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Política

Moreno Bonilla promociona en la Junta andaluza a los restos del sorayismo

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla

A Antonio Sanz, presidente del PP de Cádiz, todos le daban por muerto, políticamente hablando, tras la victoria de Pablo Casado en las primarias del PP. Destacado sorayista, había sido, junto a José Luis Ayllón, el coordinador de la campaña de la vicepresidenta. Hacía ostentación de su activa beligerancia en pro de Sáenz de Santamaría y pugnó con enorme entrega para cosechar compromisarios de cara a la batalla decisiva. 

Andalucía siempre ha sido territorio de Soraya. Cinco de las ocho provincias se inclinaron por la 'vicetodo'. Juanma Moreno, presidente de la Junta, siempre ha sido uno de los más fieles escuderos de quien fuera la mano derecha de Rajoy en Moncloa. Tanto o más que Alfonso Alonso, el líder del PP vasco. Su llegada a la presidencia andaluza, de carambola, supuso un alivio para algunos dirigentes que veían ya finiquitada su carrera.

Antonio Sanz era uno de ellos. Fiel sorayista, de la rama de Javier Arenas, Sanz iba a ser sustituido en la presidencia del PP gaditano por José Ortiz, alcalde de Véjer y uno de los pocos casadistas de la zona. La investidura de Moreno Bonilla frenó todos los cambios anunciados en el PP andaluz. Y empezó el ascenso y promoción de soyaristas hacia puestos de relevancia.

Ni uno de los seis consejeros que el PP colocó en la Junta (los otros cinco le corresponden a Ciudadanos, su socio de Gobierno) son casadistas. Todos vienen de la órbita de Moreno, de Arenas y de Soraya. Incluso Enric Millo, que fue el 'embajador' de Santamaría en Cataluña en los tiempos duros del procés, ha encontrado acomodo en la Junta en condición de secretario de Acción Exterior, un puesto prácticamente diseñado a su medida.

Disgusto en Génova

También Moreno le ha buscado un huevo honorable a Sanz, a quien ha designado coordinador de las Relaciones entre la Junta y el partido. Un gesto de amigo que, al tiempo, algunos en Génova entienden como un bofetón a Casado, dado el perfil del propio Sanz. "Podía haberle colocado en algún rincón más discreto", señalan fuentes de la dirección nacional.

A este gesto se suma también otra ofensa hacia Casado al designar a Ana Mestre para el disputado cargo de presidente del PP en Cádiz. Mestre es fiel colaboradora de Moreno Bonilla, quien no ha tenido la deferencia de colocar a Ortiz, el apadrinado de Casado en ese cargo. 

Pieza a pieza, cargo a cargo, Moreno se ha hecho ya con el absoluto control del partido en la zona. Casado, con quien mantiene una buena relación personal, entre otras razones por la amistad de sus respectivas esposas, prefiere no interferir demasiado en las decisiones de su hombre en Andalucía. Juanma Moreno es ahora el 'barón de barones', dada la importancia de la Comunidad que preside. Por encima incluso de Núñez Feijóo, quien mantiene su relevancia dentro de la organización del PP, más por su trayectoria y su veteranía que por el hecho de ser el presidente de la Xunta. Ninguno de los dos estuvo presente este martes en Génova, cuando Casado anunció el nuevo organigrama de la formación. Tampoco asistió Alonso. Los tres 'puntos negros' del PP, como les llaman ya en algunos despachos de la sede nacional. 

A este mapa de baronías, se va a sumar en forma inminente Isabel Díaz Ayuso, quien está a pocos días de ser investida presidenta de la Comunidad de Madrid, un bastión de enorme peso político y de gran tradición en el partido. Ayuso se sumará así a Cayetana Ávarez de Toledo y a Ana Beltrán en el equipo de mujeres por poder y relevancia dentro de la estructura de la formación conservadora. 

Casado prefiere sumar. "Renovación por adición", definió su operación cambio de este martes. 

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