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Política

Chivite, la aficionada a la música indie que apoyó a Madina y se convirtió al sanchismo

Cuando sonó el teléfono, un sábado de septiembre de 2014, María Chivite (Cintruénigo, 1978), no podía esperar quién llamaba. Era Pedro Sánchez, que le ofrecía ser la nueva portavoz del PSOE en el Senado. Ella acababa de apoyar la candidatura de Eduardo Madina en las encarnizadas primarias del partido. Quizás pensaba que tras la derrota podría llegar el ostracismo. Pero ocurrió todo lo contrario. El entonces nuevo líder socialista y hoy presidente del Gobierno la quería en su equipo, aunque apenas la conocía, porque había visto sus intervenciones por vídeo y creía que era ideal para el cargo en la Cámara Alta. 

Chivite, que este viernes se convertirá en presidenta del Gobierno de Navarra, informó a Sánchez de que había presentado su candidatura a encabezar la lista del PSN al Parlamento foral. Su interlocutor le dijo que ya lo sabía, pero que aún así, aunque fuera para poco tiempo, quería contar con ella. Poco a poco, ambos fueron aumentando su sintonía. En marzo de 2015, Sánchez presentaba a Chivite en uno de esos desayunos informativos de Madrid donde abunda la pompa. Destacaba su capacidad de trabajo -"me pregunto cuándo parará un segundo"- y elogiaba su trayectoria política "pese a su juventud". Con el tiempo, ella abrazaría el 'sanchismo' con convicción, acaso movida por la fe del converso

Su vida familiar 

Oriunda de Cintruénigo, localidad de la Ribera de Navarra donde el euskera se habla tanto como el chino, es la única hija en una familia humilde de cinco hermanos. Tiene dos hijos y esa faceta, la de madre, es la que primero destaca en su cuenta de Twitter. Siempre que puede vuelve a su pueblo, donde le gusta rodearse de "las amigas de toda la vida".  

Pronto entró en política, enrolada en las juventudes socialistas. Y transitó el camino de cualquier político profesional del bipartidismo: primero fue concejala, después parlamentaria autonómica y luego senadora. Entretanto, se licenció en Sociología por la Universidad Pública de Navarra y cursó un máster en Recursos Humanos, entre varios estudios de posgrado. 

La regeneración del PSN

Cuando estaba en el Senado y todavía no se habían desatado las hostilidades entre Madina y Sánchez, vio cómo el PSN sufrió su enésima crisis interna. Ferraz, aún con Rubalcaba al frente, impidió una moción de censura contra Yolanda Barcina, de UPN, y las costuras socialistas volvieron a estallar. Ella, afín a la dirección regional de entonces, encabezada por Roberto Jiménez, dio el paso para intentar liderar y regenerar el partido. Lo hizo con dos promesas: las decisiones del PSN se tomarían en Navarra (y no en despachos de Madrid) y habría que dar más fuerza a la militancia para decidir. 

En aquella batalla, como en todas las de su vida, se apoyó en sus dos pilares fundamentales: su familia (su pareja, sus hijos, sus hermanos y sus padres) y el deporte (le gusta jugar al pádel, va al gimnasio y no desaprovecha oportunidades para el montañismo). Y, por supuesto, escuchó para motivarse música indie, la primera de sus pasiones íntimas según refieren personas de su entorno.   

Una dura derrota 

Chivite ganó aquellas primarias de octubre de 2014 a Amanda Acedo, del sector crítico. Después, en diciembre de ese año, fue nombrada secretaria general del PSN. Durante unos meses compaginó la portavocía del Senado con sus responsabilidades en Navarra. Pese a que podría haber variado el rumbo de su carrera por su buena relación con Sánchez y con el navarro Santos Cerdán, hombre clave en Ferraz y 'sanchista' con enorme poder, dejó el Senado para volver a su tierra en las elecciones autonómicas de 2015.

Ya en aquella campaña electoral abogaba por intentar gobernar sin pactos con Bildu ni con UPN y PP. Pero el resultado en las urnas fue una catástrofe: los socialistas quedaron en quinto lugar, por detrás de UPN, Geroa Bai, Podemos y Bildu. 

Aquella derrota fue el golpe más duro de su carrera política. Sin embargo, abogó por utilizar ese 'manual de resistencia' sanchista que consiste en empecinarse para lograr el poder frente a todos los elementos. Hizo una dura oposición al cuatripartito que gobernó la anterior legislatura (Geroa Bai, Bildu, Podemos e IU) pero marcando distancias respecto a UPN y PP. Y en las autonómicas del 26-M logró solo 11 de 50 parlamentarios, pero el PSN volvió al segundo puesto, debido al desgaste del cuatripartito y al 'efecto Sánchez'. 

En ese resultado electoral y en sus promesas previas ha cimentado su plan para hacerse con la presidencia del Gobierno foral. Ha llegado a un acuerdo para gobernar junto a Geroa Bai, Podemos e IU, amén de necesitar la abstención de Bildu, formación a la que dice vetar. En su discurso de investidura de este jueves, volvió a defender la "centralidad" del PSOE: entre la derecha y el nacionalismo, como dice el propio Sánchez a nivel nacional. Desde esa posición quiere gobernar. Este viernes empieza ese camino. A ritmo de indie y como 'sanchista' convencida. 

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