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Política

Los abrazos rotos de Rivera y Sánchez: estudios de Cs detectan un rechazo total de su electorado a pactar con el PSOE

Arrimadas, Rivera y Villegas.

Albert Rivera ha revestido de toda la solemnidad posible -la de su comité ejecutivo nacional- la ruptura a priori con Pedro Sánchez y el PSOE. Ciudadanos ha descartado cualquier pacto con el socialismo después de las elecciones generales del 28-A.

Es una ruptura personal, entre Rivera y Sánchez, pero también política. Ciudadanos maneja estudios internos que detectan un rechazo abrumador de sus votantes al acuerdo con el PSOE.

Rivera trata, por un lado, de contener las dudas que siembran PP y Vox sobre la posición naranja tras las urnas. Y, por otro, quiere mover el eje del debate hacia el pacto de Sánchez con los partidos separatistas. Ciudadanos, dice el entorno del presidente del partido, se sitúa como alternativa de Gobierno, no como bisagra. Es una estrategia similar a la que dio en los primeros compases de la precampaña para las elecciones andaluzas del 2-D.

"Lo más importante que ha ocurrido en esta legislatura tanto en España como en Europa es que hubo un golpe del separatismo en Cataluña que estuvo a punto de romper el país", dicen fuentes del partido naranja. "Y nosotros no podemos estar al lado de los que han pactado con los partidos que dieron ese golpe".

Ningún voto que vaya a Ciudadanos va a servir para que Sánchez siga como presidente del Gobierno. Estamos siendo claros. Ni con el PSOE, ni con Sánchez"

De Rajoy a Sánchez

El secretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas, ha anunciado la decisión de la ejecutiva por unanimidad. Y los portavoces naranjas se han lanzado a las redes a defenderla. En el pasado, Rivera dijo que no apoyaría un Gobierno presidido por Mariano Rajoy y acabó haciéndolo.

Aseguró entonces que lo hizo por responsabilidad y ante la perspectiva de una tercera repetición electoral a la que se abocaba España en 2016 por el no es no de Sánchez.

"Ningún voto que vaya a Ciudadanos va a servir para que Sánchez siga como presidente del Gobierno", ha dicho Villegas. "Estamos siendo claros. Ni con el PSOE, ni con Sánchez". 

El no es no ha cambiado de bando. Si Rivera podrá mantenerlo después del 28-A sólo lo dirán las urnas. El portazo naranja ha coincidido con la mano tendida del PSOE a posibles pactos con Ciudadanos. La dirección del partido considera que es una oferta envenenada, propia de las dinámicas de campaña.

Frente a una corriente amplia de opinión publicada que califica de error mayúsculo su veto a Sánchez, en Ciudadanos no olvidan estos nueve meses de Gobierno socialista. El diálogo está roto desde la moción de censura y la relación no ha hecho sino empeorar desde entonces.

Incompatibles con el nacionalismo

Hace más de un año que Sánchez y Rivera no intercambian una sola palabra fuera de los debates a los que obliga el Parlamento. En Ciudadanos, hasta las voces más críticas con Rivera en el pasado, defienden que es inviable el pacto con el PSOE. Y recuerdan que el partido nació en 2006 en Cataluña precisamente como reacción a los pactos del PSC con el independentismo.

"Nos llaman fachas, se reúnen con Torra y obvian a Arrimadas", dicen. "Somos la extrema derecha y las nuevas generaciones del PP y ahora quieren pactar con nosotros. Ciudadanos es incompatible con eso".

En Ciudadanos son conscientes del riesgo de jugarse las elecciones en un espacio menguante con el PP y Vox. La búsqueda de votantes del centro izquierda se ve ahora comprometida, pero fuentes de la dirección naranja aseguran que el votante socialista que ya han conquistado no lo van a perder por su rechazo a Sánchez. "Si se han ido es porque no están contentos con él", dicen.

A más de dos meses de las elecciones, en Ciudadanos dicen que la campaña no ha hecho más que comenzar. Y comparan la situación actual con la que se vivió en Andalucía hace unos meses. El partido naranja también dijo entonces que no pactaría con Susana Díaz de ninguna manera. 

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