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Política

Casado sólo apoyará al PSOE si sustituye a Sánchez por otro candidato

Pedro Sánchez y Pablo Casado.

Pablo Casado sigue en sus trece de no ofrecer, por ahora, la 'abstención patriótica' del PP para investir a Pedro Sánchez presidente del Gobierno, a pesar de las presiones de un grupo de barones populares entre los que destaca el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, aseguran a Vozpópuli fuentes de la Dirección nacional de los populares.

No obstante, si Esquerra Repúblicana de Catalunya (ERC) acabara 'tumbando' en diciembre la investidura que prepara Sánchez con los independentistas catalanes, Podemos, Más País, PNV, Partido Regionalista de Cantabria (PRC) y Teruel Existe!, Casado accederá a negociar para evitar terceras elecciones, pero lo 'venderá' caro: el PSOE tendrá que designar otro candidato y aceptar un programa de gobierno sin subida de impuestos y absolutamente alejado del preacuerdo alcanzado por Sánchez y Pablo Iglesias.

Las fuentes consultadas insisten en que, diez días después de los comicios y pese a esas presiones internas, sigue absolutamente vigente lo anunciado por el secretario general del PP, Teodoro García Egea, a las 20.30 del 10-N, cuando ni siquiera había empezado el escrutinio, que "Pedro Sánchez debería empezar a pensar en irse" para desbloquear España.

"Ni coge el teléfono"

Los populares sospechan que la rapidez con la que Sánchez alcanzó el pacto con Iglesias tiene que ver con su postura, porque sabe que su única oportunidad de seguir en La Moncloa pasa por Podemos y ERC. Eso explicaría también que "ni le cogió el teléfono (el 10 por la noche) ni le devolvió la llamada" a Casado al día siguiente; una circunstancia que refuerza el argumento del presidente del PP para no ofertar una 'abstención patriótica' "al PSOE" hasta ver en qué queda esta tentativa por la izquierda.

El papel del principal partido de la oposición, "en este momento", recalcan en la sede de la calle Génova, no es ofrecerse a Sánchez sino insistir a barones socialistas como Emiliano García-PageGuillermo Fernández Vara o Javier Lambán -quienes ya han dicho que no les gusta nada dejar la gobernabilidad de España en manos de ERC y de su encarcelado líder, Oriol Junqueras- para que fuercen una vuelta del PSOE al "constitucionalismo".

Aznar sale en apoyo de la teoría de Casado sobre la investidura de otro candidato del PSOE: es "inconcebible" que el PP apoye la investidura de un Pedro Sánchez que quiere romper con el régimen del 78

Y en esa operación 'genovesa' de frenar la 'abstención patriótica' patrocinada, además de por Feijóo, por otros como el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, o la propia portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo -ella prefiere un "gobierno de concentración"-, a Pablo Casado le salieron este lunes dos importantes apoyos.

Uno es el de su mentor, el expresidente José María Aznar, que ve "inconcebible" que esa hipotética, hoy por hoy, alianza "constitucionalista" PSOE/PP siga encabezada "por quien está haciendo la contraalianza", en alusión al actual inquilino de La Moncloa y a su pacto con Podemos apoyado en ERC, PNV y en una sopa de letras de partidos regionalistas y localistas.

Y el segundo, más sorprendente si tenemos en cuenta los precedentes de los últimos meses, es el del presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, quien ha dicho que "mientras esté Sánchez no hay nada que hacer" en la consecución de ese pacto PSOE/PP.   

Dos respaldos que suponen un respiro para Casado y su equipo, criticados internamente por el silencio del líder desde que el martes de de la semana pasada fijara posición en contra de investir a Sánchez. Este lunes, el presidente del PP cambió su agenda a última hora para asistir a una cita prevista en Génova con los consejeros de Educación de los gobiernos populares.

Al término de la misma compareció para informar Cuca Gamarra, no el presidente del PP, que irá retomando su exposición pública con asuntos en los que no quiere que Vox le coma terreno, como es la defensa de la enseñanza religiosa concertada tras el ataque de la ministra, Isabel Celaá. Trata de tranquilizar así a un PP muy nervioso por la hiperactividad tras el 10-N del que se ha convertido en su principal adversario, Santiago Abascal, después de la debacle de Albert Rivera y Ciudadanos.

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