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Política

Del 'escudo social' al 'escudo Iglesias': Podemos quiere visibilidad para “no evaporarse” en la crisis

Pablo Iglesias.

Podemos ve cómo el protagonismo público se le está escapando de las manos después del estallido de la crisis del coronavirus. Hasta aquel momento, el vicepresidente Pablo Iglesias y sus ministros habían jugado bien sus cartas: Yolanda Díaz, en trabajo, estaba destacando; el líder de la formación accedía a la comisión del CNI; y la defensa de Irene Montero también había funcionado. Ahora, sin embargo, el escenario ha cambiado radicalmente. Pedro Sánchez ha monopolizado la gestión de la crisis y la sensación es que a Podemos le quedan las migajas. 

El partido de Iglesias pelea para que se evidencie su trabajo en la gestión de la emergencia, aunque Sánchez ha reducido el peso de los morados en el Ejecutivo y se limita a concederles cierta proyección para evitar más polémicas. "Sánchez se va consolidando como presidente", calculan preocupados los morados, que han visto como tras la declaración del estado de alarma la figura de Iglesias ha perdido relevancia.

Para recuperar el terreno perdido, el vicepresidente social se sumó la semana pasada a la rueda de prensa del ministro de Sanidad, Salvador Illa. Rompió por segunda vez la cuarentena, lo que ha generado muchas críticas entre los ministerios socialistas, muy críticos con la justificación del vicepresidente a la cacerolada contra el Rey, pero también en Podemos.

Fuentes de los morados reconocen el "error" de aquella decisión, y aseguran que la cúpula es consciente de ello. Pero consideran que no quedaba otra opción: "Pablo lo explicará, dirá que Irene está cerrada en una parte del chalet y que no tiene contacto con él, que se encuentra al lado de los niños", explican fuentes de Podemos para justificar la decisión de su secretario general.  

Operación de marketing

La operación de marketing del escudo social, la fórmula con la que Podemos quiere escabullirse de comparaciones con la austeridad de 2008, se transforma así en una manera de relanzar la figura de Iglesias. "Si no cambia la dinámica, Podemos corre el riesgo de evaporarse", explican en la formación. Ese miedo circula entre las filas moradas, donde miembros de Podemos explican: "Hay que marcar un perfil propio sin tensar la cuerda con Sánchez". 

La estrategia consiste en aparentar ser el adalid de la defensa de los más desfavorecidos, pero sin irritar en exceso a los socialistas. Algo así como el palo y la zanahoria, jugando en las divisiones internas que emergen entre los ministros del PSOE. En la diana de Iglesias se encuentran Carmen Calvo, Fernando Grande-Marlaska y Nadia Calviño. Hacia ellas dirigen sus ataques los morados, mientras que elogian a otros ministros como José Luis Escrivá y Margarita Robles

La estrategia consiste en aparentar ser el adalid de la defensa de los más desfavorecidos, pero sin irritar en exceso a los socialistas

Podemos sabe mucho de crisis. Nació y creció sobre la rabia del colapso financiero de 2008. Y ahora teme caer en esa misma trampa. Cree que a nivel electoral se suele identificar a un culpable de la situación y no quiere que se le achaquen sus contradicciones. Al mismo tiempo, son conscientes de que no pueden lanzar un ataque directo a Sánchez. "No cerrar filas con él en la situación de emergencia sería peligroso", coinciden varios dirigentes del partido.     

Competencias limitadas de Podemos

Así que Iglesias intenta presumir de su papel en el Ejecutivo. Defiende su labor social, aunque en realidad tiene competencias extremadamente limitadas: la gestión de las ayudas a los sin techo y el control de las residencias de mayores. La asistencia a los sin techo, además, recae en los ayuntamientos y sobre el segundo punto los dirigentes de Podemos acaban remitiendo al ministerio de Sanidad cuando se les pregunta. O sea, que Podemos en este momento no gestiona prácticamente nada del dispositivo que lucha contra el virus.

Ante esa búsqueda de visibilidad y titulares, en el PSOE sostienen no estar preocupados por los movimientos de Iglesias. "La prioridad es la economía", repiten una y otra vez. Aunque Sánchez también sabe que a falta de un apoyo explícito del PP, debe aguantar a sus socios. El presidente, ya muy desubicado después de la irrupción de una crisis que no vio llegar, se agarra a este clavo ardiendo.

Adelanto electoral

"El gobierno era débil y ahora lo es más", comentan algunos en el PSOE. Sánchez sabe que la legislatura ha saltado por los aires. "Está sobrepasado", aseguran fuentes socialistas. La hipótesis de un adelanto electoral y hasta de un cambio de gobierno en marcha parece estar sobre la mesa. 

En el temor de que la coalición también explote tras los golpes del virus, los políticos de Podemos agitan el fantasma de la gran coalición. Pablo Echenique vio la mano negra de "los de arriba" por una crítica a Iglesias recibida en la Cadena Ser. Y Juanma del Olmo, uno de los hombres más poderoso del partido, ha escrito que "llama la atención la agresividad mediática contra Pablo Iglesias desde hace unos días. Ha molestado que la respuesta de este gobierno de coalición sean medidas sociales pensando en la mayoría. Algunos prefieren un gobierno de concentración PSOE-PP para defender a los de siempre". Fuegos artificiales en una crisis que amenaza con arrasar el experimento de gobierno de Sánchez y sus socios. 

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