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Política

Feijóo tensa la cuerda al límite para evitar que se diluya la sigla PP en las elecciones

Feijóoo y Pablo Casado el pasado verano en un acto del PP en Cotobade (Pontevedra)

El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, sigue haciendo "como si el asunto no fuera con él", señala a Vozpópuli un diputado del PP conocedor de los entresijos de la negociación entre su partido y Ciudadanos para las elecciones del 5 de abril en esa comunidad autónoma y en el País Vasco. Nadie del PPdeG habla del asunto y en redes sociales ni se menciona algo que incluso no hace tanto fue objeto de controversia entre Feijóo y Pablo Casado.

Este viernes, fuentes cercanas al barón popular gallego daban acuse de recibo de la comunicación, "el jueves por la tarde" según Ciudadanos, de una próxima llamada que va a recibir Feijóoo del ex secretario general del partido naranja, José Manuel Villegas, pero insisten a Vozpópuli en que no se ha producido "ningún contacto" a nivel local entre ambas formaciones; algo que no les parece normal y que da la medida de "lo que estamos hablando", asegura otra fuente popular.

La tesis que impera en el PPdeG es que no se debe hacer "política-ficción" sobre coaliciones entre un partido que gobierna Galicia con mayoría absoluta desde hace décadas y otro que no tiene representación ni en las Cortes ni en el Parlamento autonómico por ninguna de las cuatro provincias (La Coruña, Lugo, Orense y Pontevedra).

Por lo demás, Feijóo está dispuesto a hacer hueco en alguna de las cuatro listas autonómicas a candidatos de Ciudadanos para optimizar así al máximo el voto del centro-derecha, pero nunca desdibujando el proyecto del PP por intereses de una formación que tras la repetición de elecciones generales el 10 de noviembre está en decadencia. La respuesta tendrá que llegar antes del viernes 21 de febrero, fecha límite para inscribir coaliciones en los comicios del 5 de abril.

El PP está dispuesto a meter en sus listas a algún referente de Ciudadanos en Galicia, pero no a hacer una coalición que desvirtúe su sigla y "confunda" al electorado

El problema es que la formación que lidera Inés Arrimadas pretende elevar la relación a la categoría de "coalición" para las próximas elecciones autonómicas en toda España. Y eso, salvo en Cataluña, donde la diferencia de Cs con el PP es notable -36 diputados, primera fuerza, frente a solo cuatro que logró el PP en las elecciones de diciembre de 2017-, va a ser difícil de llevar a cabo, sobre todo en Galicia.

Desde el PPdeG se dan incluso argumentos técnicos: cualquier papeleta de voto que no refleje claramente la sigla PP -'Gallegos suman' o cualquier otra fórmula como las que se están barajando para las otras dos autonomías- puede "confundir" al electorado popular gallego; en particular en las zonas rurales, auténtico feudo del partido desde los tiempos de Manuel Fraga, hace treinta años.

El País Vasco es otra cosa

No es que en el País Vasco Ciudadanos se encuentre en una situación mucho mejor que en Galicia, pero allí el PP está seriamente dañado después de veinte años en los cuales ha pasado de tener más de 320.000 votos y acariciar la posibilidad de desbancar al PNV en las elecciones autonómicas de mayo de 2001, de la mano de Jaime Mayor Oreja, a convertirse en prácticamente irrelevante.

Y ello con el mar de fondo de las malas relaciones entre Pablo Casado y el actual presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, a quien solo se le ha vuelto a situar como candidato a lendakari por la premura de tiempo con la que Íñigo Urkullu ha convocado los comicios para el 5 de abril.

En el caso vasco la debacle a manos del PNV se da por descontada en algunos ambientes de la dirección nacional y ya se empieza a hablar del futuro del partido sin Alonso, quien, a diferencia de Alberto Núñez Feijóo, lleva semanas dialogando con el responsable naranja en esa comunidad, Luis Gordillo, en torno a la plataforma 'Vascos suman', que sería la fórmula de coalición.

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