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Política

Segunda semana del 'procés': la independencia solo era un truco

La oscarizada obra maestra de Paolo Sorrentino, La grande bellezza, contiene una escena especialmente simbólica en la que su protagonista se topa por las calles de Roma con un mago que dice poder hacer desaparecer una jirafa. El personaje que interpreta Toni Servillo observa el enorme animal y le pide al hombre que le haga desaparecer a él después. El mago le replica que, de ser cierto su poder, ya lo habría usado también consigo mismo. “Es sólo un truco”, le recuerda.

La película que retrata como ninguna otra antes el colapso de la dolce vita italiana sirve de espejo perfecto para describir la segunda semana de juicio del procés, esa enorme jirafa que mantiene atados a un banquillo de los acusados a 12 políticos. Jugaron a ser magos sin advertirle al público entregado de que solo era un truco y ahora la resaca de todo aquello prescribe decenas de años de cárcel ante los que no es fácil desaparecer sin más.

A la hora de buscar explicaciones, el Palacio de las Salesas escuchó los reproches habituales al Tribunal Constitucional. Su sentencia sobre el Estatut hace casi diez años se argumentó varias veces como verdadera pieza filosofal del soberanismo rupturista. Mucho más que la agenda de Jove, el documento Enfocats o el Libro Blanco y sus mil páginas que nadie se ha acabado de leer, según confesó Jordi Sànchez. Lo dijo después de que su compañero Turull lo reivindicara como un documento académico creado para desmentir “muchos tópicos que había en Cataluña”.

Romeva se armó de la autoridad suficiente para decirle a siete magistrados del alto tribunal que el derecho de autodeterminación, en realidad, muta

El Tribunal Supremo también asistió a una clase de derecho impartida por Raül Romeva, nacido y criado en Madrid hasta los nueve años y que abandonó el federalismo para acabar abrazando el independentismo catalán. Semejante currículo le armó de la autoridad suficiente para decirle a siete magistrados del alto tribunal que el derecho de autodeterminación, en realidad, muta y evoluciona.

El ecosistema de los pasillos del Supremo

Los pasillos del Tribunal Supremo son un ecosistema extraño en el que conviven personajes que lucen pulseritas de Vox con otros de lazo amarillo en la solapa, togas, policías como los del 1-O, periodistas y funcionarios que siguen su día a día con aparente indiferencia. Actúan como si el circo del procés nunca hubiese llegado a su ciudad. Por momentos el Palacio de las Salesas parece el Hotel Overlook sin que esté claro quién juega el papel de huésped desubicado.

Uno de los más activos en los corrillos durante los recesos es Santi Vila, quizá el que mejor diagnosticó lo que se debate en el juicio: Una vez que el Constitucional prohibió la consulta, se decidió seguir adelante con la idea de forzar una negociación con el Estado. “El referéndum muta a una movilización política” (acción mutante de nuevo). "Pensábamos en tensar la cuerda, pero que no se rompiera".

Eso es básicamente la descripción de un chantaje alentado desde las instituciones que se fue de las manos en la calle. La cuerda al final se rompió y a eso la Abogacía del Estado le llama sedición y la Fiscalía, rebelión. “Podríamos haber sido más responsables (...) De haber sabido las consecuencias, habríamos actuado de otra manera”, concluyó Vila con Joaquim Torra en la Sala donde no llegaron los ecos del último discurso del rey Felipe VI.

Algunos fiscales están mejor preparados que otros para un juicio que se mueve más en los parámetros tobilleros de la Audiencia Nacional

Como un equipo del colegio en el que tienen que jugar todos, los cuatro fiscales se van turnando para defender su relato de que hubo violencia. Pero unos están mejor preparados que otros para un juicio que se mueve más en los parámetros tobilleros de la Audiencia Nacional que del Tribunal Supremo, más acostumbrados a vistas de casación sin tanto toma y daca. Se palpa en la zona de prensa cierto runrún solo con ver sentarse en la sala al ex fiscal jefe de la Audiencia Nacional Javier Zaragoza. El respetable deja de sestear ante interrogatorios previsibles y se activa como una grada de estadio cuando ve calentar en la banda al jugador más tribunero. Es la señal de que pueden pasar cosas.

Segunda semana de juicio del 'proces'

Las cartulinas de los jueces dicen que esta segunda semana la han ganado los acusados a los puntos. Hay quien vaticina que las acusaciones están reservando sus golpes para el asalto de los testigos. Pero otro recuerda que este juicio, con sus sesiones televisadas, también se juega en el plano mediático y hasta ahora el relato lo han capitalizado los mítines políticos de algunos procesados sin que apenas nadie les haya hecho siquiera sudar un poco.   

Para cuando los testigos quieran desmentir a los acusados no quedarán muchos altavoces para contarlo como acredita la desbandada general de corresponsales extranjeros

Cierto es que queda escuchar a la secretaria del Juzgado relatar el pánico que la llevó a salir por un tejado, al teniente de la Guardia Civil desmentir eso de que le autorizó a los Jordis subirse a sus vehículos destrozados o proteger sus armas. Como as de la baraja el team rebelión, estos días de capa caída, aguarda ansioso el relato del coronel Pérez de los Cobos en el que se sustenta buena parte del auto de procesamiento.

Sin embargo para entonces, metidos ya en plena campaña electoral, no quedarán muchos altavoces para contarlo como acredita la desbandada general de corresponsales extranjeros ya esta segunda semana. Y ponte luego a justificar una sentencia condenatoria en base a lo que dijeron unos peritos de los que nadie oyó hablar ante el mismo público entregado al que nunca advirtieron de que la independencia solo era un truco.

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