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Política

Las intromisiones de Génova despiertan sospechas en el equipo de Casado

Calle Génova

Debate sí, debate no. Las primarias a la presidencia del PP penden del hilo del debate. El Comité de Organización del Congreso (COC) ha asegurado en una nota que se trata de "una decisión política que se adoptará cuando proceda". Una frase que implica cierta displicencia y una sensación de que el COC está 'a lo que gusten mandar', la apertura de una negociación entre las dos candidaturas para alcanzar un acuerdo.

Fernando Martínez Maíllo, coordinador general del PP, actual 'número dos' de Génova, se mostraba abiertamente en contra de que se produzca el 'cara a cara'. Nada de neutralidad ni de mantener la distancia. "Me gustan los debates, pero entre el PP y el PSOE", aseguraba Maíllo, ante la estupefacción del equipo de Pablo Casado. 

Nadie duda de que un enfrentamiento ante las cámaras beneficia a quien va en segundo lugar, es decir, a Casado. "Tiene más que ganar", señalan en su entorno. Se le considera más habilidoso en este formato, más experimentado, es uno de los dirigentes del PP que más ha experimentado en todo tipo de tertulias, ruedas de prensa y mesas redondas en todo tipo de ámbitos. "Soraya fue portavoz del Gobierno, que es bien distinto. Ámbito institucional, severo, rígido, preguntas concretas, respuestas medidas y sin opción a la repregunta", añaden. De ahí los recelos a que tal posibilidad se concrete. 

Diálogo para el acuerdo

Sectores del PP insisten a estas horas en que unas primarias sin debate no lo parecen. "Hay que despojarse del miedo a estos mecanismos de democracia interna", señalan en estas fuentes donde se valora muy negativamente tanto las dudas que emanan desde la cúpula como las cortapisas que impulsa la plataforma de Santamaría. "Es ridículo que estemos todavía dando vueltas a este asunto", insisten en los mencionados ámbitos del PP, donde se considera que esta polémica debería estar superada.

Los portavoces de la exvicepresidenta se empeñan en no mostrar recelo alguno ante la posibilidad de que se concrete el cara a cara, pero consideran que sería más práctico "un diálogo para el acuerdo". Soraya insiste en su oferta de integrar tanto a Casado y su gente como a la propia Cospedal. Oferta que no ha tenido respuesta positiva en ninguno de de las dos familias. 

La actitud de la cúpula del partido despierta recelos en el grupo de Casado, donde se adivina una inclinación mal disimulada en favor de Santamaría. Ya ocurrió durante la primera fase de la campaña, cuando algunos dirigentes regionales movilizaron a mandos intermedios en favor de la exvicepresidenta. y en contra de los otros postulantes. El caso andaluz ha sido particularmente notorio, ya que allí Santamaría logró casi el doble de votos que sus dos rivales juntos. Javier Arenas, por un lado y Juan Manuel Moreno, por otro, han sido los artífices de ese abrumador resultado que catapultó a Soraya a la victoria parcial.

Las dudas se ciernen ahora sobre Maíllo, a quien atribuyen ciertas inclinaciones en pro de Soraya. Castilla y León, por ejemplo, votó a su favor salvo en Palencia y Ávila, donde nació y por donde es diputado Pablo Casado. Maíllo es zamorano y su influencia en esa región es indudable. La batalla se libra compromisario a compromisario, hay 2.612 en disputa, sin contar los 522 natos. "En política, uno y uno no suman necesariamente dos", advirtió Maíllo tras conocerse el escrutinio de la primera vuelta. Las cábalas iniciales apuntaban a un trasvase total de los más de 15.000 votos logrados por Dolores Cospedal hacia las filas de Casado. Un movimiento que está por confirmar y que, según avanza la campaña, cada vez se antoja menos claro.

 

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