Quantcast

Política

La 'Crida' de Puigdemont dispara la tensión de los partidos por controlar el independentismo

Puigdemont en un encuentro en la Universidad de Copenhague.

La llamada a la unidad de Puigdemont ha dejado en evidencia la división que existe entre los independentistas. A dos días de que el PDeCAT celebre su congreso para "reforzar" el partido de cara a las elecciones municipales, esta primera 'mutación' de CDC -el partido fundado por Jordi Pujol en Montserrat en 1973 y el que más tiempo ha gobernado en Cataluña en democracia- se ha topado con un reto con el que no contaba: la Crida Nacional per la República.

El "instrumento político organizado" que el ex presidente planea construir en otoño en base a un movimiento soberanista "de amplio espectro y transversal" ha sido acogido con recelo por la dirección del partido, que no tiene intención de ser absorbido por esta suerte de En Marché! secesionista o, lo que algunos han definido como 'peronismo' por tratar de aglutinar bajo el mismo sello a todo tipo de fuerzas independentistas.

Sin embargo, los exconsellers presos del PDeCAT Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn, y el exconseller en Bélgica Lluís Puig, sí se han posicionado a favor de la iniciativa de Puigdemont, que también respalda el presidente del grupo parlamentario de JxCat, Jordi Sànchez, en prisión preventiva, y el actual presidente de la Generalitat, Quim Torra. Un apoyo este último que, según la consellera de la Presidencia, Elsa Artadi, no afectará a la cohesión del Govern que comparten JxCat y ERC porque es una adhesión a "a título personal".

ERC, desmarcada

Sin embargo, desde el anuncio del nuevo movimiento-partido de Puigdemont, los republicanos han optado por desmarcarse. Aunque le desean "buena suerte", consideran que se trata de una maniobra para "recomponer el espacio de centro-derecha", por lo que su condición de "partido republicano, independentista y de izquierdas" les impediría "integrarse".

No hay que confundir unidad con uniformidad", advierte Roger Torrent (ERC)

De hecho, el presidente del Parlament, Roger Torrent (ERC), también se ha inclinado por marcar distancias con la Crida Nacional per la República porque, según ha explicado en declaraciones a Catalunya Ràdio, no hay que "confundir unidad con uniformidad". Según Torrent, es "muy necesario e incluso urgente que cada espacio político dentro del ámbito independentista y republicano haga un proceso de reflexión interna", como hace unas semanas "ya hizo" ERC en su conferencia nacional.

Quinta 'mutación'

Puigdemont tampoco ha convencido a la CUP. Mientras el delegado del Govern en Madrid, Ferran Mascarell, celebraba este martes las cerca de 13.000 adhesiones que el movimiento Crida recogía en tan solo once horas después de su presentación pública el lunes a las 19.00, la CUP cuestionaba que el proyecto auspiciado por el expresidente Puigdemont fuese "algo nuevo" puesto que los datos de inscripción de sus asociados "están siendo gestionados por el grupo de JxCat".

El diputado de la CUP Vidal Aragonès se ha preguntado en este sentido "hasta qué punto puede decirse que se trata de un proyecto nuevo", o si más bien estamos hablando "de la continuidad" de otro anterior puesto que a nosotros nos parece que "de nueva no tiene mucho".

La Crida supone para muchos sectores, incluso dentro de los partidos independentistas, la quinta mutación de la antigua Convergència desde el 10 de julio de 2016, cuando se refundó como Partit Demòcrata Català. Después llegó PDeCat, Junts pel Sí, Junts per Catalunya... y hoy la Crida. Una sopa de siglas en la que parece estar cociéndose una de las mayores pugnas por controlar el movimiento independentista.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.