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Política

De construir muros a boicotear minutos de silencio: Abascal relanza su perfil más duro

Santiago Abascal, junto a Javier Ortega Smith.

Vox ha subido y bajado esta abrupta legislatura casi sin darse cuenta. Cuando sus 24 diputados estaban cogiéndole el tranquillo a las dinámicas de las Cortes, llega Sánchez y activa su disolución.

Consciente de que las negociaciones -fallidas- entre PSOE y Unidas Podemos han copado toda la atención y, por tanto, mermado su protagonismo en las Cámaras, Abascal y su equipo ya avanzan en su estrategia para el 10-N: un perfil propio, más duro y que se diferencie lo máximo posible de los populares.

Si hay que boicotear un minuto de silencio en homenaje a una víctima de violencia de género, se boicotea. Todo vale para contener la posible fuga de votos de Vox al PP.

Aunque en el partido aseguran que no hacen caso a las encuestas -al fin y al cabo estas no atinaron su irrupción con 12 escaños en Andalucía-, lo cierto es que sus últimos esfuerzos por desmarcarse del resto a base de propuestas polémicas y grescas denotan su intención de consolidar un proyecto propio y que sus votantes no vuelvan a engrosar los escaños de los populares. 

La campaña de Vox estará enfocada en retener a sus votantes y evitar una fuga al PP. Mientras tanto, Casado ya trabaja para recuperarlos

En el PP trabajan ya en recuperar buena parte de los 3,7 millones de votos que perdieron en las elecciones generales del 28 de abril. Si la campaña de Vox estará enfocada en retenerlos, los de Casado van a dirigir su campaña a diseñar una campaña volver a ilusionar al votante "enfadado" con el Partido Popular que apoyó a Abascal. También el elector más "centrado" que apostó por Ciudadanos.

¿Habrán tocado techo electoral?

En el seno del PP reina el optimismo y la idea de que hace cinco meses ya tocaron suelo al retroceder de los 137 a los 66 escaños en el Congreso. Ahora solo les quedaría mejorar resultados. En el de Vox juegan con la baza de no haber contribuido a la "ceremonia de la confusión" que han supuesto las negociaciones y contactos entre el resto de partidos y que han terminado abocando a España a las cuartas elecciones en cuatro años. 

Sin embargo, también son conscientes de que podrían haber tocado -en su caso- techo al comienzo de la legislatura que ahora se derrumba y durante el proceso de negociación de los gobiernos regionales y locales. Tampoco ayudan a crecer las crisis internas que están viviendo en provincias como Valladolid, Málaga, Toledo y Valencia.

En este periodo, Vox ha presentando 11 proposiciones no de ley, seis de ellas para debatirlas en el Pleno y el resto para debatirlas en Comisión. En su primer mes llevó a la Cámara Baja medidas para luchar contra la corrupción, otras para que los diputados presos no recibieran ni un solo euro y otras para lograr una equiparación salarial real, justa y efectiva para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, entre otras.

Vox ha presentando 11 proposiciones no de ley, seis de ellas para debatirlas en el Pleno y el resto para debatirlas en Comisión

Terminó este periodo con cierta hiperactividad y llevando al Congreso, a punto de echar el cierre, algunas de las iniciativas que propagaron tiempo atrás en los mítines y que más polémica generan.

Entre estas figuran la construcción de muros "infranqueables" en las fronteras de Ceuta y Melilla con Marruecos para contener posibles "avalanchas" de inmigrantes ilegales, la derogación de la Ley de Memoria Histórica propuesta por el PSOE de Zapatero en 2007 y la protección a loa cazadores del "acoso" que sufren en los medios y redes sociales. 

Con la maquinaria electoral de todos los partidos ya en marcha, el partido de Abascal ha decidido estrenarse haciendo gala de sus ideas tras el homenaje en Madrid a la última víctima de violencia de género. Si el diputado Javier Ortega Smith se enzarzó en plena calle con el alcalde la capital, José Luis Martínez Almeida porque, en su opinión, "la violencia no tiene género"; al día siguiente se encaró con la periodista  Ana Rosa Quintana y otras tantas por el mismo asunto. Minutos de silencio que se convierten en horas de ruido televisivo ante la nueva cita con las urnas.

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