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Política

El director general de la Policía, favorito para sustituir a Robles al frente de Defensa

Francisco Pardo, director general de la Policía Nacional.

En las últimas semanas se habla mucho en círculos castrenses del director general de la Policía Nacional, Francisco Pardo, como posible sustituto de Margarita Robles al frente del Ministerio de Defensa cuando se forme nuevo Gobierno.

Pardo es un político estrechamente ligado a José Bono, su mentor político en Castilla-La Mancha, donde fue subiendo escalones al mismo ritmo que las mayorías absolutas del histórico dirigente del PSOE hasta convertirse en consejero de Presidencia en el último Gobierno autonómico de Bono.

Con él se fue a Madrid tras las elecciones generales de 2004 para ser su número dos en Defensa pero se mantuvo como secretario de Estado un año más junto a José Antonio Alonso tras la abrupta dimisión de Bono en marzo de 2006 por el Estatuto catalán. En las elecciones autonómicas de su tierra en 2007 salió elegido diputado y, posteriormente, fue presidente de las Cortes castellano-manchegas.

Modernizar las FF.AA.

Por tanto, Pardo conoce bien el funcionamiento de las Fuerzas Armadas en un momento muy exigente para el Ministerio de Defensa ya que en los próximos años se van a aprobar programas especiales de modernización de los tres ejércitos, que requerirán un trabajo sumamente técnico para no caer en errores de planificación del pasado.

El Ejecutivo de Pedro Sánchez ya aprobó en otoño varios programas de modernización por valor de 4.200 millones de euros y en abril se firmó con Navantia la construcción de cinco fragatas F-100 a lo largo de la próxima década. Pero queda mucho más por decidir en Defensa: la nueva reprogramación afectará a sistemas de armas ya iniciados como los buques de acción marítima BAM, la adquisición de nuevos helicópteros de trasnporte NH-90, aviones apagafuegos, y los programas tecnológicos del vehículo 8×8, un apartado esencial para el futuro de las nuevas brigadas del Ejército de Tierra.

Todo ello supone que sea indispensable un buen gestor técnico al frente del Ministerio y pocos políticos en la órbita del PSOE tienen esa virtud. Al margen de Pardo, la otra voz experimentada es la de Constantino Méndez, también exsecretario de Defensa (en su caso, con Carme Chacón) y que durante unas horas fue ministro del ramo el día que Sánchez cerró su Ejecutivo.

No hay una ley que impida que dos familiares directos formen parte del Ejecutivo. Los hermanos Álvaro y Alberto Nadal es un buen ejemplo de ello

Tras aquel mal sabor de boca de verse ministro durante una tarde, a Méndez le llegó la alegría de ver a su hija, Xiana Méndez, al frente de la Secretaría de Estado de Comercio. Sin embargo, este hecho puede ser ahora un contratiempo para que el exnúmero dos de Chacón regrese por la puerta grande a Defensa, según advirtieron a Vozpópuli fuentes militares.

En todo caso, no hay una ley que impida que dos familiares directos formen parte del Ejecutivo -los hermanos Álvaro y Alberto Nadal es un buen ejemplo de ello-, por lo que no se puede descartar la opción de Constantino Méndez.

En lo que hay más consenso en las altas esferas de los ejércitos es en el previsible adiós de Robles. Magistrada del Tribunal Supremo en excedencia y exportavoz del Grupo Socialista en el Congreso, su perfil no encajaba para Defensa y su nombramiento hace un año para este puesto fue una auténtica sorpresa.

Robles iba para Interior

Robles creyó tener en la mano la cartera de Interior en los días previos al anuncio de Pedro Sánchez sobre su nuevo Gobierno y empezó a contactar a antiguos colaboradores suyos, como el exdirector general de la Policía Nacional, Ángel Olivares. Pero a unas horas de que Sánchez anunciase la composición del Ejecutivo, ella se enteró de que Justicia iba a recaer en la fiscal de la Audiencia Nacional Dolores Delgado.

Cualquier gobernante sabe que los titulares de Interior y Justicia tienen que ser uña y carne por la cantidad de asuntos en los que tienen que ir de la mano. Sin embargo, Robles se plantó ante Sánchez argumentando que no se sentía cómoda con Delgado en Justicia. Entre otras cuestiones, por la estrecha amistad entre esta última y el exmagistrado Baltasar Garzón, con quien Robles se enemistó en la década noventa a raíz del 'informe Veritas'.

El presidente del Gobierno tuvo que cambiar su plan inicial sobre la marcha y terminó ofreciendo a Robles la cartera de Defensa con el aliciente de controlar el CNI, provocando la caída de Constantino Méndez, quien durante unas horas fue ministro ‘in pectore’ de Defensa.

Guerra de egos

En ese movimiento rápido de piezas, Sánchez se decantó por Fernando Grande-Marlaska para Interior como contrapeso al poder de Delgado -y por extensión de Garzón- en Justicia. El elegido nunca se había llevado bien con el tándem Garzón-Delgado por la guerra de egos en la Audiencia y su complicada relación cuando Grande-Marlaska sustituyó a Garzón en el Juzgado Central de Instrucción número 5, pero al menos la sangre nunca había llegado al río como sí que ocurrió a raíz del ‘informe Veritas’ entre Robles y el exmagistrado inhabilitado.

Si Robles sale de Defensa es porque Sánchez tiene pensado para ella un puesto institucional que sea una especie de broche de oro a su trayectoria de servicio público. Las citadas fuentes la ven ocupando su escaño y presidiendo alguna comisión parlamentaria durante unos meses hasta la próxima renovación del Tribunal Constitucional en otoño, en la que el Gobierno debe proponer varios de los puestos que deben cambiar, y ahí sí que la actual ministra de Defensa tendría muchas papeletas de salir elegida.

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