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Política

Las cinco obsesiones de Susana Díaz que complican su salto a Ferraz

La presidenta andaluza, Susana Díaz, en el Palacio de San Telmo.
  • Aferrada al Gobierno andaluz. El pavor a perder la presidencia de la Junta es algo que Susana Díaz ha transmitido en los últimos meses de manera insistente a su equipo de confianza, teniendo en cuenta el acuerdo tan frágil que la vincula a Ciudadanos y la presión que ejercen Pedro Sánchez y Patxi López para demostrar que una secretaría general como la del PSOE necesita de dedicación exclusiva.

En la cabeza de la presidenta andaluza, confirman fuentes de su federación, siempre ha prevalecido la premisa de que debe compatibilizar el liderazgo del Partido Socialista con la Presidencia de la Junta, teniendo en cuenta que si abandona ésta solo dispondría del Senado como plataforma desde la que hacer oposición al Gobierno de Mariano Rajoy, con el problema añadido de que abriría también la guerra interna por el control de su partido en esta comunidad. Además, casi todas las encuestas sitúan ahora al PP regional en condiciones de sumar con la formación de Albert Rivera la mayoría suficiente para gobernar Andalucía, poniendo fin a casi cuatro décadas de hegemonía socialista. La protesta de las ‘batas blancas’ en la sanidad regional han penalizado sobremanera la imagen de Susana Díaz.

  • El problema de cómo rematar a Pedro. El odio visceral que Susana Díaz profesa al último secretario general del PSOE es algo que le nubla la mente, aseguran en la federación andaluza, donde se sitúa el origen de esta animadversión a la valentía con la que Pero Sánchez intentó ejercer su cargo con autonomía desde que accedió a él en julio de 2014 hasta que lo perdió en el tormentoso comité federal celebrado el 1 de octubre del año pasado.

No son solo los sanchistas los que ven un problema para que Díaz se haga con la secretaría general en el papel tan activo que desempeñó para defenestrar al ex secretario general. Algunos miembros de la vieja guardia, barones regionales y miembros del equipo de campaña de Patxi López, creen que la única posibilidad que tiene el PSOE de cicatrizar sus heridas a partir del 39º Congreso es elegir como líder a alguien que no haya estado salpicado por esta refriega.

  • Todas las federaciones bajo el ordeno y mando. Que Susana Díaz es, sobre todo, una mujer de “aparato”, es algo que ni siquiera se oculta en su entorno más inmediato. Sin apenas experiencia de gobierno, llegó en 2013 al cargo que ahora ejerce después de una larga experiencia interna de partido de la que aprendió gran parte de los malos vicios de la política en la secretaría de Organización de las Juventudes de esta comunidad. Fue allí cuando cogió fama de ‘killer y comenzó a apartar de su camino a todo el que se le pusiera por delante. Parte de los caídos y de los agraviados forman parte ahora del ejército de Sánchez.

La posibilidad de que Díaz se haga dentro de pocos meses con la secretaría general y emplee los mismos métodos que se la conocen en Andalucía, asusta a no pocos barones, salvo a Emiliano García-Page, Guillermo Fernández Vara y Ximo Puig, los únicos que la han apoyado en su ambiciones desde casi el principio. El resto, temen verse apartados de sus responsabilidades si en mayo gana las primarias, un ajuste de cuentas que canalizaría antes del verano a través de los correspondientes congresos regionales. Esta es la razón principal por la que la presidenta andaluza ha querido trasladar el mensaje a todos los responsables de federación con los que ha hablado de que ella solo viene a coser heridas y no a abrirlas o, como dijo ayer en Sevilla, a dejar que cada uno milite en el socialismo “como le dé la gana”. Muy pocos se lo creen.

  • Los reproches a Felipe y Alfonso. Felipe González podría haber respaldado de forma expresa a Susana Díaz en todas las ocasiones que ha tenido para ello y no lo ha hecho. Es algo que a ella le duele en el alma, aseguran en su entorno, pues lo interpreta como el desprecio de alguien que quiere aparentar que no influye en el PSOE, pero que no deja de meter la cuchara cuando lo cree conveniente dentro de la organización.

La presidenta andaluza incluye en un paquete parecido a Alfredo Pérez Rubalcaba y a otros viejos del lugar. Tampoco tiene en sus oraciones a Alfonso Guerra, convencida de que el exvicepresidente solo trabaja para sí mismo y sus intereses.

  • Cómo disciplinar a los medios. La manera en que desde la Junta de Andalucía se influye en buena parte de los medios de comunicación de esta comunidad no es exportable a Madrid, aseguran en Ferraz. Susana Díaz, como le ocurrió al principio de su carrera a Pedro Sánchez, cree que determinados empresarios que vienen regalándole los oídos desde hace tiempo pueden resolverle esta papeleta utilizando sus influencias, pero lo que demuestra la experiencia, es que este control de los medios en el rompeolas de las Españas resulta imposible, al menos tal y como se ejerce desde el sur.

Esto inquieta a la lideresa, puesto que su lenta caída de popularidad la trae de cabeza, tanto a o más que el recuento permanente de fidelidades. A ello obedece, por ejemplo, sus instrucciones de pasar lista a los asistentes a cada uno de sus actos. Ocurrió con el celebrado con alcaldes en Madrid hace tres semanas y también con el vivido este sábado en Sevilla, donde personas de su equipo pidieron con antelación la relación de altos cargos de la Junta que se habían comprometido a acudir a la cita.

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