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Política

La odisea de rogar el voto a diez días de que expire el plazo: colas, faxes y kilómetros hasta el consulado

Este lunes terminó el plazo para reclamar errores sobre datos personales en los consulados de cara a las elecciones del 28A

El plazo para solicitar el voto desde el extranjero expira el 30 de marzo y el caos está servido. Después de dos años de trabajo en el Congreso de los Diputados, la proposición de ley para derogar el llamado voto rogado quedo en el aire tras el adelanto electoral.

Más de dos millones de españoles que viven fuera pueden votar en las próximas elecciones, pero muchos de ellos desisten para no tener que enfrentarse, otro año más, al 'Vuelva usted mañana'.

Buscar un fax, desinformación, colas y recorrer kilómetros para presentarse en consulados específicos son algunas de las principales trabas que se están encontrando estos días. Algunos ya han tirado la toalla y las redes sociales echan humo.

"En Polonia fue imposible encontrar un fax. Aquí se usa la web, correo electrónico, aplicaciones, pero el fax dejó de usarse hace muchos años"

"Tener que mandar un fax para pedir el voto en pleno 2019 es una vergüenza", critica un afectado. "Tengo que enviar un fax. En el 2019... ¡Un fax! He dedicado como cinco minutos de mi vida a buscar un fax en Quito... y he desistido. Me siento ridículo. No, no votaré. Soy alérgico a la burocracia", se suma otro.

"En Polonia fue imposible encontrar un fax, incluso en Correos. Aquí se usa la web, correo electrónico, aplicaciones, pero el fax dejó de usarse hace muchos años, me imagino que como en el resto del mundo, excepto en España. ¿No existen otros métodos digitales para hacerlo?", se queja otro español en el extranjero.

Desinformación y kilómetros

"Uno de los principales problemas que estamos observando es que la plataforma para solicitar el ruego de forma telemática no funciona bien. Algunos usuarios lo consiguen después del cuarto intento, pero muchos ni siquiera reciben la confirmación de que han hecho el procedimiento correctamente", explican desde el colectivo Marea Granate.

Se llaman así en honor al color granate de los pasaportes y llevan años intentando ayudar a los españoles que viven fuera a ejercer su derecho al voto. "Por otro lado, el personal de los consulados en muchas ocasiones no informa bien y existe cierta falta de cooperación", añaden fuentes de la organización.

A los residentes temporales que acudieron presencialmente al Consulado General de España en Nueva York les dijeron que no tenían impresos"

"En la Sección Consular de Panamá no les informaron de que podían solicitar el voto por vía telemática. les exigen rogar por fax o por correo postal", indican. "A los residentes temporales que acudieron presencialmente al Consulado General de España en Nueva York les dijeron que no tenían impresos y les emplazaron a volver en unos días, con los desplazamientos que esto implica", continúan.

Otro de los obstáculos que han surgido se dio en la Embajada de Dinamarca. Una persona de nacionalidad española que vive a 400 kilómetros de Copenhague fue a inscribirse para poder solicitar el voto y le registraron mal la dirección. "Pese a que fue un error de ellos, le pidieron que acudiese personalmente a modificarlo y le dieron mal las fechas de los plazos", denuncian.

Consulados honorarios

Además de las colas interminables que hay en ciudades como Bruselas o Londres, una de las mayores dificultades se está dando es la ausencia de competencias a la que están aludiendo en los consulados honorarios.

Un cónsul honorario no suele ser nacional del país por cuenta del que actúa, sino que tiene nacionalidad del país de residencia o, incluso, de un tercer Estado y puede ser a un mismo tiempo cónsul honorario de dos o más países. Por oposición al de carrera, este sólo es competente para ejercer un número limitado y secundario de las funciones consulares permitidas por el Derecho internacional.

Sin embargo, desde Marea Granate aseguran que los trámites consulares en periodos electorales sí están dentro de sus funciones. "Estamos recibiendo quejas desde Florencia, Reikiavik y Vancouver, donde les piden acudir a Roma, Oslo y Toronto, respectivamente, con los kilómetros que ello implica", apuntan. "¿España está ayudando a la gente a que participe en los comicios o les pone zancadillas?", se preguntan desde la plataforma.

Todos estos malabarismos se traducen en una baja participación por parte de los extranjeros en el exterior. En 2011 se derrumbó y pasó del 31% en 2008 al 4,9%

Teresa Martínez es una de las españolas afectadas. Reside temporalmente en Islandia, donde hay un cónsul honorario. Estudia Geología en la universidad del país y no va a poder votar en las elecciones generales, ni en las autonómicas, ni en las europeas.

"En cuanto me enteré del adelanto electoral, me informé para saber cómo poder votar a distancia. Después de mandarme a un lado y a otro en Reikiavik, me dijeron que me tenía que inscribir en la Embajada de Oslo. Sin embargo, por una cuestión de plazos, ya no me daba tiempo a empadronarme de cara a las elecciones del 28A", asegura a Vozpópuli. La joven añade que solo le queda la opción de venir a España para poder votar, pero económicamente ahora no puede permitírselo.

Todos estos malabarismos se traducen en una baja participación por parte de los extranjeros en el exterior. Después de que entrase en vigor la reforma electoral de 2011, la participación de estos se derrumbó y pasó del 31% en 2008 al 4,9% en aquel año. Un fenómeno que se viene repitiendo hasta las últimos comicios: las autonómicas de Andalucía. De los 242.820 andaluces residentes en el extranjero, solo solicitaron el voto 9.301, apenas un 3,8%, según los datos oficiales de la Oficina del Censo Electoral.

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