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Política

La rendición de Puigdemont deja la Generalitat en manos del juez Llarena

Carles Puigdemont, en el vídeo en el que anunciaba su retirada "provisional"

La renuncia de Carles Puigdemont a ser candidato a la presidencia cierra un periodo de agitación y convulsiones y abre uno nuevo de cábalas e incertidumbres. El laberinto catalán pasa de pantalla. El bloqueo, por ahora continúa. El expresidente prófugo, luego de adjudicarse poderes inéditos desde una estructura sita en Waterloo, ha señalado a Jordi Sánchez como su sucesor.

Una propuesta que se antoja imposible ya que el elegido se encuentra en prisión y sólo podría asistir a la sesión de investidura previa anuencia del juez Llarena. El Supremo, casi con toda seguridad, no aceptará esta posibilidad. Otra provocación más de Puigdemont, sin duda que no la última,  para poner en evidencia la 'represión' del Estado español contra Cataluña.

Puigdemont renuncia a la evidencia, desiste de ser investido por Skype, da el 'paso al costado' aunque subraya que 'de forma provisional'. Ha protagonizado el esperado gesto una vez que el Parlament le ha reconocido, en un agitado pleno, su 'legitimidad' como presidente. Un homenaje de consolación que los independentistas han utilizado, asimismo, para lavar su imagen tras su vergonzante paso por los tribunales. Una sesión encendida y vehemente, en la que no se ratificó la DUI pero se mantuvo el desafío al Estado, con proclamas en pro de la república, la independencia, el referéndum del 1-O y contra el 155. Una manifestación de que el desafío secesionista sigue en pié y sin amago de plegar velas.

Ha convocado a los miembros del Parlament para una reuníón en Bruselas, aún sin fecha ni formato, de la que emergerá lo que denomina el 'Consejo de la República', una especie de 'Gobierno en el exilio'. Ya había advertido Puigdemont que no admitirá ser un presidente 'florero'. De ahí que, en su comparecencia en la noche del jueves insistiera en transmitir una imagen de legitimidad y de seguir al frente de la política catalana. 

Los últimos coletazos

Dos meses después de la celebración de las elecciones del 155, el bloqueo institucional en Cataluña comienza a despejarse. El principal escollo ha desaparecido. Puigdemont se rinde a la evidencia y dice adiós a la Generalitat. En su mensaje, grabado en Waterloo y distribuido por las redes sociales, subraya un último gesto de autoridad que se pretende de continuidad. Anuncia el nombre del candidato y hasta se permite convocar al cuerpo legislativo para que peregrine hasta su refugio. 'Los últimos coletazos antes de su extinción", comentan en fuentes del PDeCat, muy críticos con quien fue su líder. "Que nadie le dé por muerto", señalan por contra, en JxCat, su plataforma electoral.

Su figura se irá eclipsando hasta convertirse en la nada, insisten en estos círculos. "Intentará algún protagonismo durante unas semanas, poco más". El siguiente paso es la elección de un 'president'. El titular del 'Parlament', Roger Torrent, comenzará la semana próxima sus consultas con los grupos parlamentarios para proponer un candidato. La intentona de Sánchez no va a prosperar. El magistrado Llarena tiene la última palabra y se da por hecho que será 'no'. No le permitirá abandonar Soto del Real para asistir a la Cámara. 

Se abrirá entonces la búsqueda de otro candidato, al objeto de celebrar la necesaria sesión que desatasque el calendario político. En JxCat se esgrime el nombre de Jordi Turull, quien fuera consejero de Presidencia antes del 155. Tiene un problema, también está imputado y pendiente, caso de ser procesado, de volver a Estremera. ERC no parece estar por la labor de más complicaciones judiciales. Su líder, Oriol Junqueras, continúa en presidio, desde donde viene reclamando un presidente 'efectivo'. Sin mácula con la Justicia. 

El juego de Puigdemont es designar candidatos señalados por el Supremo. Uno detrás de otro. 'Presidentes klinex, de usar y tirar', como señalan en círculos independentistas. Alargar este periodo de transición todo lo posible para evitar la normalidad. ERC quiere sacarse de encima el 155 y poner en marcha el 'Govern'. Así aparecen los nombres de Elsa Artadi, quien fue la numero dos de Puigdemont, ahora algo eclipsada desde que su nombre emergió en unas investigaciones de la Guardia Civil. También se menciona a algún alcalde del grupo de fieles al prófugo, en especial el de Mollerusa, Marc Solsona.

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