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Política

Rajoy desvela el 'caballo de Troya' que haría temblar a la Carta Magna

Rajoy desvela el 'caballo de Troya' que haría temblar a la Carta Magna

Para abrir el melón hay que saber qué se pretende y hasta dónde se quiere llegar. Sin tener esos dos puntos claros, el Gobierno procurará evitar abordar la reforma de la Carta Magna. Es un paso repleto de peligros, vino a reconocer en su diálogo informal con los periodistas  

Una Constitución no es cosa de dos, comentó Mariano Rajoy en un batiburrillo con periodistas en el Congreso tras la ceremonia oficial del Día de la Constitución. No es un baile entre dos, hace falta un mayor consenso. Rajoy da patada a seguir en el asunto que acaparó  la mayor parte de los comentarios a la hora de los canapés. No evita hablar de una reforma de la Carta Magna pero pone límites claros. Que se sepa para qué y que se sepa dónde se empieza y dónde se acaba. Prudencia, repetían como un eco algunos de los ministros presentes en el acto, casi todos muy sonrientes. En especial, Íñigo Méndez Vigo, con los datos del informe Pisa aún calientes y no demasiado terribles para nuestro sector educativo.

Rajoy no tiene prisa en abordar esta ‘patata caliente’. El PSOE de Javier Fernández, tampoco. Dijo una frase muy sensata: “España ya tiene una estructura de Estado Federal pero nuestra Constitución, no. De modo que habrá que ver como se acoplan estas realidades”. No es un baile a dos, pero los principales protagonistas del tango constitucional, PP y PSOE, no parecen estar urgidos por abrir el melón de la reforma. “Ni estamos con quienes la sacralizan ni con quienes plantean posturas radicales. Estamos por la reforma”, señaló el presidente de la Gestora socialista. Y recordó, por si hiciera falta, que "nación no hay más que una". Ciudadanos reclama cambios, también desde moderación. Y Podemos, representados en la Cámara por Carolina Bescansa y Pablo Echenique, recitaban su conocida teoría sobre la urgencia de votar un nuevo texto legal.

El diez por ciento de los diputados

Rajoy no tiene claro hacia dónde conduce el proceso de la reforma Constitucional. Y teme que durante el proceso de debate, se cuele un ‘caballo de Troya inesperado’: La propuesta de un referéndum. En Moncloa teme que, dada la fragmentación del Parlamento y la débil mayoría del Gobierno, algún grupo puede forzar la petición de un referéndum. Cualquier modificación de la Carta Magna, aunque tan sólo afecte a un artículo, puede propiciar que un reducido grupo de diputados o senadores, el diez por ciento, es decir, 35, fuercen la convocatoria de un referéndum sobre el asunto a debatir y, una vez convocado, podrían alterar el supuesto motivo de la consulta. Un referéndum colado de rondón por la puerta falsa pero perfectamente legal. Rajoy, consciente de este riesgo, comentó en broma a los periodistas: “Lo mismo hasta yo me planteo ahora convocar un referéndum”, en claro guiño al experimento italiano. El riesgo que por la rendija de la reforma se cuele un plebiscito con tintes catalanes. “Muy complicado, pero hay que tenerlo en cuenta”, comentaba una fuente de Moncloa.

El frente separatista

El diálogo con Cataluña parece cuestión más importante. Sáenz de Santamaría señalaba que los contactos con la Generalitat ofrecen aspectos positivos, aunque insistió en la dificultad de alcanzar acuerdos en forma rápida. Si logra que Carles Puigdemont acuda a la Conferencia de Presidentes de enero, ya sería un logro. En ello está, volcada con todos sus esfuerzos y sus equipos para reconducir esta situación.

Rajoy, en su declaración pública antes de entrar en el Hemiciclo, recordó que nuestra Constitución ya ha sido modificada dos veces en respuesta a demandas de Bruselas. Dos veces en 38 años.  No ve motivos perentorios para poner en marcha esa aventura. Ni observa que haya el consenso suficiente para abordarlo. Rajoy echó mucha agua al vino del debate.  

Habló también del deshielo con el PNV de cara a formalizar un acuerdo sobre los Presupuestos, un diálogo que parece avanzar aunque, en estos caso, comentó Rajoy, “la clave de una negociaciones es no hablar mucho de ellas, mejor no comentarlas”.

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