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Política

Rajoy 'empieza' la campaña electoral 2019 burlándose de la inexperiencia de Rivera

Rajoy besa a Cifuentes este domingo antes de clausurar la convención del PP

Mariano Rajoy desprecia la "colección de parlanchines" que, cree, forman Albert Rivera, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Les ve sin experiencia de gobierno, sobradamente temerarios y propensos a la exageración.

Pero este domingo en Sevilla dedicó buena parte de su discurso de clausura de la convención nacional del PP a ridiculizar al primero de ellos, Rivera, que ofrece "una gran incertidumbre adornada de peroratas huecas, golpes de tuit o promesas lisonjeras" y a quien ha avisado de que "gobernar es más difícil que meter gol desde un sofá"... Por algo será.

Las encuestas ya sitúan a Ciudadanos muy por delante del PP y Rajoy demostró que no se va a privar de agitar el fantasma del miedo en el año que resta hasta las elecciones autonómicas y municipales de 2019. Los españoles tenemos que hacernos "la gran pregunta": ¿Queremos seguir avanzando -con el PP, se entiende- o retroceder de la mano de la sensación del momento en el espectro político?.

Sea por el sorpasso de Rivera -el presidente del Gobierno y su entorno siguen sin creérselo-, o porque no soporta su levedad política, lo cierto es que Rajoy llamó de forma vehemente a su partido a "salir a ganar" y explicar "con la cabeza alta" que el Gobierno ha salvaguardado la unidad de España ya la sacado de la crisis, frente a quienes no han gobernado nunca y por eso prometen todo "gratis y sin límites".

Incluso llegó a acusar al presidente de Ciudadanos de transformar la no aplicación del artículo 155 de la Constitución -que le dijo en privado el pasado septiembre- en un "sí entusiasta" cuando vio que daba réditos electorales en la propia Cataluña y en el resto de España. 

Ni que decir tiene que a Rivera le faltó tiempo para responder a su socio/adversario vía Twitter -algo que incomoda especialmente a Rajoy-, resaltando que el PP solo intenta tapar sus "verguenzas" en los casos Gürtel, Púnica, y ahora con el master supuestamente falso que amenaza la carrera política de la presidenta de Madrid, Cristina Cifuentes

La gran cita de 2018 ha pasado eclipsada por la negativa del tribunal alemán de Schleswich-Holstein a entregar a Carles Puigdemont y, sobre todo, por el asunto del master. Fue curioso, en este sentido, ver este domingo cómo Rajoy, que dio muestras de apoyarla durante todo el fin de semana ante la familia popular, ni la mencionó en su discurso final.

Sabe el líder de los populares que no todo el mundo -lo demostraron la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, o el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo- comparten ese llamamiento a "defender a los nuestros" que hizo entusiásticamente la secretaria general, María Dolores de Cospedal. Es más, muchos, en privado, piensan que haberla respaldo tan gráficamente ante toda España es "un error" ya que el asunto "pinta mal" y "en algún momento el partido tendrá que desmarcarse".  

Tras el desmarque de Santamaría y Feijóo en relación al cierre de filas con Cifuentes ordenado por Cospedal, Rajoy optó en la clausura por no citarla y limitarse a lamentar que el "ruido" tape la labor del PP

Quizá por eso, el inquilino de La Moncloa lo despachó en su discurso con una queja contra el "ruido" que hace que la gestión popular se olvide. El problema es que Rivera y los suyos no parecen dispuestos a soltar la presa y ya condicionan la comisión de investigación en la Asamblea de Madrid a que se esta concluya antes de la moción de censura socialista.

De ninguna manera quieren sentirse condicionados por un calendario de comparecencias posteriores al 17 de mayo, fecha límite para celebrar el pleno de la moción, porque Ciudadanos se vería obligado a apoyar indirectamente a la presidenta madrileña frente a PSOE y Podemos, poniéndole en contra de la opinión pública.

Y en algún momento Rivera dará un ultimátum a Rajoy para que obligue a Cifuentes -a quien considera muerta políticamente- a dar un paso atrás y poner en su lugar probablemente a Ángel Garrido, actual consejero de Presidencia de la Comunidad. No está claro que Garrido vaya a ser el elegido, en tanto que Génova no acaban de verle como cabeza de cartel en 2019 y prefiere que, de tener que aceptar el paso atrás de Cifuentes, su sucesor/a sea el candidato.

Además de señalar a Ciudadanos como el objetivo a batir, al PP le queda una tarea más complicada: intentar que no se vayan con Rivera algunos candidatos municipales que quieren apostar a 'caballo ganador'

En medio de este panorama y tras una convención del PP eclipsada por los acontecimientos, ahora la Dirección Nacional de PP tiene por delante la tarea urgente de empezar a elaborar las listas electorales para los comicios autonómicos y municipales de dentro de un año.

Designados los cabezas de lista en Andalucía -problema no menor- quedan plazas importantes y, sobre todo, los populares necesitan no dar sensación de desmoronamiento ante un partido, Ciudadanos, con constante incremento de afiliaciones y mucho atractivo para ex cargos del PP o incluso descartes a quienes le formación naranja está aproximándose en aquellas zonas de las dos Castillas, Andalucía o Aragón, donde su implantación es hoy por hoy más escasa que en las ciudades.

  

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