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Política

Casado aprovecha la crisis con Alfonso Alonso para 'empujarle' a irse del PP vasco

El cabeza de cartel para las elecciones del 5 de abril sospecha que Génova quiere imponer a Rosa Díez por la vía de los hechos mientras la dirección nacional cree que Alonso va de 'farol' y al final aceptará el acuerdo con Ciudadanos 

Pablo Casado (d) y Alfonso Alonso (c) en la clausura de la Convención del PP vasco.

La relación entre Pablo Casado y el líder del PP vasco, Alfonso Alonso, está rota. El presidente de los populares va a aprovechar la crisis de estas últimas 48 horas, a propósito de la coalición con Ciudadanos con vistas a las elecciones del 5 de abril en esa comunidad, para empujar al exministro a abandonar la política. Para poner a Rosa Díez por la vía de los hechos, se malicia el entorno de Alonso.

Una especie de 'lo tomas o lo dejas' en relación a la inclusión de dos 'números dos' de Ciudadanos por Vizcaya y Álava, para disgusto de la dirección popular vasca. La dirección nacional del PP es consciente de que esto va a obligar a Alonso a decidirse en unos días, por más que hasta ahora haya mantenido prietas las filas de los populares vascos, como se demostró este jueves:

"Ya veremos", responden a Vozpópuli fuentes del entorno del exministro respecto a su futuro político, conocedoras de que solo le queda aceptar los hechos consumados -la coalición está formalizada ante la Junta Electoral- o marcharse en señal de protesta, como acaba de hacer en enero el exportavoz en el Parlamento Vasco Borja Sémper.

No es ningún secreto que no hay química alguna entre Alonso, junto a los restos del sorayismo en el PP nacional, y Pablo Casado. Desde que comenzó el mandato de este último, en julio de 2018, el exministro y exportavoz del Grupo Popular en el Congreso, quien había apostado por Soraya Sáenz de Santamaría en el congreso del partido, comenzó a cuestionar el abandono del centro político que caracterizó la era Rajoy.

 "No se ha entendido el giro a la derecha", declaraba rotundo una semana después de la debacle en las elecciones generales del 28 de abril -de 137 a 66 diputados-, alineándose con otros barones como el gallego Alberto Núñez Feijóo, el andaluz Juan Manuel Moreno Bonilla o el castellano-manchego, Alfonso Fernández Mañueco, pero desde una posición política mucho más precaria.

El PP vasco más débil de la historia

Porque aquel 28 de abril fue un mazazo para el PP nacional, pero sobre todo para el PP vasco que, por vez primera en la historia democrática, no logró ningún diputado en las Cortes; y el 10-N, en la repetición de los comicios, la cabeza de lista vizcaína, Beatriz Fanjul, entró por los pelos al Congreso, tras el recuento del voto por correo arrebatándole el séptimo escaño al PNV.

Además, la propia elaboración de las listas vascas había dado serios dolores de cabeza a Pablo Casado porque la tardanza en nombrar números uno para el 10-N despertó las sospechas de Alonso y los suyos de que había una operación de desembarco de Rosa Díez en el PP vasco alentada por la Dirección Nacional; sobre todo por su amiga, la portavoz del Grupo Popular, Cayetana Álvarez de Toledo, con quien Alonso y Sémper tuvieron más de un encontronazo a propósito de la supuesta tibieza del PP vasco para combatir la hegemonía ideológica y cultural del PNV y Bildu.

Casado y su mano derecha, el secretario general, Teodoro García Egea, han tenido sobre la mesa desde el principio de su mandato diversos escenarios para la defenestración de Alfonso Alonso, pero lo han ido dejando pasar; por eso le apoyaron en la convención del PP vasco el pasado septiembre, a pesar de que su linea chocaba frontalmente con la del partido.

Pero, probablemente, este pulso a propósito de la coalición con Ciudadanos vaya a ser la 'puntilla'. Antes del 5 de abril, si decide no concurrir a las elecciones como cabeza de cartel en señal de protesta, o después, porque en la sede nacional dan por hecho un resultado a la baja -los sondeos le dan una caída de los actuales 9 a 7 escaños en el Parlamento de Vitoria-. Su suerte parece echada por más que en el PP vasco se quejen de que es el discurso afín a Vox que se hace en Madrid el que les impide crecer en su comunidad.

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