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Política

El exministro Fernández Díaz visitó a Pujol "para frenar el procés": "Me dijo que no había remedio"

El exministro Jorge Fernández Díaz.

El que fuera ministro de Interior entre 2011 y 2016, Jorge Fernández Díaz, ha contado que visitó en 2012 al expresidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, para "frenar" el ascenso del movimiento separatista.

"Visité a Pujol en la cárcel para frenar el procés y me dijo que no había remedio", dice el exministro popular en una extensa entrevista concedida al diario El Mundo.

Fernández Díaz cuenta que "la primera quincena de julio de 2012 sentí en conciencia la necesidad de ir a ver a Jordi Pujol para llegar a algún tipo de acuerdo que evitara que Cataluña entrara en una confrontación con el Estado. Había tenido con él una relación especial a pesar de las diferencias políticas, pero siempre habíamos tenido un respeto y afecto mutuos (...) Compartimos vivencias en momentos muy delicados, como la tarde del 23-F, cuando me llamó a Oviedo, donde era gobernador civil de Asturias, una hora después de que entrara Tejero en el Congreso y me pidió que trasladara a Suárez y a Calvo Sotelo que el catalanismo que él representaba era compatible con la pertenencia a España sin ninguna discusión".

"Aunque aparentemente estaba apartado de la primera línea política y había abandonado gran parte de la potestas, su auctoritas en el partido permanecía intocable. Me reuní con el presidente Mariano Rajoy en Moncloa, le planteé mi deseo de hablar con Pujol a calzón quitado sobre la situación y le pedí su autorización. Me dijo que no tenía ninguna esperanza de que consiguiera algo, pero que adelante", cuenta Fernández Díaz.

"Tras tener la autorización del presidente del Gobierno llamé a Jordi Pujol y quedé con él al día siguiente en Barcelona. Me recibió en su despacho de ex presidente de la Generalitat y le pedí que mantuviera en secreto el encuentro. Le hablé con total confianza. Le recordé su gestión al frente de Cataluña, lo que dice mi buen amigo Juan José Lucas, que había recibido la autonomía en cera y que la había moldeado en monocolor. Le planteé que cómo era posible que liderara el discurso de que no había más remedio que ir a una confrontación después de que siempre hubiera defendido que no podía haber dos Cataluñas".

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