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Política

Zamora, la ‘aldea gala’ de IU en la que su alcalde tiende la mano a Ciudadanos

Francisco Guarido.

El único alcalde de Izquierda Unida en una capital de provincia española es Francisco Guarido y desde la pasada legislatura lleva las riendas de la ciudad de Zamora. Su talante moderado, su negativa a que IU quede fagocitado por Podemos y sus pulsos con Alberto Garzón en los últimos años le convierten en un político atípico al frente de su peculiar ‘aldea gala’.

Guarido lleva años clamando en el desierto zamorano para que IU no se diluya dentro de Podemos, un discurso muy parecido al que tuvo Gaspar Llamazares hasta que este último fundó Actúa y se ganó su expulsión de IU. El regidor no ha llegado a tanto y se siente respaldado por la militancia: el 94% de los afiliados de IU en su ciudad le dio la razón en una reciente consulta, en contra de las tesis de Garzón y su coordinador autonómico, José Sarrión.

Uno de los motivos del divorcio entre Guarido y Podemos es el estilo de la formación morada: “La actitud de Podemos, la que adopta públicamente, está basada en la anécdota, en el simbolismo, en la crispación. Lo que ha hecho históricamente Izquierda Unida es una propuesta más didáctica, más contundente, más de razonar, de dialéctica, de leyes. A nosotros se nos ve como un partido serio y a Podemos como un partido que raya el folclorismo“, señaló en una entrevista a Eldiario.

El alcalde zamorano se ha mostrado siempre duro con Pablo Iglesias, al que ve en línea descendente como en su momento le pasó a los coordinadores generales de IU que sucedieron a Julio Anguita. “Los que iban a asaltar el cielo están en el 14 o 15% de los votos, que era el resultado que teníamos nosotros antes de que surgiera Podemos. Todo ese camino andado para volver al mismo porcentaje de Izquierda Unida de hace seis o siete años“, aseguró.

Guarido no lo tendrá fácil en las elecciones municipales del 26-M para lograr un segundo mandato, pero todo está en el aire. Una encuesta en febrero colocaba al PP y Ciudadanos con los 13 ediles de la mayoría absoluta, aunque era imprecisa –no decía cuántos concejales obtenía cada partido- y desde entonces han pasado muchas cosas.

El propio alcalde de IU sabe que, en ocasiones, se tiene que recurrir a socios inesperados con los que pactar las cuestiones más vitales y perentorias de la ciudad. Y es que, por sorprendente que parezca, Guarido ha sido alcalde de Zamora en un gobierno de coalición con el PSOE y con apoyos puntuales de concejales de Cs y no adscritos.

En las elecciones municipales de 2015, el PP obtuvo diez concejales, IU ocho, el PSOE cinco y Ciudadanos dos, pero antes de tomar posesión como ediles dos de los concejales socialistas dejaron el partido y pasaron a ser no adscritos por discrepancias con la dirección socialista.

Guarido dijo esta semana que está dispuesto a dialogar con Ciudadanos tras el 26-M si no hay una mayoría clara. En su opinión, Ciudadanos no puede considerarse en Zamora un partido de derechas como lo son el PP o Vox, ya que los ‘naranjas’ zamoranos tienen otro perfil. “Nosotros hemos pactado con ellos todos los presupuestos", recordó Guarido en referencia a los acuerdos para obtener su apoyo a los presupuestos municipales de 2016, 2017 y 2018.

El alcalde zamorano de IU admite que Cs en Zamora está en “el espacio político de centro, no de derechas" y subrayó que tal condición es exclusiva de la formación naranja de su ciudad. “No estoy hablando del señor Rivera", puntualizó.

Es más, Guarido cree que los ediles ‘naranjas’ no apoyarían un gobierno de derechas en Zamora. En todo caso, él aspira a recibir votos del arco político comprendido "desde el centro hasta la izquierda, izquierda". Es decir, la transversalidad en versión castellano-leonesa que los fundadores de Podemos pregonaron en sus orígenes.

El regidor zamorano tiene a gala que la política no le haya cambiado "ni en la manera de vestir ni en la de actuar" y que, a diferencia de anteriores responsables municipales zamoranos, no ha hecho reformas en su despacho oficial. Lo único que incorporó al mobiliario fue un ordenador, sorprendido de que no hubiera esta “herramienta de trabajo” cuando llegó a su puesto de trabajo.

Sin embargo, hubo otros gastos que generaron polémica. Por ejemplo, el Ayuntamiento destinó 1.800 euros a tapizar dos sillones y un sofá del vestíbulo del Consistorio de color rojo por ser "más acorde a la nueva coyuntura" política.

Guarido defendió que no era un "gasto superfluo", sino "necesario" ya que que la curiosa medida favorece a los ciudadanos de Zamora, "que son los que esperan sentados" en los muebles. "Nos parece una buena inversión, con respeto a las personas que esperan a realizar alguna gestión, otros se lo gastaban en comilonas", apostilló para defender la decisión.

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