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Política

Podemos en Cataluña: suicidarse para vivir

Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, y Pablo Iglesias.

El pulso de egos de la política de extrema izquierda no (claramente) independentista en Cataluña está a punto de resolverse y no para bien de Podemos o, al menos, de su marca. Pablo Iglesias ha debido pensar que es mejor aliarse con las fuerzas emergentes en la comunidad tras comprobar que el peso de su partido en la comunidad no corresponde a la marca Podemos sino al tirón de Ada Colau y, en menor medida, Xavier Domènech. Por ello, el secretario general de Podemos quiere que allí su marca se integre en la nueva plataforma que ambos presentarán la próxima semana. Pero esta estrategia (asumir que la nueva candidatura prácticamente ocupa todo tu espacio) puede hacer saltar en pedazos, de nuevo, a la actual dirección morada en Cataluña.

La historia, como todos los procesos de Podemos, es laberíntica. Y, una vez más, se pierde cuando los caprichos de Iglesias se imponen a los procedimientos y organigramas internos. Que Colau y compañía querían sacar su propia marca era algo sabido. Su aura, y su percepción de la misma, es lo suficientemente grande como para volar en solitario. Lo que no se tenía tan claro es que el nacimiento de ese nuevo partido, el próximo 8 de abril, puede hacer desaparecer por absorción a la marca Podemos en Cataluña. Y que esto se va a producir en un tenso debate interno en el que el secretario general de Podemos ha desautorizado a su homólogo en Cataluña: Albano Dante Fachín.

Los críticos, a favor de la confluencia

La extrema izquierda no nacionalista se ha visto envuelta en una guerra de términos. Lo que para unos (Barcelona en Comú, Iniciativa y EUiA) supone lanzar una plataforma de confluencia que agrupe a todas las fuerzas similares (algo parecido a los que supuso En Comú Podem en la últimas autonómicas), para Albano Dante Fachín implica diluir el poder de Podemos en una marca política en la que Colau y Domènech van a asumir un protagonismo que él, por pura lógica, va a perder. Por ello, Dante Fachín decidió lanzar una consulta interna para que sean los inscritos de Podemos en Cataluña quienes decidiesen si su marca participaba o no en las Primarias de la nueva plataforma. Y la respuesta de la afiliación ha sido que no. Pero solo con el voto del 62% de las 3.901 personas que emitieron su opinión, o lo que es lo mismo, del 7% del censo del partido.

Ante esta negativa, desautorizada por la dirección morada en Madrid, ningún candidato de la actual dirección de Podemos en Cataluña se ha presentado a las primarias del nuevo partido. Pero sí lo ha hecho el sector crítico del partido, encabezado por Jéssica Albiach. Tal y como está configurado el proceso de primarias, Albiach tendrá presencia segura en nombre de Podemos en la dirección del nuevo partido.

Entonces, en este laberinto en el que se ha metido el partido morado en cataluña, ahora pueden darse diferentes situaciones a cada cual más absurda. La más probable en estos momentos es que Dante Fachín mantenga su postura y, por lo tanto, la dirección oficial de Podemos no tenga representante en la ejecutiva del nuevo partido pero sí la tengan los críticos. Entonces, dado que quien concurrirá a las elecciones es el nuevo actor político, ¿quién es el interlocutor de Podemos en Cataluña? Si se deslegitima a la actual dirección, los críticos habrán alcanzado el poder sin que los inscritos de Podemos hayan votado. Y si se ignora a la representante de Podemos en la nueva plataforma, la marca morada no tendrá a nadie en la organización con la que se van a presentar a las urnas.

Por lo pronto, está previsto que Pablo Iglesias acuda a la asamblea constituyente de la nueva plataforma. Eso ya determina que para el líder morado, su marca en Cataluña está acabada y es en la nueva nave en la que quiere apoyarse para asaltar los cielos, de momento, de Barcelona. De confirmarse, habrá matado a su partido para intentar que su partido viva.

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