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Política

Manuel Marchena, el presidente de un tribunal que sabe que acabará 'quemado'

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska (i), saluda a Manuel Marchena

El presidente del tribunal del juicio del 'procés', Manuel Marchena, nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1959 y es hijo de una profesora y un militar. Y por la profesión de su padre pasó sus primeros años de vida en el antiguo Sáhara español, un territorio que hasta 1975 mantenía una fluida relación con las islas Canarias.

Los mismos vínculos que ahora mantiene Marchena con su tierra, en donde se le puede ver durante las vacaciones, fechas que suele aprovechar para repasar la legislación e incluso algunos de los casos más complicados. Un ejemplo es, sin duda, este del 'procés', que según apuntan fuentes cercanas al magistrado, marcará la vida de los protagonistas del juicio.

Y las marcará, prosiguen las citadas fuentes, en un sentido negativo, habida cuenta de que cualquier sentencia que acuerden los siete magistrados contará con la crítica de un amplio sector de la población española, que verá un trasfondo político en el fallo judicial.

Cualquier sentencia será criticada

Según esta conclusión, cualquier sentencia será criticada. Si los magistrados optan por condenar a los independentistas por rebelión, amplios sectores de la población considerarán que el tribunal se ha plegado a los intereses de la derecha radical.

El tribunal del 'procés'

Por el contrario, si se les condena por sedición, un delito que no necesita probar que los alzados en Cataluña recurrieron a la violencia, el tribunal también será criticado, aunque en esta ocasión, por blando: ¿Pero alguien puede considerar que la sedición, penada con hasta 12 años de cárcel, según la acusación máxima de la Abogacía del Estado para Oriol Junqueras es una condena menor?, se preguntan con cierta frustración las citadas fuentes del entorno de Marchena, que en los últimos meses se ha cuidado mucho de hacer declaraciones, con la finalidad de no sufrir el seguimiento que tuvo el instructor de la causa, Pablo Llarena, que fue denunciado ante la justicia belga tras impartir una conferencia en Oviedo.

Acabarán 'quemados'

¿Y si no hay condena por rebelión o sedición? También el tribunal será acusado de haberse plegado a los independentistas, concluyen las citadas fuentes, que destacan que todos los protagonistas son conscientes de que acabarán 'quemados'; es decir, marcados por una sentencia que todo el mundo mirará con lupa. Y en el caso del tribunal, posiblemente señalados ante las autoridades judiciales europeas, tal y como parece ser la estrategia de los abogados de los procesados.

Y una prueba de que el juicio supondrá un cambio radical en la vida de los siete magistrados es que todos ellos eran unos perfectos desconocidos hasta hace unos meses. Y ahora, con el juicio, cada uno de ellos será analizado de forma exhaustiva, sobre todo si hacen cualquier comentario durante la vista oral.

El magistrado Manuel Marchena (c) preside el tribunal, junto a los jueces Andrés Martínez Arreieta (i) y Juan Ramón Berdugo (d).

¿Y cómo es Marchena? Un magistrado alude a un hecho reciente para definirle como juez. "¿Se acuerda de lo que ocurrió en la Sala Tercera del Supremo con el presidente Luis María Díez-Picazo, que hizo una nota pública en la que aludía que se había enterado por la prensa de una decisión de una Sección sobre un cambio de criterio sobre el impuesto de las hipotecas? Pues eso sería imposible que le ocurriera a Marchena", prosiguen las citadas fuentes, que aseguran que el magistrado canario está al corriente de cualquier decisión que se tome en su Sala.

Hundir su candidatura

Sin embargo, las brasas del 'procés' ya provocaron, apuntan las fuentes consultadas por Vozpópuli, que el nombre de Marchena para presidir el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) fuera filtrado a un medio de comunicación, en un claro intento de hundir su candidatura, que había recibido el consenso del PSOE y del PP.

Pero en la brillante carrera judicial de Marchena también hay sitio para las rivalidades históricas, como la que mantuvo con el exjuez Baltasar Garzón, que en su libro 'En el punto de mira' acusó de forma velada al presidente del tribunal del 'procés' de estar detrás de su expulsión de la carrera judicial.

Y el segundo capítulo en el exitoso intento de hundir la candidatura de Marchena a suceder a Carlos Lesmes al frente del Poder Judicial, fue la filtración del mensaje de whatsasapp del portavoz del PP en el Senado, Ignacio Cosidó, en el que aseguraba que Marchena era uno de los suyos.

Ignacio Cosidó.

"¿Qué hubiera hecho cualquier persona?", preguntan a Vozpópuli desde el entorno del magistrado. Contestan sin dudarlo: lo mismo que hizo Marchena; renunciar a una posibilidad, que desde un principio le dio quebraderos de cabeza, ya que nunca tuvo claro que aceptar la presidencia del Consejo General del Poder Judicial fuera la mejor opción, sobre todo a pocas semanas de que se iniciara un juicio, que supone todo un hito histórico en la historia de España.

Sin mayoría progresista

Y una salida, la de Marchena, que hubiera provocado un cambio en la composición del tribunal, que con la llegada de la magistrada Susana Polo, hubiera permitido que los progresistas fueran mayoritario entre los jueces del 'procés'.

Sin embargo, con la permanencia de Marchena, que además de presidir el juicio será el redactor de la sentencia, en el tribunal del 'procés' habrá tres magistrados conservadores, dos progresistas y otros dos moderados.

Los magistrados del tribunal que juzga la causa del 'procés'.

Y estos son el conservador Antonio del Moral, fiscal por oposición, y que ejerció en el Supremo desde 1999 hasta 2012, cuando fue nombrado juez; y Luciano Varela, histórico fundador de la progresista Jueces para la Democracia, que fue el encargado de redactar el proyecto de la Ley del Jurado en 1994.

Juan Ramón Berdugo (conservador), magistrado del Supremo desde 2004; Andrés Palomo (moderado, aunque fue nombrado con apoyos conservadores), el último magistrado en incorporarse al tribunal del "procés", Andrés Martínez Arrieta (moderado), y Ana Ferrer (progresista), la primera mujer que presidió la Audiencia Provincial de Madrid y cinco años después, en 2014, la primera en acceder a la Sala de lo Penal del Supremo, completan el tribunal.

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