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Política

Moncloa cifra en diez puntos el desplome de los independentistas en unas elecciones catalanas

El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, durante su intervención este miércoles en el Parlament.

No habrá referéndum en Cataluña. Ni con urnas de cartón ni con urnas de madera. El Gobierno central tiene preparado el armamento legal para cortocircuitar esa iniciativa que la Generalitat ha anunciado para el mes de septiembre. Oriol Junqueras, vicepresidente del Ejecutivo catalán, desvelaba este miércoles que la convocatoria de la consulta se efectuará 'dentro de un par de meses'. Será en junio, comentan fuentes secesionistas. 

El Gobierno central se mueve en otros parámetros. Da por hecho que el plebiscito no tendrá lugar, pese a que se harán intentos por convocarlo. En su lugar se trabaja en la idea de un adelanto electoral para otoño, quizás en noviembre, algo en lo que también coinciden algunos de los miembros de la familia secesionista. 

Moncloa se mueve intensamente para frustrar la posibilidad de la celebración del referéndum. Por el momento ha dado los primeros pasos para cortar la vía de financiación del plebiscito, mediante un recurso al Tribunal Constitucional contra todo lo relacionado con el referéndum que se incluye en los presupuestos presentados por la Generalitat. Una "advertencia personalizada" a los 19 altos cargos que tienen algún tipo de capacidad decisoria sobre el manejo de las cuentas públicas. Se recuerda incluso que la no obediencia al dictado del Constitucional acarrea responsabilidades administrativas y penales. 

La imagen del Estado

Los cálculos con los que se maneja el gobierno central evidencian un retroceso paulatino en la voluntad de voto hacia el bloque secesionista, con una caída creciente en los últimos meses. El retroceso en las urnas sería, para otoño, del orden de diez puntos, seis más de los que arrojaba el último barómetro del CIS catalán, conocido hace quince días.

En Moncloa se considera que la denominada 'Operación diálogo' ha calado en ese sector de la sociedad que en su día votaba a Convergencia y que ahora no se siente representada con un partido que sigue los dictados de la CUP. La imagen del Estado en Cataluña está recuperando un carácter de mayor normalidad en ese segmento de la población, que percibe con preocupación las disputas y tensiones que se aprecian en el grupo independentista. 

La estrategia clave es seguir con esta línea, no siempre bien entendida fuera de Cataluña, ni siquiera dentro del PP. "Hay que ir con paso firme, en especial a la hora de mostrar firmeza frente al referéndum, pero con presencia constante en la comunidad", señalan fuentes conocedoras de la operación. El 'procés' atraviesa momentos de incertidumbre y "lo importante es no meter la pata".

En esa línea se manifestó el martes Francesc Homs, exconsejero de Presidencia de Artur Mas, ambos inhabilitados por su participación en el 9-N. "Ganará quien cometa menos errores", aseguraba en un acto público. Junqueras es de la misma opinión. El número dos de la Generalitat, interlocutor principal de Moncloa con el Ejecutivo de Cataluña, se muestra muy poco partidario de la celebración del plebiscito, pese a que sus declaraciones públicas. Dirigentes independentistas sostienen en privado que la consulta es inviable y es preciso recuperar el entusiasmo entre los simpatizantes de la secesión para afrontar la siguiente fase del alicaído 'proceso'. 

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