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Política

Sánchez ya no descarta debatir con Casado porque teme el 'sorpasso' de Vox a Podemos

Pedro Sánchez y Pablo Casado, en su primera reunión en Moncloa en julio pasado

La estrategia del PSOE para estas elecciones generales del 28 de abril estaba clara: hacer hincapié en la división de la derecha en tres, PP, Ciudadanos y Vox, y no dejar que Pablo Casado apareciera como voto útil. Pero puede saltar por los aires si cuaja la posibilidad de que los de Santiago Abascal hagan sorpasso a Podemos, socio de Pedro Sánchez, poniendo en peligro su reelección. 

Por eso, el presidente del Gobierno, muy reacio al cara a cara televisivo que le exigió por carta el líder popular hace dos semanas -no ha respondido todavía- está analizando un giro de estrategia que, más que reflotar el liderazgo de Casado, busca frenar a la ultraderecha e impedir que ambos sumen con Ciudadanos para desalojarle de La Moncloa.

A Sánchez le ha venido muy bien que Vox haya robado voto al PP a mansalva porque, entre eso y el descenso de Podemos, el PSOE ha logrado situarse por delante de los populares por primera vez desde 2011. Pero si los de Pablo Iglesias acaban hundiéndose y Vox le sobrepasa, en una treintena de provincias heredará escaños que el PSOE esperaba recoger el 28 de abril por la debilidad de Casado. Y, paradojas de la política, el presidente del PP podría acabar presidiendo, como Juan Manuel Moreno Bonilla en Andalucía, un gobierno tripartito de derecha con el peor resultado electoral de la historia del PP.

El debate 'a cinco', un "galimatías"

El arma más poderosa que tiene en su mano el presidente para frenar esa tendencia al alza de Vox es acceder a un debate a dos en horario de máxima audiencia, como pide Casado, antes del obligado debate a cinco con Iglesias, Abascal y Albert Rivera, el 22 de abril en TVE o el 23 en Atresmedia.

Se trata de polarizar el voto en torno a PSOE/PP antes de someterse ambos al "galimatías" del obligado debate a cinco a cinco días de las elecciones que "mueve poco voto", coinciden fuentes socialistas y populares; Algo asi como fijar antes en la retina de los españoles la imagen de los dos únicos presidenciables.

En el cuartel general del PP daban la batalla por perdida hasta esta semana pero ahora lo creen posible. Porque el sondeo de ABC del fin de semana ya daba señales de la enorme fortaleza de Vox y el efecto colateral: hundimiento de Podemos y sus confluencias desde los 71 escaños que lograron hace cuatro años a solo 30.

El ansiado por los socialistas pacto de investidura formado por PSOE (134 diputados), Podemos (30) y PNV (6), se quedaría a seis de la mayoría absoluta, siempre según ese sondeo. Suma más que los 161 diputados del gobierno tripartito de PP, Ciudadanos y Vox, sí, pero necesita el concurso del PDeCAT o ERC para gozar de estabilidad y estos partidos ya han dicho que lo condicionan a la autodeterminación de Cataluña.  

Cautela

Desde el Comité electoral socialista prefieren ser cautos llegados a este punto de la precampaña porque queda mucho partido. El presidente no ha respondido todavía a la carta de Casado, pero un importante dirigente ya sostenía esta semana, por vez primera desde la convocatoria electoral, que "ya se verá" y que, si acceden, "habrá que ponérselo caro" al PP.

Hasta ahora no había hecho mella en el ánimo del PSOE la crítica de que Mariano Rajoy aceptó debatir con Sánchez en 2015 porque, recuerdan, "no lo hizo en 2016" y además entre 1993 y 2008 pasaron quince años y tres elecciones generales sin cara a cara entre los dos presidenciables de ambos partidos. 

La animadversión que siente Sánchez por Rivera, que ha exigido también un 'cara a cara', puede contribuir a que acabe debatiendo con Casado para hundir al líder naranja

Por si fuera poca presión, en las últimas horas el presidente de Ciudadanos ha pedido también a Pedro Sánchez un cara a cara para confrontar "los dos únicos modelos" que, en su opinión, hay para España. Para Rivera, Pablo Casado ya no es alternativa a los socialistas. 

El problema es que la animadversión mutua que se profesan el líder naranja y el presidente del Gobierno puede añadirle a éste razones para acceder al cara a cara con Casado; sabe que sería letal para la imagen presidenciable que cultiva Rivera, cuyo último golpe de efecto se hacía público este sábado: el ex vicepresidente de Coca-Cola, Marcos de Quinto, irá de número dos detrás suyo en la candidatura al Congreso por Madrid. 

Rivera se propone "rebatir" la política de Sánchez basada en la "nación de naciones", en dividir entre "rojos y azules" y en pactos con los independentistas y los "populistas" de Podemos. Ciudadanos quiere "una nación de ciudadanos libres e iguales con los mismos derechos en toda España y que los pactos sean solo entre constitucionalistas" para formar gobiernos que no dependan de los nacionalistas.

"Estas diferencias (...) yo quiero debatirlas con Pedro Sánchez, así que le reto y le pido que si de verdad tiene un proyecto para España más allá de dividirnos y si tiene algo más que contarnos (...) que acepte un cara a cara conmigo para debatir nuestro modelo de España", afirmó este viernes.

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