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Política

Puigdemont sólo tiene tres puertas para escapar de su pesadilla

Carles Puigdemont, en el vídeo en el que anunciaba su retirada "provisional"

La CUP quiere hacerse notar. Como siempre. En su momento defenestró a Artur Mas. "La papelera de la historia". Ahí lo envió. Ahora veta a Jordi Sánchez, el elegido por Puigdemont para asumir la Generalitat.

El bloqueo continúa. Sólo hay tres salidas. O convencer a los anticapitalistas de que desistan, algo que se antoja ahora mismo imposble. Podría también Puigdemont renunciar a Jordi Sánchez como candidato para la investidura. El ex líder de la ANC produce rechazos en ERC y en los radicales de la CUP. El prófugo de Bruselas no está por la labor de modificar sus planes.

La amenaza de las urnas

Finalmente, vuelve el juego de amagar con elecciones. Los antisistema dicen que no les va mal. En los comicios del 21-D se quedaron en cuatro escaños, un retroceso terrible. Ahora piensan que podrían recuperar posiciones. ERC ya no le tiene miedo ni a Puigdemont ni a las urnas. Y no ve motivos para plegarse a los planes del líder de JxCat

No hay más salidas al nuevo embrollo. Podría intentarse incluso una renuncia de Puigdemont y el ex consejero Comin, el de los mensajes del móvil con la rendición, ambos aún con su acta de diputados. Así se lograría la mayoría de 66 escaños en la segunda vuelta de la investidura. No harían falta los de la CUP. Tal opción no se contempla ya que no es muy factible que el juez Llarena permita la presencia de Sánchez en el Hemiciclo para someterse a la investidura. Todos los planes, por lo tanto, paralizados de nuevo. Incuso los del propio Puigdemont, que ya se veía 'proclamado' presidente de la república en el exilio. 

Frenazo a los planes de Waterloo

Puigdemont se verá obligado a ralentizar la creación del consejo de la república, ese singular 'gobierno de la República en exilio'. Necesita, eso sí,  transmitir la idea de que sigue al frente de algo, Los útimos acontecimientos no permiten pensar en una inmediata puesta en marcha de sus planes. Todo lo ha congelado la CUP, con enorme irritación por parte de ls secesionistas mayoritarios.

En su mensaje de renuncia 'provisional' dle viernes pasado, el prófugo de Waterloo anunció que convocaría a los miembros del Parlament para impulsar la creación de este organismo, cuyos contenidos de momento están por concretar. Estará formado por dirigentes o militantes de las tres formaciones secesionistas, y se reunirán periódicamente en la mansión del expresidente, donde se ha reservado una zona para estos menesteres políticos. 

Pretendía Puigdemont teleridigir al Gobierno de la Generalitat, aun por formar, desde su particular consejo. Su esquema sera sencillo: Un gobierno en el exterior, a su cargo, y otro 'en el interior', según sus palabras, operado desde Bruselas con telemando. ERC rechazó el sábado esta posibilidad. Y hasta veto a Jordi Sánchez para la Generalitat. Dio luego un paso atrás. Pero llegó la CUP on su política 'destroyer' y bloqueó de nuevo la situación.

El partido de Junqueras le ha puesto coto a las pretensiones del presidente cesado. El Gobierno legítimo, cuando lo haya,  no se someterá a los dictados de ese 'club de Flandes'. Pretendía Puigdemont que el nuevo presidente de la Generalitat asumiera, en público acto y discurso mediante, su sometimiento al 'telemando de Waterloo.

Un consejo ornamental

Finalmente, el consejo en cuestión, será una anécdota, una entelequia para que Puigdemont pueda seguir reclamándose 'presidente de algo', grabando vídeos, colgando tuits y lanzando peroratas inflamadas contra el Rey y el Estado. " A ver cuánto dura", señalan en sectores independentistas. "Ha designado a Sánchez porque no podrá asumir el cargo y no despertaba rechazos".

El consejo de la república tan sólo actuará como un megáfono de las reivindicaciones secesionistas en el exterior muy especialmente desde el punto de vista legal. Demandas, denuncias, querellas...Tribunal de Estrasburgo, Derechos Humanos en la ONU. Ese será el futuro ámbito de actuación de Puigdemont, añaden. "De gobernar desde Waterloo y nombrar consejeros, nada de nada", concluyen.

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