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Política

Redondo refuerza sus 'geometrías variables' para mantener a Sánchez en el poder

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El principal asesor de Pedro Sánchez en la Moncloa, Iván Redondo, ha reforzado a lo largo de las últimas semanas su estrategia que en Ferraz califican de “geometrías variables”. Se trata de una táctica política dirigida a cruzar los apoyos de los nacionalistas (desde ERC hasta Bildu) con Ciudadanos, en función de cada momento político. Redondo es el “Rasputín” de la Moncloa, tal y como le calificaron en el verano pasado los de Podemos, y cuyo término emplean ahora también los socialistas.

“Antes que nada hay que hacer un matiz”, explica un miembro del Ejecutivo. Habla del presidente del Gobierno, a quien quieren diferenciar de otros presidentes como José Luis Rodríguez Zapatero. “Zapatero quería dejar su huella en la historia del país: pasar por el presidente que resolvió la cuestión territorial, acabar con ETA y ser referente de los derechos civiles. La crisis económica se lo llevó por delante, pero Sánchez tiene otro perfil. Lo suyo es un juego de partido a partido, resistir sin mirar lejos. Es una diferencia sustancial”.

"Guerra de plantas" en Ferraz

Sánchez eligió a Redondo como su asesor hace casi dos años. Redondo se instaló en los despachos de la sede de Ferraz ante miradas sospechosas de los cuadros del partido y los trabajadores. Estaba en la misma planta de José Luis Ábalos, con quien se alió. Frente a ellos se encontraba un sector liderado por Adriana Lastra. Ganaron Ábalos y Redondo, y Lastra tuvo que conformarse con la portavocía parlamentaria. "Fue una guerra de plantas en Ferraz que ganó Redondo", revelan fuentes socialistas. 

Redondo habla con el presidente casi todos los días. Su despacho se halla a pocos metros del del presidente. Y con Redondo el líder socialista ha alcanzado una afinidad intelectual casi perfecta. A lo largo del pasado verano, Sánchez siguió las directrices de Redondo para intentar un pacto con Ciudadanos y evitar a Unidas Podemos. Ábalos, según revelan fuentes cercanas a Iglesias, advirtió sobre el peligro de una repetición electoral que se convertiría en un plebiscito sobre Sánchez. Iglesias lo intentó de todas las maneras, pero tampoco convenció a Sánchez.

Tras la repetición electoral, y con un resultado decepcionante para Sánchez, los equilibrios en la corte del presidente cambiaron. Ábalos y otros socialistas pidieron la cabeza de Redondo, pero éste se adelantó. Convenció a Sánchez para que firmara un pacto de coalición con Iglesias, quien rápidamente aceptó tras el enésimo batacazo parlamentario. A partir de ese momento, Redondo puso en marcha una estrategia política que los socialistas califican de “geometrías variables”.

La factura de la guerra cultural de Iván Redondo

Doble juego de Moncloa

Las “geometrías variables” plantean un constante doble juego de la Moncloa para no perder nunca el apoyo parlamentario de las fuerzas políticas minoritarias. Ejemplo de ello fue la “foto” que Sánchez promovió con Ciudadanos el pasado jueves. Fuentes de ERC revelan que fue una “respuesta” de Redondo al ultimátum lanzado por Rufián el día anterior, en el que declaró incompatible ERC con Ciudadanos. Tras esas declaraciones, sobre las once de la noche, la ministra María Jesús Montero (Hacienda) avisó a las fuerzas políticas que estaban citados en el día siguiente para la primera ronda oficial de encuentros.

Con Bildu ocurre algo parecido. Sánchez ha inaugurado una negociación con los abertzales que abre una nueva etapa política en España. Bildu quiere legitimarse en el País Vasco ante el electorado moderado. Su aspiración es convertirse en fuerza hegemónica de la izquierda. Aunque este movimiento incomoda al PNV, Redondo coincide con Iglesias en que si Bildu se acerca a Sánchez, los nacionalistas de Urkullu "no pueden salir de la foto del acuerdo".

Hasta que no se cierre el trámite presupuestario en el Congreso, Sánchez y Redondo seguirán con su línea de las “geometrías variables”. "Quieren que todos coman de la mano de Sánchez", explican en el Gobierno. Después de la votación, algunos sectores del Gobierno confían en que el presidente cambie sus planes y apueste por una remodelación del gobierno que debilite a Podemos. Pero todo sigue en el aire, pendiente de una estrategia de Redondo que hasta ahora se está revelando ganadora.   

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