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Política

Salvador Illa, el muñidor furtivo del Gobierno de Sánchez que quiere dividir al independentismo

El ministro de Sanidad, Salvador Illa

Salvador Illa, socialista abierto al diálogo pero crítico con los independentistas catalanes, es hoy el verdadero muñidor del Gobierno de Pedro Sánchez. Ocupa el sillón de ministro de Sanidad y en estos días está ocupado en la difícil gestión de la respuesta al coronavirus. Tiene un perfil más político que técnico, entregado a la solución de la cuestión catalana, sobre la que tiene su propio plan.

“Su posición es abiertamente antiindependenista”, explican fuentes cercanas al socialismo catalán. Fue sobre todo en los meses anteriores y posteriores al 1-O cuando los constitucionalistas apreciaron al exalcalde de La Roca del Vallès. Concretamente por su trabajo discreto a favor de la manifestación constitucionalista del 8 de octubre en Barcelona y de la marcha organizada por Sociedad Civil Catalana el 27 de octubre de 2019.

La manifestación del 8 de octubre de 2017 inundó las calles de Barcelona y logró romper la imagen monolítica del secesionismo. Iceta no estaba del todo a favor de la marchan, pero Illa logró que el partido enviara una carta a sus militantes para que participaran en la marcha. En la marcha de SCC de 2019, el PSC estuvo presente. 

El 'guion francés' de Illa

La carrera de Illa sigue el guion francés, que suele proyectar a alcaldes de provincias a la política nacional. Dirigió el municipio de La Roca del Vallés (de 10.000 habitantes y donde nació en 1966) donde dejó su sello con la edificación del centro comercial La Roca Village, hoy en día uno de los atractivos del turismo en Cataluña. Luego pasó a la política municipal de Barcelona, hasta que Iceta le entregó la llave de la organización del PSC.

Antes de ser ministro dijo que Cataluña es una “nación”. “El PSC lo defiende desde hace 40 años”, argumentó ante las críticas

Reservado y pragmático, Illa se está convirtiendo en el muñidor del Gobierno de Sánchez. Su perfil gana peso porque la legislatura orbita alrededor del diálogo con los independentistas, con quienes el exalcalde de la Roca mantiene una relación directa. Su figura destacó ya desde las primeras reuniones con ERC para desbloquear la investidura. Formó parte de la delegación socialista de aquella negociación, y también estuvo en la mesa de diálogo con Quim Torra del pasado martes. Ambas citas salieron bien a los ojos de La Moncloa.

Antes de ser ministro dijo que Cataluña es una “nación”. “El PSC lo defiende desde hace 40 años”, argumentó ante las críticas. Pieza clave del pacto del PSC con JxCat en la Diputación de Barcelona, recibió reproches de la oposición e incluso en las entrañas del PSOE despertó malestar. Pero el catalán insiste en su apuesta por el divide y vencerás del sector nacionalista: una táctica que ha convencido a Sánchez.

La manifestación en favor de la unidad de España de Barcelona, en imágenes

Más crítico que Iceta

“Es muy crítico con los independentistas. Mucho más que Iceta [que fue quien le entregó la llave de la organización del PSC]” sostienen personas de su entorno. Y añaden: “Está convencido de que hay que volver al diálogo, aunque sea solo por razones tácticas. Por un lado para diluir la unidad entre ERC y JuntsXCat, y por el otro para reconducirlo todo a través de una negociación pactada”.

La ubicación de su ministerio le pone entre dos fuegos. Si por un lado trata con los nacionalistas, por el otro trabaja codo con codo con Iglesias. Comparte ministerio con el líder de Podemos y Alberto Garzón y esa cohabitación representa la mejor metáfora de la actual coalición rojo-morada: dos partidos que luchaban a sangre y fuego por el liderazgo de la izquierda, pero que ahora muestran una entente que hasta sorprende al propio Iglesias.

Illa tiene el papel de vigilante de Iglesias. Sabe que los morados defendieron una consulta o referéndum en Cataluña, pero ahora han corregido el tiro. Insisten en la liberación de los condenados del 1-O, aunque el deseo de seguir en el Ejecutivo ha convertido a Podemos en un partido dócil. Illa, el negociador, tiende puentes con los morados, pero con el mismo espíritu de atención con el que trata con nacionalistas.    

Incluso en el PSOE madrileño están apreciando el trabajo silencioso del catalán. Y es que en cierto sentido Illa puede representar al socialismo catalán de orden. Aprecia Estados Unidos y estudió en el IESE (“Pensé: ‘haz algo que te permita ganarte la vida’”, explicó en una entrevista en La Vanguardia), y cumplió con el servicio militar. Durante esa experiencia aprendió la importancia de quienes no están entre los focos pero mueven a las tropas. De ellos a menudo depende la victoria o la derrota.

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