panorama es distinto, el viento sopla de cara tras las victorias electorales y a ella se la da por amortizada.

La caída de Edmundo Bal

Las desgracias de la ministra de Justicia no se han limitado a los tentáculos de Villarejo. La última de las tres reprobaciones parlamentarias coincidió en el día que la ministra destituyó a Edmundo Bal como jefe del departamento penal de la Abogacía del Estado.

Bal llevaba la acusación del Estado contra los políticos catalanes investigados por el proceso secesionista catalán. Esta acusación consideraba que los investigados cometieron un delito de rebelión, además de los de sedición y malversación de fondos públicos.

Sin embargo, la decisión final de la Abogacía del Estado, frente al criterio de Bal, fue retirar la acusación por el delito de rebelión, el más grave. Bal tuvo otro encontronazo anterior cuando defendió que el Estado debía personarse en la causa contra el juez Llarena en Bélgica.

Esta postura chocó con la que sostuvo inicialmente la ministra Delgado, aunque finalmente el Gobierno cambió de criterio y coincidió con el del jefe del departamento penal de la Abogacía del Estado. Sin embargo, tras su caída en desgracia, Bal se pasó a Ciudadanos y en las últimas elecciones logró escaño en el Congreso, donde se espera una lucha fratricida entre él y Delgado en la legislatura que va a comenzar pues la titular de Justicia también resultó elegida.

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