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Política

Pedro 'Whitaker' vs Pablo 'César Chávez': el combate del siglo lo ganará Casado

Tres meses ha durado la pelea, así que casi habría que calificarla de 'combate del siglo'. Del 28 de abril, día en que se celebraron las elecciones generales, hasta el 25 de julio, jornada en que ante toda España terminó el último asalto.

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias creyeron desde el minuto uno estar jugando una partida de ajedrez, con movimientos muy estudiados y asesorados por dos estrategas de guante fino. De un lado, Iván Redondo, un consultor político de origen vasco y que se doctoró cum laude el día de la moción de censura contra Mariano Rajoy. Y del otro, Pablo Gentili, un asesor argentino crecido a los pechos del kirchnerismo.

La cosa terminó como el rosario de la aurora, con ambos contendientes dando tumbos por el ring, sangrando a borbotones y literalmente sonados

Sin embargo, la partida se les fue de las manos. Redondo y Gentili se pasaron de la raya y sus pupilos, más que comportarse como ajedrecistas de alta escuela, acabaron asestándose puñetazos en la mandíbula sin ninguna compasión. Y la cosa terminó como el rosario de la aurora, con ambos contendientes dando tumbos por el ring, sangrando a borbotones y literalmente sonados.

Redondo y Gentili se las prometían muy felices porque los dos se creían superiores a su adversario. Pero la realidad ha demostrado que las fuerzas estaban más parejas de lo que pensaban y el intercambio de golpes entre Pedro 'Whitaker' Sánchez y Pablo 'César Chávez' Iglesias ha sido tan duro que ninguno de los dos está en condiciones de levantar el brazo y proclamarse vencedor de la pelea.

A Sánchez se le ha visto que no tenía ninguna gana de formar una coalición con Podemos y a Iglesias, más preocupado por las poltronas que por pactar un programa de Gobierno. Por tanto, ambos han dejado insatisfechas a sus parroquias más cafeteras, esas que, jaleadas por unos cuantos periodistas partidarios, suspiraron hasta el último segundo porque llegara el ansiado entendimiento.

Iglesias nunca más podrá decir que en España no ha habido un Gobierno de izquierdas por culpa del Ibex 35

Sin argumentos

El fracaso pasará factura a los dos, pero deja especialmente tocado a Iglesias, que ya nunca más podrá decir aquello de que en España no ha habido un Gobierno de izquierdas por culpa del Ibex 35.

El líder morado, que se ha inventado un relato de lo que pasó en 2016 y nos pretende convencer de que en aquella ocasión Sánchez no fue presidente por presiones del 'establishment', cuando fue él mismo quien tumbó la investidura del socialista, ahora ya no podrá usar la misma monserga, pues toda España ha visto cómo el PSOE ofrecía a Podemos una vicepresidencia y los ministerios de Igualdad, Vivienda y Sanidad y él, desde la tribuna del Congreso de los Diputados, se ha permitido el lujo de rechazar la oferta exigiendo también el control sobre las políticas activas de empleo.

¿Alguien en su sano juicio entiende la jugada de Iglesias? La oportunidad era histórica, los ministerios ofrecidos no eran decorativos para un partido que se dice de izquierdas y probablemente el tren ya no vuelva a pasar nunca más. Difícil de entender esta decisión y, sobre todo, difícil de explicar a los votantes si hay nuevas elecciones en noviembre.

A río revuelto...

Mientras tanto, el que se frota las manos se llama Pablo Casado. Ha saldado el debate de investidura con buena nota y ya tiene la pelota donde quería. El intento de formar un Gobierno Frankenstein II ha fracasado y ahora ha llegado el momento de "explorar otros caminos", como dijo el jueves por la noche el propio Sánchez.

Esos caminos que eviten las elecciones pasan todos por el Partido Popular. O bien porque se abstenga, para lo cual sería necesaria también la complicidad de Ciudadanos, o bien porque vote a favor de Sánchez. ¿Es posible alguno de los dos escenarios? Ahora mismo parecen complicados, pero no hay que descartar nada.

Casado necesita tiempo para consolidar su proyecto, y apoyar a Sánchez sería la mejor manera de conseguirlo sin someterse a la incertidumbre de unas nuevas elecciones

Casado ha tendido la mano a Sánchez ofreciéndole once pactos de Estado para cuando sea de nuevo presidente... y está a medio segundo de ofrecerle también sacar adelante su investidura. Él necesita tiempo para consolidar su liderazgo al frente del PP y construir su proyecto. Y apoyar a Sánchez sería la mejor manera de conseguirlo sin tener que someterse de nuevo a la incertidumbre de unas elecciones.

Sin embargo, hay también en el PP altos cargos que consideran que, llegados a este punto, lo mejor es que se convoquen nuevos comicios, para así sacar del mapa definitivamente a Iglesias y a Albert Rivera, que serían penalizados en las urnas por los ciudadanos. El primero por no apoyar a Sánchez y el segundo porque anda desde hace meses encallado en una posición incomprensible: denuncia que Sánchez tiene un pacto secreto con los comunistas y los independentistas a la vez que se demuestra que no es verdad.

Sea como fuere, Casado juega sobre seguro. Si pacta con Sánchez, ganará tiempo y consolidará su liderazgo y su imagen de hombre de Estado. Si, por el contrario, se decanta por provocar las elecciones, recuperará terreno electoral a costa de sus dos principales enemigos, Ciudadanos y Vox, y está por ver si una gran abstención del electorado de izquierda no le ofrecerá también la milagrosa carambola de incluso poder formar Gobierno. Todo apunta, pues, a que el líder popular será el vencedor de un combate en el que han sido otros los protagonistas.

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