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Política

La vieja guardia de ERC presiona a Junqueras para no reeditar el tripartito

El expresidente de ERC, Joan Puigcercós, y el exconsejero de Gobernación, Xavier Vendrell

El horizonte electoral catalán ha ahondado en la división dentro de ERC. Si la línea de la dirección es aparcar temporalmente el procés independentista y penetrar en las zonas más urbanas a costa del PSC, otros excargos con ascendencia en el partido buscan la unidad del separatismo y el acercamiento a Carles Puigdemont y Junts per Catalunya ahora que han soltado amarras con el PDeCAT, herederos de Convergència.

Se trata de las tradicionales dos almas de ERC (la social y la identitaria), pero ahora más distanciadas por la cercanía de elecciones y con nombres propios que explican -en algunos casos públicamente y otros en privado- la posición que debería mantener el partido. El expresidente de ERC, Joan Puigcercós, o el exconsejero de Gobernación, Xavier Vendrell, son dos de las figuras de la vieja guardia que empujan para reconstituir la unidad de acción del independentismo.

No obstante, el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, como antes Joan Tardà, o Marta Rovira, desde Suiza, Raül Romeva o Sergi Sol defienden la línea marcada por su líder desde Lledoners. Si los números dan, se podría ensayar una suerte de tripartito asimétrico con el ala catalana de Podemos y el apoyo externo del PSC. Dependerá de la fuerza electoral de cada actor y de si no hay alternativas con JxCat, PDeCAT y CUP. 

Sin plebiscitos

En este sentido, desde Pere Aragonès a Marta Rovira no aceptan el marco de convertir los comicios del 14 de febrero en un nuevo plebiscito, como pide Puigdemont o Quim Torra. Tras su inhabilitación, el expresidente de la Generalitat pidió que si se superaba el "50% de los votos", JxCat y ERC deberían plantear una estrategia conjunta para continuar con el procés.

Una hipótesis que declinan en ERC, que ya afirman por activa y por pasiva que superar dicho umbral en las elecciones no es suficiente para culminar el proceso de secesión. "Hay que tener más fuerza para derrotar al Estado", explican cada vez que se les pregunta sobre la cuestión. 

De hecho, la afirmación también la comparte la vieja guardia, que es escéptica con las posibilidades de éxito de la vía unilateral. No obstante, su posición de acercarse a Puigdemont es para que el poder regional se mantenga en manos de ERC porque entienden que si apuestan por el "juego autonomista" tienen las de perder ante el electorado.

Almuerzo con Puigdemont

Por esta razón, cada vez exhiben menos complejos para hablar de los hechos de octubre de 2017, con el referéndum ilegal y la DUI (declaración unilateral de independencia), como una "derrota". En una entrevista en El Punt Avui, Vendrell pedía sentar a almorzar a Puigdemont y Rovira (por la imposibilidad de Junqueras al estar preso): "Si hay dos compañeros que pienso que deben hablar, si es necesario les cocinaré el almuerzo y los pondré a la mesa y haré todo lo posible para que se pongan de acuerdo".

En la misma línea, Puigcercós ha expresado en reiteradas ocasiones su simpatía por Puigdemont, a quien dijo preferir por encima de Artur Mas. El expresidente de ERC entiende que su partido quiera evitar una candidatura conjunta con JxCat, pero presiona para que se concrete una hoja de ruta compartida entre ambas formaciones.

Esta voluntad de entendimiento de Puigcercós con Puigdemont es llamativa, dado los recelos entre Junqueras y Puigdemont durante su etapa en el Govern y tras la huida del expresident. "ERC debe entender que, aunque pueda parecerle un competidor feroz, interesa más la Junts per Catalunya de Puigdemont que no la vieja Convergència", aseveró también en Vilaweb.

David Madí ficha a Puigcercós

Todos estos movimientos internos han adquirido mayor relevancia con la noticia de que el guionista del procés y exsecretario de estrategia de Convergència, David Madí, haya fichado a Joan Puigcercós para presidir el Consejo Ejecutivo de Aigües de Catalunya.

Esta incorporación representa un acercamiento entre el expresidente de ERC y quien fuera uno de sus principales adversarios cuando se dedicaban a la política. Precisamente, fue durante la etapa de los sucesivos gobiernos tripartitos en la región que emergió su rivalidad.

Posteriormente, el procés les unió al formar ambos parte del núcleo que debía diseñar el referéndum a la sombra de los políticos en primera línea. Y ahora buscan convencer a Junqueras de mantener la línea de unidad nacionalista iniciado con el procés.

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