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Política

Cunde el desánimo en ERC ante la 'ineptitud' de su candidata Rovira

El desánimo se apodera paulatinamente de las filas de ERC. Los últimos sondeos anuncian una recuperación vertiginosa de JxCat, con un Carles Puigdemont de omnipresente protagonismo en los medios. Remonta la plataforma electoral del expresidente en tanto que la hasta ahora candidata favorita al triunfo empieza a dar muestras de decaída.

La figura de Marta Rovira, señalada por Oriol Junqueras como la futura 'presidenta', en el caso de que los republicanos se impongan en el 21D, empieza a estar muy cuestionada. No gustó en su momento la forma en la que el líder de ERC la designó sustituta, y casi sucesora, durante su etapa en prisión. Fue un "dedazo" que a pocos satisfizo. No hubo ruido, entonces, porque se confiaba en que Junqueras podría eludir la cárcel una vez que el caso judicial rebelión pasara el Supremo.

Sangre en las calles

No ha sido así y ahora el panorama se ha tornado preocupante. Ya no se disimula el malestar hacia la falta de eficacia, la ineptitud y el escaso brillo político de Rovira, una vehemente activista que logró ascender a la cúpula de su partido merced a su lealtad inquebrantable hacia el jefe máximo. Sin embargo, su permanente exposición pública le empieza a pasar factura. La descomunal pifia de que el Gobierno enviaría a Cataluña al Ejército porque quería sangre en las calles puso los pelos de punta buena parte de los simpatizantes de ERC que sintonizan más con el estilo suave y casi abacial de Junqueras, a quien se le conoce ya como 'el mosén', dada su insistencia en recordar su acendrada espiritualidad y su cristianismo militante. 

Ha protagonizado escenas muy discutibles en sus comparecencias ante los medios. "Es incapaz de sobrevivir a una entrevista", señalan fuentes de su formación.  "Nadie puede imaginarla como presidenta de la Generalitat, y eso se nota", añaden. Las críticas en el seno del independentismo crecen en paralelo a la consolidación de la figura de Puigdemont, quien logra mantener su tirón electoral desde las brumas de la lejana Bruselas. 

El barómetro del CIS ha sido el último golpe que ha demolido las esperanzas de ERC. JxCat experimenta un ascenso casi inesperado. La tendencia anuncia presagios muy complicados. En el equipo de Junqueras confían en que el victimismo trabaja a su favor. Tienen a su líder entre rejas, porque no ha accedido a bajarse los pantalones ante un tribunal español, señalan para darse ánimos. El problema es que Puigdemont, pese a que esté en Bélgica, paseando, haciendo vida de turista satisfecho, podrá participar más activamente en campaña. "Un candidato tiene que comparecer, aunque sea por videoconferencia, y Puigdemont podrá hacerlo, en tanto que Junqueras deberá limitarse a pergeñar notas y discursos, algo mucho más frío", aseguran desde el equipo del anterior presidente. 

La campaña de ERC se basará, por tanto, en la figura de Rovira. Ese es el punto fatídico que puede inclinar la balanza a favor del candidato en fuga, que se ha pertrechado con la aureola de rebelde con causa. Sus discursos incendiarios, rebosantes de falsedades, contra el Estado, el Gobierno, Europa, la democracia española y cuanto se le viene a la cabeza logra mantener estimula a sus seguidores. La gran pugna por el liderazgo del independentismo acaba de empezar. ERC partía como la vencedora en todas las encuestas.

La situación empieza a ofrecer ya un panorama cambiante y volátil. Nadie sabe cómo influirá la prisión de Junqueras en el resultado final. Si, finalmente, los secesionistas optan por el voto útil, es posible que, al final, Puigdemont se alce con la victoria sin necesidad de moverse de Bélgica. Y, si le van mal las cosas, se guarda la baza de presentarse en Barcelona en vísperas de la votación para ser detenido y acaparar, de nuevo, todo el protagonismo mediático. Rovira, mientras tanto, seguirá en su oscilante peregrinar, trasladando el desconcierto en sus filas. 

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