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Política

Zapatero sella la paz con Sánchez y se desmarca de la "vieja guardia" del PSOE

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el expresidente, José Luis Rodríguez Zapatero

José Luis Rodríguez Zapatero se ha desmarcado este jueves de la vieja guardia del PSOE que representan Felipe González, Alfredo Pérez Rubalcaba, Susana Díaz o Javier Fernández, con un canto a la "máxima unidad interna" de los socialistas en la inauguración de la Escuela de buen gobierno a la cual ninguno de ellos tiene previsto asistir este fin de semana en Madrid.

Zapatero sí ha ido, procurando destilar complicidad con Pedro Sánchez a sabiendas de que la cita, para la cual se han inscrito 700 militantes, simpatizantes y personalidades del mundo de la política y otros ámbitos, ha comenzado marcada por el vacío de los críticos; es más, el exjefe de gobierno ha llegado a alabar la política de Ferraz de oponerse a la prisión permanente revisable porque el objetivo es "resocializar a los presos", no condenarles de por vida, y ha reiterado que "todos los socialistas" tiene que contribuir a la paz interna.

Así lo ha expresado en la clase magistral Socialismo es democracia. Negociaciones políticas, que la Dirección Federal hizo coincidir este jueves con el 14 aniversario de su victoria en las elecciones generales de 2004. Es más, para celebrar la efeméride, Juventudes Socialistas ha puesto en marcha una campaña en redes sociales para reivindicar la figura y el legado del expresidente que aprobó la Ley de Dependencia o el reconocimiento del matrimonio entre personas del mismo sexo.

El resto de exdirigentes socialistas creen que Zapatero ha pactado con el actual líder la reconciliación porque, a diferencia de Felipe González, necesita al PSOE para reivindicar su pasado en la Moncloa

Este acercamiento se produce después de haber apostado fuertemente Zapatero por Susana Díaz en la primarias socialistas, como también hizo el resto de la vieja guardia que, sin embargo, no ha restablecido los lazos con el ganador. La mayoría de ellos piensa que el viraje del ex mandatario tiene que ver con su "necesidad" del apoyo del PSOE hacia su cuestionada trayectoria en La Moncloa.

Algo que, dicen, no necesita Felipe González, quien almorzó con Sánchez el 13 de febrero pasado para limar asperezas. El otro expresidente socialista llegó a decir en septiembre de 2016, tres días antes del tumultuoso Comité Federal que acabó con la defenestración de Sánchez y su sustitución por una gestora,  que se sentía "engañado" por el secretario general, porque le había prometido que se abstendría en la investidura de Mariano Rajoy con tal de evitar unas terceras elecciones.

Pero Sánchez se resistió a hacer presidente a Rajoy y terminó dimitiendo como líder del partido, al perder el pulso ante sus críticos, donde se integraba el grueso de los dirigentes territoriales. De este bloque, solo el extremeño, Guillermo Fernández Vara, ha recompuesto ya sus relaciones con Pedro Sánchez.

Aunque el castellano-manchego Emiliano García-Page y el aragonés Javier Lambán no lo han hecho, sí es cierto que se cuidan de aparecer con Susana Díaz, Javier Fernández o el valenciano Ximo Puig, quienes no ocultan su alejamiento y frialdad con la Ejecutiva salida del 39 Congreso del PSOE

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