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Política

Así maniobra Torra para evitar la embestida de un nuevo 155

Joaquim Torra

"Esto es como el Vaticano y la Zarzuela. Dos Papas, dos reyes y, aquí, dos presidentes", comenta con sorna un diputado del PEdCat. Quim Torra viaja este martes a Berlín para rendir pleitesía a Carles Puigdemont. El 'president' del interior agasaja al 'president del exilio'. Un encuentro en el que se perfilarán los últimos retoques del 'Govern' y se ajustará la estrategia para evitar la aplicación de un nuevo 155.

Quim Torra se mueve con pies de plomo. Sus primeros pasos están escrupulosamente medidos. El programa que desgranó ante la Cámara, el pasado sábado, es una mera colección de propósitos grandilocuentes adobados con un manto de épica. La puesta en marcha de la república no tiene plazos, ni un recorrido concreto. Menos aún, un referéndum a la vista. El principal sarpullido puede surgir si, como se anuncia, Torra decide designar para su gobierno a algunos consejeros ahora en prisión, como Jordi Turull y Josep Rull. Seria motivo de posible actuación de la justicia y, por ende, facilitaría al Gobyerno central a promover en el Senado una nueva versión del 155. 

Colgará, eso sí, un gran lazo amarillo de la fachada del Palacio de la Generalitat, una promesa que viene repitiendo desde hace días, pese a que Miquel Iceta le sugirió prudencia en el uso de los espacios públicos. También retirará la demanda interpuesta por la Generaliitat de Sáenz de Santamaría contra Artur Mas, por el plebisicto del 9-N, que acarrea multa de 5,2 millones de euros. El expresidente tuvo que hipotecar alguna de sus propiedades para hacer frente a este imprevisto. Ahora respirará aliviado. 

El itinerario de Torra se desarrollará lejos del Parlament, para esquivar reacciones del Supremo. Una asamblea de cargos electos, integrada por alcaldes y concejales, asumirá el papel de la Cámara. El denominado 'proceso constituyente' incorporará las opiniones y aportaciones de 'la gente'. Es decir, asociaciones vecinales, culturales, municipales.

La gran venganza

Incluso el 'comisionado del 155', es decir, el fiscal que se encargará de controlar las denuncias sobre los supuestos excesos ocurridos en la aplicación del polémico artículo, será un elemento ornamental potenciado con una enorme dimensión mediática. "La venganza de Torra", se dice ya en los círculos independentistas. para abrir boca, el aspirante señaló a Zoido como presunto autor de un delito de malversación por los gastos del 1-O.

Torra está dispuesto a todo, decidido a llegar a ese límite que ninguno de los impulsores del 'procés' fueron capaces. Otro asunto es que en estos momentos, interese pisar las líneas rojas. Puigdemont no quiere otro 155. Sus planes pasan por provocar al Estado, retar a Rajoy, muy presionado ya por Rivera y demostrar que dirige la acción de la Generalitat desde el exterior. Torra es su mensajero, como bien se encargó de recordar, por dos veces, el candidato durante su investidura.

Las calles se calientan

Puigdemont quiere elecciones, pero las quiere convocar él. Es decir, su títere. En noviembre, cuando cumplan ya los plazos legales para ir a las urnas. Y cuando se encuentren en plena ebullición los juicios contra los responsables del golpe. Las calles, para entonces, estarán calientes y Puigdemont, que ya habría resuelto sus problemas con la justicia alemana, cuenta con este factor para animar su campaña y desembocar en una victoria del independentismo sin precedentes.

En el caso de que Rajoy promueva, junto a Sánchez y Rivera, un nuevo 155, se vendrían abajo sus esquemas. En círculos independentistas consideran que en Moncloa no están por la labor de dar este paso. Al menos, por ahora. El presidente del Gobierno habla de "entendimiento y concordia" y, demás, le pide a Ciudadanos que no caiga en 'la ansiedad'. Las próximas horas van a ser importantes, de ahí que el equipo de Torra vigile "hasta cómo respiran", de acuerdo con la fuente mencionada.  

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